CINISMO INOLVIDABLE
El oscuro día que el cine me salvó la vida
Como casi todos los días, fui a mi prepa 9, que estaba en huelga, para ver si ya regresábamos o no a clases. Unos amigos me informaron que esa tarde iba a haber un mitin para definir la situación. Quedamos de encontrarnos en el lugar: Tlatelolco.
Por Javier Freyría
In Memoriam Javier González Rubio

Como casi todos los días, aquella mañana de miércoles, fui a mi prepa 9 que estaba en huelga, para ver si ya regresábamos o no a clases. Unos amigos me informaron que esa tarde iba a haber un mitin para definir la situación. Quedamos de encontrarnos en el lugar: Tlatelolco.
Por la tarde fui a casa de un amigo para invitarlo a la manifestación. Me respondió con un rotundo «¡NO!», ya que él quería ir al Cine Lux, porque era el único día que pasaban La Edad de la Violencia, película de 1964, protagonizada por Fernando Soler, César Costa, Alberto Vázquez, Manolo Muñoz y Julissa, entre otros. Así que fuimos al cine que estaba cerca de su casa, en la colonia San Rafael.
Cuando salimos del cine, la Ciudad de México donde habíamos vivido cerca de dieciséis años, estaba transformada: El Ejército y policías pasaban -en camiones o a pie- cerca de nosotros, poco a poco nos percatamos del peligro y aceleramos el paso por la avenida Puente de Alvarado, hasta la casa de mi amistad cinéfila, en la calle de Salgado. Ahí ya tenía instrucciones de reportarme a casa y quedarme hasta que mi mamá pasará por mí.

Cuando salimos del cine, la Ciudad de México donde habíamos vivido cerca de dieciséis años, estaba transformada: El Ejército y policías pasaban -en camiones o a pie- cerca de nosotros, poco a poco nos percatamos del peligro y aceleramos el paso por la avenida Puente de Alvarado, hasta la casa de mi amistad cinéfila, en la calle de Salgado.
Javier Freyría
Han pasado ya 55 años de aquel 2 de octubre de 1968. Aquel amigo al que acompañé al cine esa tarde, dejó este mundo, a finales de julio pasado, y yo sigo recordando su necedad, esa película y aquel cine «piojito».
Nunca imaginamos que mientras veíamos en la pantalla La Edad de la Violencia, una violencia mayor se desataba muy cerca del Lux y la casa de mi estimado Javier, en la Colonia Guerrero.
Por cierto, que varios de aquellos «cuates» de la prepa, por distintos motivos, no fueron a la Plaza de las Tres Culturas, ese 2 de octubre de 1968.
No les tocaba y a mí de alguna manera, mi amigo cinéfilo y el cine, una vez más, me salvaron la vida.
C

Javier Freyría es escritor, amante de la música, buen cine, fotografía, poesía, literatura y todo lo bello de la vida en @xavilink.







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