DANDYS Y CÍNICOS

La advertencia, como definió el mismo Jaime Barrera, de lo que le sucedió a inicios de esta semana, no suena entonces a que sea sólo para él, sino para los periodistas en México. Sobre todo entrando a la etapa electoral a nivel local y nacional, siendo los últimos meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Luego de haber sido secuestrado durante cuarenta horas, el periodista Jaime Barrera fue liberado este miércoles, 13 de marzo. Un grupo de hombres fuertemente armado lo privaron de su libertad el lunes, 11 de marzo, cuando se disponía subir a su camioneta. Barrera salía de la estación de radio donde tiene un noticiario al mediodía en Guadalajara.

Fueron dos días de calvario para su familia, su hija, Itzul Barrera, lanzó mediante redes sociales un mensaje anunciando que no sabían dónde estaba su papá. La información de que no había llegado a su noticiario de la televisión local, a las 9 de la noche, era una muy mala señal, más porque Jaime Barrera no llevaba celular, lo dejó en casa, lo que complicaba las cosas mucho más.

Yo no conozco a Jaime Barrera, pero muchos amigos y amigas periodistas tapatíos sí, ya que ha trabajado en periódicos locales como Mural o Milenio, por mencionar dos, pero es un periodista bastante conocido y con una trayectoria destacada, actualmente escribe una columna en El Informador. Me entero que está desparecido por un whats colectivo con periodistas, así que la información de que no lo encontraban comenzó a correr como pólvora.

En minutos, en Twitter, su fotografía con sus datos y teléfono para tener cualquier información sobre su paradero, se empezó a compartir. Azucena Uresti, periodista de la Ciudad de México, puso un tuit de “Ultima hora”; el dibujante del periódico El Economista Chavo del Toro hizo lo mismo. Me sumé a la búsqueda y tanto en Facebook como en el mismo Twitter, compartí la información. Así nos fuimos el lunes, desconcertados por lo sucedido con Jaime Barrera.

Cartón del 13 de marzo, de Chavo del Toro en el diario El Economista.

Al siguiente día, el periodista, de 56 años de edad, conductor en Televisa Guadalajara y en el Canal 44 de la UdG, seguía desaparecido, pero ya había videos donde se veía como salía de la estación de radio donde había realizado su programa radial. Al rato, su hija, ya estaba convocando a una manifestación en Plaza la Liberación, la plaza pública que se encuentra frente al conocido Teatro Degollado en el centro de Guadalajara. De nuevo la información llegó por varios lados.

Coincidió que ese día Xóchitl Gálvez se encontraba precisamente charlando con estudiantes del lteso, así que había periodistas de la Ciudad de México en la capital tapatía, pues venían a la cobertura por la campaña de la candidata del PRI-PAN-PRD a la presidencia de la República. Lo que pudiera decir la hija del comunicador desaparecido podría ser relevante, así que moverse a la reunión convocada por Itzul era importante.

No tuve oportunidad de estar en esta convocatoria, que estaba programada para las 5 de la tarde -aunque otros decían que era a las seis, al final la información que valía era la publicada en el Twitter de Itzul Barrera-, pero me contaron que estuvo “un poco floja” y que la hija pareciera que dejó pasar una oportunidad de oro, porque no quiso decir mucho a los medios. Durante el martes, esto subió a medios nacionales, El País, El Universal, el noticiario de Carlos Loret de Mola de la tarde en W Radio y el de la noche en Latinus, por mencionar algunos.

«Hoy hay que hablar de Jaime y hay que hablar del miedo. Del miedo que sentimos sus colegas y amigos en Jalisco, como el que sintieron los periodistas de la Ciudad de México el día que atentaron contra Ciro Gómez Leyva, como el que vivieron los periodistas de Tijuana la mañana siguiente del asesinato de Lourdes Maldonado, o los de Culiacán cuando acribillaron a plena luz del día, a media calle, a Javier Valdés, y así 140 veces más en más de cien ciudades o pueblos de este país en lo que va del siglo XXI. Hay que hablar del miedo porque ese miedo destruye la libertad. No la de Jaime, no la de sus colegas periodistas, la libertad de todos los que vivimos en este país”.  

Diego Petersen, Periodista
Manifestación convocada por Itzul Barrera, el 12 de marzo, como presión para encontrar a su padre.

El miércoles, finalmente Jaime Barrera fue liberado, los plagiarios le dijeron “te vas a ir”, lo soltaron lejos de su casa, a 80 kilómetros de Guadalajara, en el municipio de Magdalena, antes de ello le dieron de tablazos y le dijeron que se portara bien, me vino a la memoria aquellos choferes de transporte público en Acapulco, que podemos ver en videos que andan en la red en los que se ve cómo varios hombres les dan de madrazos en las nalgas con una tabla, en la vía pública, para que obedezcan las órdenes del crimen organizado. Son imágenes realmente indignantes, de franca humillación.

A Jaime por lo que contó a Ciro Gómez Leyva la mañana del miércoles en su noticiario de la radio, quien por cierto el año pasado vivió en carne propia que balacearan la camioneta –por fortuna blindada- que él iba conduciendo, luego de salir del noticiario de la noche en la empresa Imagen, le dijo que lo tuvieron hincado, con los ojos vendados, esposado y preguntándole: ¿Por qué escribía lo que escribía? Si alguien lo mandaba a escribirlo, si era por consigna, etc.

Diego Petersen, colega de Barrera en el diario El Informador, dijo para el noticiario de la radio de Carlos Loret en W Radio, ese mismo miércoles, que nunca había sucedió algo así en Guadalajara. En su columna titulada: «Hablemos de Jaime», expresó tener miedo, así lo dice:

«Hoy hay que hablar de Jaime y hay que hablar del miedo. Del miedo que sentimos sus colegas y amigos en Jalisco, como el que sintieron los periodistas de la Ciudad de México el día que atentaron contra Ciro Gómez Leyva, como el que vivieron los periodistas de Tijuana la mañana siguiente del asesinato de Lourdes Maldonado, o los de Culiacán cuando acribillaron a plena luz del día, a media calle, a Javier Valdés, y así 140 veces más en más de cien ciudades o pueblos de este país en lo que va del siglo XXI. Hay que hablar del miedo porque ese miedo destruye la libertad. No la de Jaime, no la de sus colegas periodistas, la libertad de todos los que vivimos en este país”.  

El miedo se transformó en otra cosa, cuando sabemos que Jaime Barrera, por fortuna, está de vuelta y vivo, porque muchos no vuelven y si vuelven son muertos. Inevitablemente me surgen preguntas: ¿Corrió con suerte Jaime Barrera? ¿Sirvió la presión mediática para que lo liberaran? ¿Su visibilidad lo salvó? ¿Que su hija, Itzul Barrera sea consejera nacional de Morena en Jalisco le beneficio? ¿Qué estuviera Xóchitl Gálvez ese martes ayudó, en el sentido de que los medios nacionales estaban concentrados en Guadalajara? y una que pareciera ociosa y malintencionada de mi parte, ¿por qué dejó su celular en casa?

Jaime Barrera, el periodista tapatío que sus colegas le dijeron al leer sus columnas: «no te metas ahí».

El periodista ha dicho en varios medios que esto fue: “una advertencia”, por parte del Crimen Organizado. Nomás hay que revisar la columna del periodista Héctor de Mauleón en El Universal, del mismo miércoles que Barrera fue soltado por los criminales, llamada Una columna sobre El Mencho, ¿causa de la desaparición de Jaime Barrera?1 Apunta de Mauleón que Barrera relató en su columna publicada en las sección Ideas de El Informador, el pasado 16 de febrero, con un «título impactante»: “EU lo persigue; en Autlán lo consienten”2

Así que voy a revisar la columna mencionada por Héctor de Mauleón. Jaime Barrera dice ahí que «han pasado ya casi 11 años y medio de aquel fin de semana del 25 y 26 de agosto del 2012 que se registró en Jalisco uno de los episodios de mayor violencia desatada por células del crimen organizado en la Zona Metropolitana y en 16 municipios de la Entidad», que el «secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Jalisco, Luis Carlos Nájera, explicó que esas agresiones fueron ordenadas por Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, líder del cártel Nueva Generación, para poder huir de un operativo de la Policía federal en Tonaya, en una refriega que dejó seis sicarios muertos». Barrera expresó que: «Dos años después, ya en la administración del Presidente priista Enrique Peña Nieto, volvió a ocurrir otra jornada violenta, corregida y aumentada, en otro intento de detención del líder del CNG. Fue el viernes 1 de mayo del 2015».

«Pero lejos de ser detenido desde aquellas fechas y hasta hoy -subraya- Oseguera Cervantes no ha hecho más que consolidar su poder, al grado de que esta semana (en el mes de febrero pasado) legisladores republicanos en el Senado y la Cámara Baja de Estados Unidos propusieron una Ley denominada “Iniciativa para neutralizar al Cártel Jalisco” que obligue al Departamento de la Defensa a diseñar una estrategia para asesinar o capturar a los dirigentes del que consideran “el grupo criminal más violento de México.»» 

«En contraste -continúa- en el actual sexenio de Andrés Manuel López Obrador, parece que su detención dejó de ser un asunto prioritario, al grado que el domingo pasado, en pleno Carnaval de Autlán, en medio de la corrida de toros, que encabezó el matador Arturo Saldívar, el líder del CNG fue objeto de distinciones con un vistoso y colorido arreglo sobre la arena del ruedo de una plaza pletórica donde se leía: “Señor de los Gallos. Todo lo que desees para mí, Dios te lo multiplicará. Bendiciones»». 

Cierra Jaime Barrera esa columna con una frase contundente y ya conocida en otros temas similares: «Así, mientras en EU intentaban leyes para perseguirlo, en Autlán lo consentían».

Por otro lado, De Mauleón, en su columna, señala que ya le habían dicho varios colegas al periodista: “No te metas ahí”, Sin embargo «con valentía, -matiza- decidió seguir denunciando el horror que sacude Jalisco». Recuerda el cronista que al día siguiente de la desaparición del periodista tapatío, «el presidente volvió a agredir y a criticar y a arremeter contra la prensa. Y como había escrito Barrera, no dirigió ni por un segundo “su beligerancia contra los grupos del crimen organizado”».

Remata De Mauleón que: «En el clima rabioso de hostilidad que se genera desde el micrófono más poderoso del país, Barrera fue privado de la libertad a plena luz del día. Uno de sus agresores llevaba un arma larga, según los testigos. No hubo nada ni nadie que lo impidiera»».

La advertencia, como definió el mismo Jaime Barrera, de lo que le sucedió a inicios de esta semana, no suena entonces a que sea sólo para él, sino para los periodistas en México. Sobre todo entrando a la etapa electoral a nivel local y nacional, siendo los últimos meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Tal como aquello que les dijo a la prensa el ahora ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, allá por el 2015, en un Día de la Libertad de Expresión, y que el presidente actual ha llegado a usar en su Mañanera: “Pórtense bien”. Ya sabemos en qué terminó eso.

  1. Una columna sobre El Mencho, ¿causa de la desaparición de Jaime Barrera?
    https://www.eluniversal.com.mx/opinion/hector-de-mauleon/una-columna-sobre-el-mencho-causa-de-la-desaparicion-de-jaime-barrera/
    ↩︎
  2. EU lo persigue; en Autlán lo consienten: https://www.informador.mx/ideas/EU-lo-persigue-en-Autlan-lo-consienten-20240216-0032.html ↩︎

José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica y periodismo cultural. Conduce el programa Cinismo en vivo.


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