MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE 75

Y lo que siguió, la película Tres Hermanos del argentino Francisco Paparella, no es una comedia, pero no podía ser más diferente de 20,000 especies de abejas. Es casi un western, un retrato de la vida de tres hermanos en la Patagonia Argentina. Un mundo de naturaleza salvaje.

Por Fernando Ramírez Ruiz

20,000  especies de abejas, Ópera Prima de la directora Estíbaliz Urresola nos presenta a un niño de ocho años, que no se siente niño sino niña. La película logra transmitir el sufrimiento y confusión del niño que inclusive se quiere morir. Y los adultos que no saben qué hacer como por ejemplo si ponerle un vestido para una fiesta familiar. El niño odia que lo llamen por su nombre masculino Aitor, pero también odia que lo llamen por el más femenino Cocó.

Dramón al que sin embargo le sobra mucho tiempo, la historia divaga entre una multitud de personajes y subtramas. Como por ejemplo ¿Le sirve de algo a la película el tema de que se robaron un santo de la iglesia del pueblo? ¿Y las explicaciones de la vida de los Santos? O peor aún, ¿un abuelo explicando qué es la fe?

El final feliz llega cuando el “niñe” hace un ritual de renacimiento con un nuevo nombre y la mamá lo llama así. Claro, para algunos todo se arregla cambiando las palabras. Sin embargo, a juzgar por el ambiente en la sala de cine, parecía que el respetable público tenía cara de “Gulp, pero que fuerte, ojalá después de esto siga una comedia”.

Fernando Ramírez Ruiz

El final feliz llega cuando el “niñe” hace un ritual de renacimiento con un nuevo nombre y la mamá lo llama así. Claro, para algunos todo se arregla cambiando las palabras. Sin embargo, a juzgar por el ambiente en la sala de cine, parecía que el respetable público tenía cara de “Gulp, pero que fuerte, ojalá después de esto siga una comedia”.

El retrato de la vida de tres hermanos en la Patagonia Argentina

Los tres hermanos.

Y lo que siguió, la película Tres Hermanos del argentino Francisco Paparella, no es una comedia, pero no podía ser más diferente de 20,000 especies de abejas. Es casi un western, un retrato de la vida de tres hermanos en la Patagonia Argentina. Un mundo de naturaleza salvaje.

La película abre con la cacería de un jabalí, al que cazan con perros y matan con cuchillos, que es como se caza ahí, según cuenta Paparella. Y pues la vida de los hermanos es ruda. Con peleas, putas, heavy metal, mucha cerveza, cocaína. Un río que amenaza con llevarse su aserradero de maderas, que transportan sin permiso. Incendios forestales.

No hay una trama propiamente, es más bien como un retrato, que resulta interesante pero no hay una historia central con una transformación de los personajes. A menos que tomemos ciertos elementos como simbólicos. De los tres hermanos, dos terminan la película como empezaron, uno que venía de trabajar en un barco pesquero vuelve a embarcarse. Otro sigue cazando, sigue con sus perros e intentando tocar la batería. Al tercero le extirparon un testículo pues le salió un tumor y a ese, a ese se lo llevó el río en una noche fatídica de tormenta.

FIN

Fernando Ramírez Ruiz estudió en la prepa de La Salle, de la Ciudad de México, al lado del hijo del presidente Miguel de la Madrid y en la secu Nuevo Continente se enamoró de Lucerito, tiempo después cruzó miradas y le dijo quiúbole a Yordi Rosado en la Universidad Intercontinental, de la que desertó de la carrera en Ciencias de la Comunicación. Ha conocido a Diego Luna, fue Stand in de Sasha Sokol y el Chivo Lubezki en una película. Está escribiendo el libro de memorias: «Quiúbole con mis encuentros con los famosos».


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