DANDYS Y CÍNICOS
Lo despiden cineastas y le reconocen el haber impulsado sus carreras cuando nadie creía en ellos
Falleció Arturo Castelán (1973-2024), destacado promotor cultural, creador del festival más longevo de la Ciudad de México el Festival Mix: Cine y Diversidad Sexual y co-fundador de Macabro: Festival Internacional de Horror de la Ciudad de México (MacabroFICH).
Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Este viernes, se anunció el temprano fallecimiento de Arturo Castelán (1973-2024), destacado promotor cultural, creador del festival más longevo de la Ciudad de México y es sobre temas relacionados con el movimiento LGBTTTIQ+, su nombre el Festival Mix: Cine y Diversidad Sexual, Castelán fue además co-fundador de Macabro: Festival Internacional de Horror de la Ciudad de México (MacabroFICH).
Edna Campos, la actual directora de este festival de terror, ha dicho en su cuenta oficial lo siguiente:
«Hoy es un día muy triste. Hoy nos dejaste, Arturo. Pero en medio del inmenso dolor que provoca tu partida, queda el agradecimiento por todo lo que diste a la comunidad cinematográfica de este país, por tu lucha para que la diversidad sexual tuviera visibilidad y un espacio en la pantalla. Por haber sido pieza fundamental en el inicio de este Macabro. Y a nivel personal por toda la música, las pláticas, los libros y las películas que compartimos. Buen viaje, querido Arturo. Nos volveremos a encontrar».

Castelán, visitante asiduo a las instalaciones de la Cineteca Nacional con su tradicional sombrero de pescador, fue realizador, productor de cine, director, guionista, crítico cinematográfico y periodista. Fue además curador de programas de corto para el Festival de Cine Mexicano en Guadalajara, Mix New York: Gay & Lesbian Experimental Film Festival, Chroma: Festival de Video Experimental en Guadalajara, entre muchos más.
El cineasta Roberto Fiesco le dedicó un texto amplio a Arturo Castelán en su muro de Facebook, en el que recuerda cuando lo conoció en la antiguas instalaciones de Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) en la Ciudad de México. Ahí apunta que Castelán fue la primera persona que creyó en lo que Julián Hernández y él hicieron en sus primeros cortos.
Querido Arturo Castelán,
Te conocí hace más de treinta años en los pasillos del viejo CUEC de la colonia del Valle, fuiste la primera persona que creyó en lo que Julián y yo hacíamos en aquellos primeros cortos y puedo decir sin exagerar que nos acompañamos toda la vida porque fuimos cientos de veces al cine, al teatro, a comer, a chacharear, a beber, a bailar, a brunchear a nuestro eterno Toks, a los museos… Compartimos libros, películas, viajes, proyectos, miedos y muchísimas alegrías. Nos peleamos varias veces y nos reconciliamos otras tantas con la absoluta certeza de que el amor entre nosotros era mucho más grande que cualquier discusión. Estuvimos juntos en los mejores momentos (el rodaje de las películas, el primer viaje a Berlín… etcétera) y también en los peores. Tu sentido del humor malvado y tu increíble inteligencia me acompañaron siempre.
Durante más de tres décadas, te echaste a cuestas uno de los proyectos cinematográficos más importantes que ha tenido este país en aras de construir un mundo mejor: el Festival Mix México- Diversidad Sexual en Cine y Video, y lo lograste con creces por su carácter desafiante y explosivo. Ahí, le diste voz -y mirada- a miles de cineastas y películas que te fuimos fieles durante todo ese tiempo porque nos acogiste y educaste, igual que a miles de personas más que eran tu público, un público que rebasaba a la comunidad LGBT+, porque el Mix era un lugar para todos.

Es curioso, nos despedimos hace unos días en Tapachula. No sabía, cuando me invitaste a llevar cortometrajes a los migrantes de Casa Frida, que ese viaje sería el último que haríamos. No entendía tu insistencia de que fuéramos hasta allá, porque no estabas bien de salud y ese viaje iba a ser duro, pero hoy entiendo, con profundo dolor, que esa era tu forma de despedirte, la última vez que íbamos a hablar -a desayunar- y a abrazarnos.
Tu partida me deja hecho pedazos. ¡Carajo! No me lo creo aún y ahora entiendo este mal presentimiento que he tenido toda la semana. Gracias por el ejemplo infinito que siempre fuiste y por el amigo inmenso que voy a recordar toda, toda, toda mi vida. Todo esto lo sabes, mi Arti, nos lo dijimos siempre y hoy las palabras no me salen.
Por su parte, el director de cine, guionista y productor de cine independiente de México, Leopoldo Laborde, ha escrito un sentido mensaje, también en su cuenta de Facebook, con un agradecimiento similiar al de Fiesco y Hernández. El cómo lo llevó de la mano con el crítico de cine Jorge Ayala Blanco, para que se conocieran. Dice Laborde:
Desolado. Triste. Pensativo. Pero sobre todo, agradecido contigo. Ha muerto una de las personas más importantes en mi vida profesional: el Maestro Arturo Castelan.
Él fue quien me abrió las puertas cuando mi carrera profesional había malogradamente despegado con «Angeluz». Después de que me hicieron mierda (a la película y a mí) en un famoso Festival mexicano, mi carrera tambaleó; zozobraba. Y yo, con ganas de olvidarme de El Cine. Y también de vivir: oficialmente, iniciaba yo mi carrera profesional con el pie izquierdo.
Sé transformar mi frustración y furia en Cine. Mientras me tragaba el sabor amargo del dolor, rabia e impotencia, luego de una semana reaccioné y me senté a escribir. Dos guiones en una semana: «𝘚𝑖𝘯 𝘋𝑒𝘴𝑡𝘪𝑛𝘰» y «𝘜𝘯 𝘚𝘦𝘤𝘳𝘦𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘌𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘯𝘻𝘢». La primera siempre me la planteé como una película pequeña, íntima, experimental. Y la película fue invitada a la Semana de la Crítica en Cannes, pero había un problema: la película estaba terminada en video (filmada en 16mm.). En Cannes me insistían y me sugirieron acudir al IMCINE para pedir apoyo para la post de la película en 35mm —el digital no era «norma» en 1999. El entonces «𝘧𝘭𝘢𝘮𝘢𝘯𝘵𝘦» director del IMCINE hizo lo que él sabía hacer muy bien: destrozar almas, pulverizar carreras. Pero eso es algo que siempre le voy a agradecer: es mejor que te digan «no vales nada» en la jeta a que te hagan dar vueltas y además, hablen mierda a tus espaldas.

Desesperado por retomar mi carrera y por regresar a los Festivales, hallé en el internet un Festival de Diversidad Sexual. ¡Y aquí en México! Por el perfil de la película, pensé que encajaba. Y sin pensarlo, escribí a «Arturo Castelán» en la dirección de email publicada. Arturo me citó en su casa tres días después. Amé su sangre liviana, genial sentido del humor, su don de gentes, su personalidad tan lúdica, su apabullante sencillez y afabilidad. Sé que hubo debate, una persona que yo consideraba cercana incluso se opuso a que «𝘚𝑖𝘯 𝘋𝑒𝘴𝑡𝘪𝑛𝘰» fuese programada. Pero Arturo se impuso: el flamante Festival MIX 2000 estrenó mundialmente «𝘚𝑖𝘯 𝘋𝑒𝘴𝑡𝘪𝑛𝘰» en la Sala Arcady Boytler de la Cineteca Nacional en mayo de 2000. Sala llena. Arturo, ya amigo mío, me dijo antes de la proyección: «¿ya fuiste a saludar al Maestro Ayala Blanco?». Horroricé; sucumbí, me pasmé. Arturo me tomó de la mano y me llevó directamente al asiento en donde se hallaba La Leyenda de la Crítica, Investigación, Cátedra y Literatura de México: el Maestro Jorge Ayala Blanco. El Maestro Castelán agarró y se fue y me dejó solo dejó con el Maestro Ayala Blanco. Yo sudaba, tenía taquicardia. Y Ayala Blanco, siempre gentil y respetuoso —como muchos no creen que realmente él lo es—, platicó conmigo. Me preguntó de mi formación cinematográfica, quién era yo… a los pocos minutos, Arturo abrió los micrófonos y presentó «𝘚𝑖𝘯 𝘋𝑒𝘴𝑡𝘪𝑛𝘰». Yo tartamudeé y agradecí. Se apagaron las luces, se encendió el proyector quien lanzó la imagen de una película en formato VHS. El público conectó. Aplausos. Paso al frente a la sesión de preguntas y respuestas: Ayala Blanco no estaba. Pensé: «¿a qué hora habrá salido? ¿A los 10 minutos de empezada la película… a la mitad, al final?». Yo, más idiota que nunca, apenas me di cuenta que entre el público se hallaba Roberto Cobo, mi actor. Le pedí que pasara al frente. Esa noche de viernes —función estelar del Festival Mix 2000— me es inolvidable.
Arturo Castelán me marcó en la mañana del lunes. «Ve y compra El Financiero, Ayala Blanco publicó su crítica». Temblé. «¿Cómo le fue a la película?» pregunté estúpidamente. «Ve y compra el periódico». Aquí conservo el ejemplar, cuya crítica también publicó el Maestro Ayala Blanco en «La Fugacidad del Cine Mexicano».
Arturo y yo fuimos amigos no tan cercanos, no tan íntimos, pero amigos. Estrené varias películas importantes en los consecuentes Festivales MIX. MIX —Arturo— siempre impulsó mis películas, y mi carrera sin dudarlo un solo instante.
Arturito… ¿qué ocurrió? ¿Es que simplemente… hoy desperté y leo que simplemente ya no estás aquí?
El que hoy yo sea un cineasta profesional se lo debo a tres personas: a Papá Stiglitz, quien creyó en mí literalmente a ciegas. A Arturo Castelán, cuya visión, inteligencia, talento, aplomo —pero sobre todo honradez, humanismo, paladín de la imparcialidad y brutal y envidiable sentido de la generosidad, de Lo Justo y luchador social hicieron de ti lo que desde hoy serás en Lo Eterno. Y obviamente al Gran, Enorme, inconmensurable Maestro Ayala Blanco —vaya que le debo a usted una Oda, amado Maestro… y a ti también, amado Papá Stiglitz.
Arturo Castelán: un Hombre que quedará para siempre en La Historia de México. Iniciador de una era. Acabo de confirmarlo: el primer Festival del Cine LGBTTTIQ+ en México lo creó Arturo Castelán. Pionero y Guardián de la libertad artística y personaje epítome e Icónico de La Historia de La Comunidad LGBTTTIQ+ de México y de El Mundo.
Arturito, amor mío: la última vez que te vi precisamente en la Cineteca… ¿te das cuenta? Al sitio donde tú me llevaste de la mano junto con MIX , al lado de mi Maestro Juan Antonio de la Riva y su adorada esposa América Escudero, de dije: «luego nos vemos. Te marco en éstos días». Porque así va a ser, amado mío: cuando mi cuerpo deje de funcionar, ése será el día en que, junto con mis Amados que ya no están aquí, a Ti te iré a buscar de inmediato para decirte «gracias por haber hecho de mi vida algo tan importante».
Quizás compartamos nuevas aventuras. Viejo amigo. Amado mío. Hiciste mucho bien, demasiado. A todos. A quien llegaba a ti, siempre. Nos ayudaste a muchos. A muchísimos. Y hoy, yo no puedo más que mirar hacia la nada y pensar en ti. Con tu enorme y también —a huevo que sí—, con mi más franca, llena de gratitud y amorosa sonrisa.
Prácticamente a un mes de haber finalizado su edición número 28, que fue del 27 de junio al 3 de julio, el Festival Mix, también ha dicho palabras de tristeza por la perdida de su fundador y agradecimiento, ya que la pasión de Castelán por el cine y por la comunidad LGBT+ ha dejado una marca indeleble en la cultura mexicana y prometen continuar honrado su legado desde este festival.

El Festival MIX México se encuentra de luto por la pérdida de su fundador, Arturo Castelán, un visionario que durante casi tres décadas dedicó su vida a la promoción del cine LGBT+ en México y América Latina. Desde su inicio en 1996, Arturo transformó el festival en una plataforma esencial para la expresión y visibilidad de la diversidad sexual, convirtiéndolo en un pilar cultural que rompió barreras y abrió caminos para nuevas narrativas dentro del cine.
Arturo no solo fue un impulsor del cine queer, sino también un constructor incansable de puentes entre culturas y comunidades. A lo largo de 28 años, logró que el Festival MIX se expandiera a múltiples espacios en la Ciudad de México, desde la Cineteca Nacional hasta el Teatro de la Ciudad, llevándolo también a instituciones académicas y culturales, lo que permitió que miles de personas conocieran y abrazaran la diversidad a través del cine. Su capacidad para mantener el festival relevante y desafiante año tras año es un testimonio de su compromiso con la causa y su profundo entendimiento del poder transformador del arte.
Bajo su liderazgo, el Festival MIX se convirtió en un referente internacional, destacando por su selección audaz y por dar voz a las historias que necesitaban ser contadas, en un tiempo en que hablar de diversidad sexual en la pantalla grande era todavía un acto de resistencia. La pasión de Arturo por el cine y por la comunidad LGBT+ dejó una marca indeleble en la cultura mexicana.
Hoy, el Festival MIX honra su vida y su legado, comprometido a continuar su labor y a mantener vivo el espíritu que Arturo imprimió en cada edición. Su legado seguirá guiando el festival y las futuras generaciones que continúan luchando por un cine más inclusivo y diverso.
¡Que viva por siempre el Festival MIX México y el legado de Arturo Castelán, un verdadero pionero del cine en Latinoamérica!
Finalmente decir que claro que asistí a varias veces al Festival Mix, y aunque no fuimos amigos Arturo Castelán y yo, coincidíamos en funciones o en los pasillos de la Cineteca Nacional, siempre, como dije al principio, con un pequeño sombrero puesto en su cabeza. En el Mix fue donde vi por primera vez el documental de David Dávila acerca del movimiento High Energy en la Ciudad de México, llamado Discolocos, y David coincide con Fiesco y Laborde respecto a la confianza que le daba a los cineastas para estrenar sus películas en el Festival Mix y empujar sus carreras.
Descanse en paz Arturo Castelán.
C

José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica y periodismo cultural. Conduce el programa Cinismo en vivo.







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