DANDYS Y CÍNICOS
De Emilia Pérez a Arillo de hombre muerto, en un país de fosas
Luego de su actuación en la polémica Emilia Pérez, la gran actriz Adriana Paz, regresa al cine encarnando a una mujer desgarrada por la desaparición de su esposo. Arillo de hombre muerto, de Alejandro Gerber, es una película necesaria, en estos tiempos en que vivimos en el mejor país del mundo.
Por José Antonio Monterrosas Figueiras
A inicios del mes de junio de 2024, dentro de la edición 39 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), motivado por el músico Alex Otaola, quien participó en la parte musical en ese filme, fue que entré a ver Arillo de hombre muerto, de Alejandro Gerber. Éste es un relato terrible sobre las personas desaparecidas en México, en el cual actúa de manera magistral Adriana Paz, en el papel de Dalia, una conductora en el Metro de la Ciudad de México que es víctima de la desaparición de su esposo, quien trabaja también en ese transporte colectivo.

En ese momento en que vi esta película en el FICG, Adriana Paz venía de ganar en la categoría a Mejor actriz en el Festival Internacional de Cine de Cannes por la polémica Emilia Pérez, junto con Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña y Selena Gómez, en la que el tema de los desaparecidos en México, también es abordado por el cineasta francés Jacques Audiard desde una narcopelícula musical. Siendo con ésta la primera vez que una actriz mexicana gana este reconocimiento en Cannes. Sin embargo, durante todo el recorrido de premios, Adriana Paz, paradójicamente siendo la única mexicana con un papel estelar en Emilia Pérez, fue relegada en la campaña de la película filmada además en México.
El pasado domingo 2 de marzo, el tour de premios terminó con la entrega de los Oscar, donde Emilia Pérez tuvo trece nominaciones y sólo obtuvo dos estatuillas. Las críticas y comentarios negativos que ha recibido por su trato superficial a temas tan delicados como las desapariciones forzadas en México, no fueron pocos, pero yo no puede dejar de pensar que el problema en realidad no es Emilia Pérez y su manera de abordar problemáticas mexicanas, sino que en realidad lo que está muy mal es esta terrible situación que vivimos respecto a personas que un día cualquiera salen de su casa y no vuelven, eso es lo que tendría que tenernos como sociedad indignados realmente, encabronados con nuestras autoridades y no con un cineasta que en su película cada uno de las problemáticas que expone, las sufrimos a diario en nuestro país.
Ni el narcotráfico, ni los feminicidios, ni la corrupción, ni las desapariciones forzadas de personas, son tópicos lejanos de nuestra sociedad, tanto este gobierno de Claudia Sheinbaum como el de su antecesor Andrés Manuel López Obrador, se han empecinado en negarlo, en trivializarlo e incluso en desaparecerlo. Perdón, pero el ahora expresidente sólo le faltó cantar estos temas en la Mañanera como lo hacen en Emilia Pérez, esa conferencia matutina donde además le gustaba incluso poner videos y recordar canciones y otras veces hacerse el sordo con temas que perjudicaran su narrativa, donde nada de lo que suceda en el país de manera negativa, su gobierno es responsable.
La indolencia, entonces, ha sido parte de estos gobiernos Morenistas, claro que no todo viene a partir de ahí, es de más lejos, pero es innegable que AMLO y la actual presidenta con A, no son las víctimas en todo esto, las verdaderas víctimas en realidad son las familias que buscan a sus consanguíneos desaparecidos, sin tener un rastro de ellos y contra una burocracia obstrusiva y revictimizadora.
Justo cuando escribía esto me enteré de la noticia del presunto feminicidio de una madre buscadora de Zacatecas. La Fiscalía General de Justicia de ese estado, leo en una nota del medio VanguardiaMx, «confirmó que el cuerpo localizado dentro de un vehículo el pasado sábado (8 de febrero) en el municipio de Villanueva es de Sofía Raygoza, madre buscadora que en 2023 exigió la localización de su hija Frida Sofía, quien había sido privada de la libertad y posteriormente localizada con vida».
Sofía Raygoza, dice la nota, es recordada porque el 16 de febrero de 2023, irrumpió en un evento público del entonces alcalde de Jerez, Humberto Salazar Contreras, para exigir la búsqueda de su hija Frida Sofía, quien había sido privada de la libertad días antes y ahí expresó de forma desgarradora: “Vengo sola por mi hija, porque a mí sí me duele lo que está pasando en Jerez, en el estado de Zacatecas. Quiero que el gobernador y que usted, presidente, me escuchen. No somos gente mala, somos gente trabajadora. Por favor, necesito su ayuda”.
Es así que el tema de las desapariciones en México y los riesgos que viven sus familiares es de todos los días, pero los gobiernos a todos niveles lo miran de reojo, ¿por qué será?
El periodista Carlos Loret de Mola, en su columna del 10 de febrero en El Universal, con el título de «Cómo ayudaron a Claudia desapareciéndole a los desaparecidos»1, explicó que al revisar los datos de “personas desaparecidas no localizadas” del sexenio de Claudia Sheinbaum en la CDMX, observó que en su primer año hubo 519 casos. En 2020 fueron 333 y en 2021 fueron 279. Parecía establecerse -señaló Loret- una tendencia a la baja. Pero en 2022 se duplican: llegan a 571. Y en 2023 vuelven a subir, un 50%, para llegar a 856. En 2024 se disparan a mil 697. «Es decir, a lo largo del sexenio de Claudia Sheinbaum en la capital del país, se triplicaron los casos de personas desaparecidas. Es un escándalo. Esto tira por la borda la narrativa de éxito en combate a la inseguridad, no hay tal disminución de delitos», señaló.
«Pero el asunto se pone aún más extraño», agregó, pues «al seguir explorando los datos oficiales, en particular los de 2024, hay dos realidades: una antes de las elecciones y otra después» y abundó: «Del 20 de noviembre del 2023, día que empiezan oficialmente las precampañas y empieza el proselitismo formal de Sheinbaum, al 2 de junio de 2024 que fue la elección, hubo 3 personas desaparecidas al día en promedio. Del 3 de junio —ya como ganadora— al 4 de octubre que termina su administración, hubo 5 desaparecidos al día, en promedio. Y en lo que lleva Clara Brugada, ha seguido subiendo: 6 personas desaparecidas al día en promedio. Son los datos oficiales».
Para el comunicador -que ya sé que más de uno no le da ni pisca de credibilidad-, esto «Ya son demasiadas cifras que apuntan hacia el mismo lado: hubo una operación de Estado para esconder el aumento de los asesinatos como desapariciones, y para posponer su registro con fines electorales», finalizó.
Es por esto que llama más la atención que haya tantos indignados cuando un cineasta extranjero pone a cantar a las familias que están buscando a sus parientes no localizados, porque los últimos años la frase de «estamos pacificando al país», suena más bien a «seremos omisos hasta las últimas consecuencias, con tal de no reconocer que el problema sigue ahí, porque lo importante es la transformación del país, a como dé lugar». No es gratuito que Jacques Audiard, en su película Emilia Pérez, lo use como tema eje para su historia, ¿no creen?
Adriana Paz, en Emilia Pérez, personifica a una mujer llamada Epifanía, quien busca a su marido, uno que al final pareció, pero ella no quería que volviera porque era su violentador, Arillo de hombre muerto, de Alejandro Gerber, salvo por algunos detalles, parece un spin off de Emilia Pérez.
No parece casualidad además que aunque esta película tardó diez años en realizarse, lo que al menos para mí simboliza algo, pues Arillo de hombre muerto, en el fondo es la metáfora fúnebre de cómo un tema que es una moronga, ya no pueda permanecer bajo el suelo, pues las familias que sobreviven a esto de no saber a dónde están aquellos que un día no volvieron a casa, cada vez será más visible y les estallará en la cara al gobierno en turno, aunque sigan en la ebriedad de la victoria electoral.
Por José Antonio Monterrosas Figueiras
Gerber, quien ha dirigido las películas Vaho (2009) y Viento Aparte(2014), así como el guión de la serie El caso Cassez-Vallarta: Una novela criminal, del 2022, nos muestra en Arillo de hombre muerto, el rostro triste y desencajado de una mujer trabajadora en el metro de la Ciudad de México, llamada Dalia, que no encuentra a su esposo.
En la película, por cierto, no vemos ese clásico color del metro de la ciudad, porque el filme es en blanco y negro. A partir de ahí, el director de este largometraje, nos presenta un calvario que va de un túnel oscuro bajo la tierra, a otro todavía más oscuro y denso fuera de él, el cual parece no tener fin.
Dalia es mamá de un par de jóvenes y tiene un amante, personificado por el que alguna vez fue, por cierto, el narcolobo feroz en Miss Bala, de Gerardo Naranjo, me refiero al gran Noé Hernández, de quien intenta sostenerse emocional y sexualmente frente a esa tragedia que es una crónica de la desesperación. «Renuncié al trabajo» le dice a su hijo quien sorpresivamente ve que su mamá llega a casa en un horario en el que ella solía estar fuera de casa, mientras él se besa con otro joven. Pero por qué renunció a su trabajo, pues porque «allá abajo, no hay señal de celular» y así no puede saber si hay noticias de su esposo que ya tiene días de desaparecido.
Cuando vi esta película, no me quedó duda que ésta seguro será uno de aquellos relatos fílmicos que, conforme vaya pasando el tiempo, tomará más sentido todo lo que ahí cuenta Gerber. Me pregunté -y le pregunté-«¿quién en su sano juicio se atreve a filmar una película así?, ¿qué director de cine quiere contar una pesadilla acentuada con el sonido de un organillo de iglesia tocado por el talentoso músico Alex Otaola? Ése es Gerber, quien me respondió que lo hizo -palabras más, palabras menos- porque quiso.
Al finalizar esa función en Guadalajara, sucedida a inicios de junio del año pasado en el FICG, les pregunté tanto a Alejandro Gerber como a Adriana Paz, si estaban conscientes de lo que estaban enarbolando con una película así, sobre todo Paz que su rostro está monumental en este filme retratado por Hatuey Viveros Lavielle y que recuerda a esos close up de las diosas del cine de la época de oro mexicano, pero absolutamente apesadumbrado y no por ello imponente.
Adriana no supo bien a bien qué responderme, aunque ha dicho en algún momento que «interpretar a Dalia fue un todo un reto, pues es uno de los personajes más fuertes y resilientes al que he podido darle un rostro; es una mujer que lucha contra un sistema cargado de impunidad. La película es dolorosa e intensa, espero pueda llegar a la mayor cantidad de miradas posibles”.
No tengo dudas que ésta será una película importante. Arillo de hombre muerto requerirá su tiempo para poder asimilarla, lo que significará además que se haya estrenado justo en el inicio del fin del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, en los primeros días de junio, para entregar la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, el 1 de octubre y que haya estado presente en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, la capital de Jalisco, el estado donde hay más desparecidos en México (y no. no gobierna Morena, sino Movimiento Ciudadano).
Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, son más de 13 mil personas desde que se tiene registro, que fue en 1962. Apenas estos primeros días de marzo de 2025, el Colectivo Madres Buscadoras de Jalisco, en el Rancho Izaguirre, en la comunidad La Estanzuela, en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, descubrieron crematorios clandestinos y la cantidad de 400 zapatos arrumbados. Las imágenes son una historia de terror.

No parece casualidad además que aunque esta película tardó diez años en realizarse, lo que al menos para mí simboliza algo, pues Arillo de hombre muerto, en el fondo es la metáfora fúnebre de cómo un tema que es una moronga, ya no pueda permanecer bajo el suelo, pues las familias que sobreviven a esto de no saber a dónde están aquellos que un día no volvieron a casa, cada vez será más visible y les estallará en la cara al gobierno en turno, aunque sigan en la ebriedad de la victoria electoral.
Por más celebración que haya por el triunfo de un gobierno elegido por 35 millones de mexicanos, y que este 9 de marzo se confirmó su músculo de partido de Estado en la plaza pública, llegará un momento que todo esto, tristemente, no se podrá ocultar, ni tampoco rasurar cifras, ni vivir entre puros aplausos cuando México está poblado de fosas clandestinas. Por supuesto que esto no es nuevo, pues llevamos al menos tres sexenios (el de Felipe Calderón, el de Enrique Peña Nieto y el de Andrés Manuel López Obrador) con esto que ha marcado a la vida de nosotros los mexicanos en las últimas décadas.
Arillo de hombre muerto, lo siento, es una la película -desde la ficción-anticlimática pero necesaria en estos tiempos en que muchos celebran el país que somos en una fiesta nacional en el mejor país del mundo, donde gobiernan los discursos de soberbia e indolencia, para no ver las zonas negras del mapa. Una nación al que le pesa tanto además, su pasado glorioso -y no por ello menos sangriento- que lo único que nos queda es ser la República de los santos desaparecidos, ¿o me equivoco?
Esa así que Adriana Paz, la única actriz mexicana, que actuó en Emilia Pérez, y como una familiar de un desaparecido en el filme, vuelve a las salas de cine con una película importante y que a los espectadores les tendrá que remover -o retirarse de la butaca para no mirar más- de su estado permanente de felicidad e indignarse como indignó Emilia Pérez y pensar, al menos, sobre lo que está pasando en México.
Finalmente decir que luego de Emilia Pérez, habrá más cosas para Adriana Paz, quien tres veces ha ganado el Ariel como Mejor actriz, que además cuenta con el premio FICM en la misma categoría y una nominación en los premios Goya como Mejor revelación femenina, pues también emprende un nuevo proyecto de la mano de Diego Luna, se trata del largometraje Ceniza en la boca, basado en la adaptación de la novela homónima de Brenda Navarro. Paz, por otro lado, se unió al elenco de Animals junto con Luis Gerardo Méndez, Kerry Washington, Steven Yeun y Gillian Anderson. La película se filmará en Los Ángeles, con guion de Connor McIntyre y Billy Ray; bajo la dirección y protagónico de Ben Affleck, producida por Affleck, Matt Damon y Dani Bernfeld, a través de su sello Artists Equity -entre otras casas productoras-, el filme girará en torno a un secuestro. Así que parece que Adriana Paz, cada vez es más visible en el ámbito internacional.
Arillo de hombre muerto, entonces, se estrenará el 20 de marzo, llega en un momento que como se dijo párrafos arriba, el tema de los desaparecidos en México vuelve a generar otra polvareda y una indignación sobre todo en los colectivos de buscadoras, tras el hallazgo de un campo de exterminio con hornos clandestinos en Teuchitlán, Jalisco, -a una hora de Guadalajara- que son una prueba del reclutamiento forzado y la desaparición sistemática de personas en México. La historia que nadie queremos ver, pero tristemente ahí está frente a nuestros ojos, dentro y fuera de la sala de cine.
C
- https://www.informador.mx/ideas/Carlos-Loret-de-Mola-Como-ayudaron-a-Claudia-desapareciendole-a-los-desaparecidos-20250209-0088.html ↩︎

José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica y periodismo cultural. Conduce el programa Cinismo en vivo.







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