Los realizadores de No nos moverán, película con la que inicia la Muestra Internacional de Cine 77 de la Cineteca Nacional, pierden la oportunidad de contar una buena historia, por ocuparse de un tema que uno como espectador se siente como Socorro, la protagonista, que nos han dado a comer puro pan quemado.

Por Fernando Ramírez Ruiz

No nos moverán, (México, 2024), la Ópera Prima de Pierre Saint-Martin, me recuerda a Mulholland Drive, de David Lynch, por dos cosas; primero porque en las dos sale un personaje llamado «El Vaquero» y los dos se visten de vaqueros y arreglan problemas; segundo, porque me hace pensar en el «Club Silencio» de esa película, donde nos advierten que no hay banda, no hay orquesta y vemos a una mujer que parece cantar de maravilla, pero se cae, mientras la música continúa y se cae el teatrito de la cantante.

Esta película que ganó el Premio Mezcal a Mejor película mexicana en el Festival de Cine en Guadalajara 39, tiene muy buenos diálogos, una fotografía maravillosa y grandes actuaciones como la protagónica Luisa Huertas, que está estupenda, o el que interpreta al personaje de Sidarta, José Alberto Patiño. Sin embargo, en este filme no hay una buena trama, no hay una buena historia y al final, como la cantante del «Club Silencio», la película se cae.

Aunque la verdad desde el principio hay algo sospechoso, ¿por qué hacer una película sobre la masacre del 2 de Octubre del 68 en Tlatelolco, en estos tiempos? Aunque cada año se sigue gritando que «2 de octubre no se olvida», la verdad es que el tema no está olvidado, pero ya no tiene carga emocional.

Los protagonistas principales ya están todos muertos y la prueba de que ya a nadie le importa es que la izquierda, la que hizo del 2 de octubre su bandera, llegó al poder con gente que estaba en el bando represor. Políticos como Porfirio Muñoz Ledo, Alejandro Gertz Manero y Manuel Bartlett fueron destacados echeverristas. López Obrador, no fue un destacado echeverrista, pero entró al PRI en el gobierno de Luis Echeverría.

Por otro lado, Claudia Sheinbaum, actual presidenta de México, se dice «Hija del 68», pero su secretario de seguridad pública y uno de sus colaboradores más cercanos Omar García Harfuch es nieto de quien fue secretario de la defensa en el 68. Quedan por ahí líderes de los estudiantes como Pablo Gómez que hace mucho es un político rico y corrupto, pero sobre todo, hablando de masacres y represión ha habido muchísimas desde ese entonces.

¿Y cuál es la pertinencia de hablar del 68 en estos tiempos en que madres en colectivos, o ellas solas, buscan a sus hijos desaparecidos, sin saber siquiera dónde quedaron, y en su búsqueda van descubriendo hornos crematorios mientras son atacadas por el gobierno? Pero bueno, se le puede dar el beneficio de la duda a la película y pensar que tal vez hay un ángulo interesante, algo que no se ha dicho sobre el tema.

Fernando Ramírez Ruiz

¿Y cuál es la pertinencia de hablar del 68 en estos tiempos en que madres en colectivos, o ellas solas, buscan a sus hijos desaparecidos, sin saber siquiera dónde quedaron, y en su búsqueda van descubriendo hornos crematorios mientras son atacadas por el gobierno? Pero bueno, se le puede dar el beneficio de la duda a la película y pensar que tal vez hay un ángulo interesante, algo que no se ha dicho sobre el tema.

Hay sin embargo un anticipo del pésimo final, cuando al principio de la película a Socorro, la protagonista, le tocan la puerta de su departamento y le dan los documentos con el nombre del soldado que mató a su hermano en el 68. Eso es completamente inverosímil, ya parece que va a estar registrado en la Defensa el nombre del soldado específico que mató a un estudiante específico. ¿Y qué caso tendría matar a un tipo que sólo obedecía órdenes y que ya debía tener, mínimo, unos setenta años, pues la historia se sitúa en el 2018?

Creo que la propia película me da la razón en que la venganza de Socorro es absurda, pues no lo mata y se planta la duda de que el soldado al que le iba a dar un balazo fuera el asesino de su hermano. Además, en el papel del soldado pusieron a un tipo no tan viejo, pues sería grotesco que hubiera sido una persona tan grande en una situación que parece de tortura.

Hay otra venganza en la historia que es igual de patética: Socorro asesina al gato que mata a la paloma que ella piensa es el espíritu de su hermano. Socorro parece que en vez de buscar justicia quiere sangre. Entonces se puede pensar: «Ah bueno, el mensaje de la película es que no hay que vengarse, ¿pero qué es esto, una película o estamos en misa?”

Existe una subtrama reveladora, el hijo de Socorro no tiene trabajo y vive con su esposa argentina en el departamento de su madre. La esposa argentina harta de la situación se regresa, embarazada, a su país, sin despedirse de su esposo siquiera y lo que le dio la puntilla para tomar tal decisión fue que Jorge, el marido, le dio a su mamá los ahorros que tenían, los cuales usará para su plan de venganza. O sea Socorro hasta pierde al nieto por su absurdo plan.  

En la última escena Socorro se come un pan quemado, que su hermana siempre le pone en la mesa, cosa que ella detesta, pero al final se lo come y uno como espectador se siente igual que Socorro, que nos han dado a comer una historia que ya es puro pan quemado. Me parece que los realizadores de No nos moverán, pierden la oportunidad de contar una buena historia por ocuparse de un tema que ya no viene al caso desde hace mucho. 

Con esta película inicia la edición 77 de la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, este jueves 10 de abril.

Versión cínica publicada originalmente en el sitio de la Filmoteca «A smile on a dog».

Fernando Ramírez Ruiz estudió en la prepa de La Salle, de la Ciudad de México, al lado del hijo del presidente Miguel de la Madrid y en la secu Nuevo Continente se enamoró de Lucerito, tiempo después cruzó miradas y le dijo quiúbole a Yordi Rosado en la Universidad Intercontinental, de la que desertó de la carrera en Ciencias de la Comunicación. Ha conocido a Diego Luna, fue Stand in de Sasha Sokol y el Chivo Lubezki en una película. Está escribiendo el libro de memorias: «Quiúbole con mis encuentros con los famosos» y es director de la Filmoteca A smile on a dog.


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