CINISMO / GUÍA DEL PERRO SONRIENTE / MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE 78 /

Por Fernando Ramírez Ruiz

«Nouvelle Vague ha sido lo más parecido al punk que ha habido en el cine», ha dicho Richard Linklater.

Nouvelle Vague, (Francia-Estados Unidos, 2025) de Richard Linklater, se situa en el final de los cincuentas en París, entre los cinéfilos se habla de Bonjour Tristesse, la adaptación del director Otto Preminger de la novela de Francoise Sagan, estelarizada por Jean Seberg, y de Los 400 golpes, la película de Francois Truffaut que recién se estaba estrenando. Truffaut era el más reciente crítico de cine de la revista Cahiers du Cinemá en dirigir una película, como ya lo habían hecho Claude Chabrol, Jacques Rivette y Eric Rohmer. Vemos, por cierto, la redacción de esta famosa revista en la que los críticos escriben en sus máquinas, compartiendo una gran mesa.

De todo el grupo sólo falta un crítico suizo de nombre Jean Luc Godard en dirigir un largo, pero un productor que es parte de la camarilla, Georges de Beauregard, a quien apodan Beau Beau, está dispuesto a apoyarlo. Cuando hablan de lo que va a necesitar, Godard dice que para hacer una película sólo se necesita una pistola y una chica. Pero cuando le enseña a Beau Beau a la chica que quiere, una foto de Jean Sebert en la portada de los Cahiers, el productor le dice que ella es un imposible, pero consiguen a Jean Sebert.

Lo primero que vemos de la filmación de Sin Aliento, A Bout de Souffle, es que a Godard lo hubieran expulsado de una escuela de cine, pues de entrada rompe con la primera y máxima regla de esas escuelas: «Jamás por ningún motivo filmarás sin tener antes un guión».

De todo el grupo sólo falta un crítico suizo de nombre Jean Luc Godard en dirigir un largo, pero un productor que es parte de la camarilla, Georges de Beauregard, a quien apodan Beau Beau, está dispuesto a apoyarlo. Cuando hablan de lo que va a necesitar, Godard dice que para hacer una película sólo se necesita una pistola y una chica. Pero cuando le enseña a Beau Beau a la chica que quiere, una foto de Jean Sebert en la portada de los Cahiers, el productor le dice que ella es un imposible, pero consiguen a Jean Sebert.

Fernando Ramírez Ruiz

Afortunadamente Godard no tiene que presentar una carpeta por quintuplicado a ningún comité. Mucho menos cambiar sus planes porque los productores siguen un algoritmo que les dijo que ahora el público quiere otra cosa o tallerear sus guiones una y otra vez con supuestos expertos. Pero que Godard no usó guion para Sin Aliento, ya lo sabía, lo que me sorprendió fue su forma de trabajo: Casi no repetía tomas y hasta podía desentenderse de la continuidad y el eje de visión. Se tomaba las cosas con calma, de hecho en esta recreación de Linklater parece que la mayor parte del tiempo de filmación lo pasaban en los cafés de París. De ahí se iban a filmar y parece que no tardaban mucho en regresar a algún café.

Se tomaban días libres y muchas medias jornadas de trabajo, que a veces según Beau Beau consistían en sólo dos horas de filmación. A él, por supuesto, eso no le gustaba, incluso hay una escena en la que tras encontrar a Godard jugando con una maquinita de pinball se pelean y ruedan por el piso de un café. Por algo, dice Linklater, que la Nouvelle Vague ha sido lo más parecido al punk que ha habido en el cine.

Al final, sin embargo, Godard y Beau Beau siguen siendo igual de amigos y Sin Aliento no sólo fue un éxito de crítica y de taquilla, es considerada la película que inaugura el llamado cine alternativo. Y es interesante ver un director que no es el típico energúmeno, un tirano por necesidad que exige a su equipo extenuantes jornadas de trabajo, siempre estresado y de mal humor, sino que está tranquilo y ni siquiera deja de leer y escribir nomás porque está filmando. Eso sí, si conseguir a Jean Sebert parecía imposible, conseguir a una actriz que le haga justicia… eso sí no se pudo.

Si les gusta Sin Aliento o películas en blanco y negro con buen jazz, con personajes que no dejan de citar citas citables propias o de otros artistas o escritores, no se pueden perder Nouvelle Vague.

Fernando Ramírez Ruiz estudió en la prepa de La Salle, de la Ciudad de México, al lado del hijo del presidente Miguel de la Madrid y en la secu Nuevo Continente se enamoró de Lucerito, tiempo después cruzó miradas y le dijo quiúbole a Yordi Rosado en la Universidad Intercontinental, de la que desertó de la carrera en Ciencias de la Comunicación. Ha conocido a Diego Luna, fue Stand in de Sasha Sokol y el Chivo Lubezki en una película. Está escribiendo el libro de memorias: «Quiúbole con mis encuentros con los famosos» y es director de la Filmoteca A smile on the dog.


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