DANDYS Y CÍNICOS

«¡Qué no muera el cine!»

“¡Qué no muera el cine!”, una mujer dijo antes de cerrar el micrófono para dar fin a este acto fúnebre de viernes por la noche. Se oyeron algunos aplausos mientras la lluvia, ya con menor intensidad, continuaba cayendo. Ojalá todo esto fuera sólo un mal sueño. 

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

La marcha
La marcha antes de la tormenta. Foto: J.A. Monterrosas.

La marcha inició sobre avenida Reforma a las siete de la noche, de este viernes 4 de mayo, aunque la convocatoria para arrancar estaba planeada para que fuera a las seis. Un servidor fue invitado por Milka Ibánez, quien es estudiante de producción en el Centro de Capacitación Cinematográfica, además de directora del festival de cine 24 Risas por Segundo. Esto fue una noche antes durante la fiesta del inicio de la gira de documentales Ambulante por la Ciudad de México, que inauguró en el monumento de la Revolución. Por cierto, su apertura fue con el documental Ayotzinapa, el paso de la tortuga, el cual ha tenido tal resonancia no sólo por el tema lamentable de otro grupo de estudiantes desaparecidos en México, sino porque fue coproducido por el cineasta Guillermo del Toro. En este se realiza un resumen de todo lo sucedido la noche del 26 de septiembre de 2014, en Iguala, cuestionando la versión «oficial» sobre sucedido en Ayotzinapa. Curioso que el día que se presentó este trabajo fílmico de Enrique García Meza, en el X Encuentro Hispanoamericano de Cine y video Documental Independiente, Contra el Silencio de Todas las Voces, el 12 de abril, también se leía en algunos periódicos como El Financiero, que no fueron 43 sino 60 los desaparecidos esa noche. Esto de acuerdo a conversaciones telefónicas, que forman parte de un expediente en Estados Unidos, los cuales fueron obtenidos por el diario Reforma, de que jefes de Guerreros Unidos dispusieron que policías se involucraran en la detención de los normalistas. (Aquí la nota).

Así que a las siete de la noche, tanto Milka como alumnos de varias escuelas de cine, en la Ciudad de México, como el mismo Centro de Capacitación Cinematográfica y el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos anduvieron del Ángel de la Independencia a la Estela de Luz, rodeado por fotógrafos, periodistas y espectadores que pasaban por ahí. También vimos a cineastas como Luis Estrada —lo recordamos por El Infierno, cuento macabro rebasado por la terrible realidad—, Juan Antonio de la Riva —quien ya renunció a la dirección de Cineteca Durango recientemente, porque se dice que podría ser director de Cineteca Nacional de ser presidente Andrés Manuel López Obrador para el siguiente sexenio  2018-2024—, así como el documentalista y maestro Francisco Urrusti —quien recién presentó un documental  muy clavado sobre el exilio español en México, a partir de su propia historia familiar, el cual no tiene desperdicio.

Ya instalados en este último punto, comenzó a caer una lluvia que terminó por dispersar gran parte de las cientos de personas reunidas para reclamarle al gobierno el asesinato de los tres estudiantes de cine, en Guadalajara, así como exigirle al crimen organizado que entregue las armas —solicitud válida esta última, pero evidentemente ingenua— entre varios puntos más como echar para atrás la Ley de Seguridad Interior.

Ya instalados en este último punto, comenzó a caer una lluvia que terminó por dispersar gran parte de las cientos de personas reunidas para reclamarle al gobierno el asesinato de los tres estudiantes de cine, en Guadalajara, así como exigirle al crimen organizado que entregue las armas —solicitud válida esta última, pero evidentemente ingenua— entre varios puntos más como echar para atrás la Ley de Seguridad Interior.

Fue aproximadamente a las ocho de la noche, en la pequeña plaza que rodea la Estela de Luz, que se realizó este pronunciamiento por parte de los alumnos de cine para luego exhibir algunos ejercicios fílmicos que realizaron estos jóvenes asesinados cruelmente en Jalisco (Salomón Aceves, Daniel Díaz y Marco Ávalos, estudiantes de cine de La Universidad de Medios Audiovisuales, CAAV, desaparecidos en Tonalá, Jalisco, desde el 19 de marzo). Los vientos que corría por avenida Reforma eran tales que difícil fue sostener mantas y pancartas, por varios grupos de jóvenes, con mensajes como: «Detrás de sus nombres resuenan los nuestros». Al final quedamos alrededor de 20 personas y ya para las 8:30 de la noche, un servidor iba hecho una sopa en la búsqueda de algún sitio donde comprar un café y sentarme a escribir esto que aquí leen, que tuvo su primera versión por un blog de notas público llamado: Facebook.

Resulta irónico pues, ver cómo esta marcha de alguna forma nos muestra en pequeño la situación que vive el país para todos, pero mucho más para los más jóvenes, pues de una tarde relativamente soleada de viernes, cuando arrancó la caminata silenciosa, terminó con unos cuantos soportando la tormenta para ver las películas de Marco, Daniel y Salomón en una pantalla de cine instalada ahí —al aire libre—, mientras a lado la vida de inicio del fin de semana en la Ciudad de México, ya empezaba a sentirse con el tránsito intenso de personas abordo de sus autos y caminando, que ya escapan de las oficinas para emborracharse en cantinas y antros o cualquier otro plan que pueda romper con la rutina y el estrés de la semana.

Sólo agregar algo más: Mi estimado Arturo, fílósofo tapatío, me explicó al leer mi versión en Facebook de esto, que en las últimas declaraciones oficiales proporcionadas por el SEMEFO, allá en Jalisco, ya dijeron que no hay pruebas de ADN en los restos encontrados de estos jóvenes cineastas recordados este viernes, «por lo que no se puede asegurar que sigan vivos, pero continúan en calidad de desaparecidos». Es cierto lo que dice, pero yo no estoy muy seguro de ello después de leer algunas versiones periodísticas, como la escrita por el periodista Héctor de Mauleón, publicada el pasado 30 de abril, en su columna de El Universal, sobre las confesión de Christian Omar Palma, el rapero que presuntamente disolvió en ácido los cuerpos de los jóvenes cineastas, que se dice fue «contratado» por el Cartel Jalisco Nueva Generación por tres mil pesos (lo pueden leer aquí). Narración tan dura que paradojas a parte hasta el mismo director mexicano de cine de fantasía, Guillermo del Toro, ha dicho que las palabras no alcanzan para entender la dimensión de esta locura: «3 estudiantes son asesinados y disueltos en ácido. El ¨porqué¨ es impensable, el ¨como¨ es aterrador».  

«¡Qué no muera el cine!», una mujer dijo antes de cerrar el micrófono para dar fin a este acto fúnebre de viernes por la noche. Se oyeron algunos aplausos mientras la lluvia, ya con menor intensidad, continuaba cayendo. Ojalá todo esto fuera sólo un mal sueño. ©

José Antonio Monterrosas Figueiras
Reportero Repicante.

José Antonio Monterrosas Figueiras es editor cínico en Los Cínicos, ha colaborado en revistas de crítica cultural como Replicante Revés.