DANDYS Y CÍNICOS
¿Quién se ha cagado y robado acarameladas palomitas en Cinepopolis Xoco?
Pero repito, si el problema es que esos malditos hombres disfrazados de mujeres robaron unas palomitas y unos refrescos en la dulcería de la intocable Cineteca Nacional, periodistas y críticos de cine sobre todo, que ven o que consumen películas como palomitas, entonces no están entendiendo absolutamente nada.
Por José Antonio Monterrosas Figueiras

No se desgarren las faldas y los pantalones por ver un video donde un grupo de mujeres trans se despachan unas palomitas y unos refrescos «gratis» en la dulcería de la intocable Cineteca Nacional, luego de manifestarse en ese emblemático recinto cinematográfico por el acto discriminatorio que sufrió la activista Laura Glover, de policías que la sacaron de manera violenta del baño de mujeres, con el argumento de que ella no es mujer, como expresa en su cuenta de Twitter (@laurelyeye) Laurel Miranda, sobre la toma simbólica de Cineteca. Así lo dijo:
«Ayer (16 de septiembre) estuvimos en la Cineteca Nacional. Desde las 3 a las 5 pm hubo micrófono abierto y distintas personas trans hablamos de la importancia de la lucha por el espacio público.
Pero los medios y la sociedad en general sólo están reproduciendo lo de la dulcería.
No he visto un solo medio replicando nuestros posicionamientos, solo la toma de palomitas y jugos. Díganme ustedes si funcionó o no: ¿qué tenemos que hacer para que nos hagan caso?»

Ya se les olvidó aquellos indignados por el robo de palomitas (entre ellos periodistas de cine que asisten al recinto de Xoco), que en 2014, Cineteca Nacional fue asaltada no por una «chica con pistola», nombre del Twitter de la activista agraviada Laura Glover, que ahora lo renombró «La chica del momento», en su cuenta @transyfugas, sino por dos asaltantes con pistola en mano que entraron a la oficinas de ese espacio donde se resguarda parte del cine nacional y no se robaron unas palomitas y refrescos, sino alrededor de 500 mil pesos.
Recuerdo que dos años después, de sucedido ese asalto, en 2016, cuando entrevisté al director de Cineteca, Alejandro Pelayo, junto con el escritor y locutor Alonso Guzmán, para el progama de radio Los Cínicos a propósito de la otra polémica respecto a la presunta censura que vivió la película Lucifer, por parte de Alejandro Pelayo, denunciada por la otrora ex directora de Cineteca y fundadora del Festival Distrital, Paula Astorga, le pregunté, sobre qué pasó con ese asalto, respondió el funcionario, que ya tenía de director cerca de un año, que se hizo la investigación, pero que: «nunca se supo quién había sido pero hubo sospechas de que alguien adentro de Cineteca en combinación con alguien de afuera, ¿Por qué?, porque conocía bien dónde estaba el dinero. Ahora, qué pasó después, afortunadamente había un seguro que repuso lo que se perdió, no recuerdo la cantidad. A partir de eso, implementamos un sistema de seguridad, cámaras, ya no se tiene dinero ahí, todos los días van estos servicios que recogen todo el dinero y lo llevan a los bancos, cambió todo el sistema para que no se tuviera más cantidades en efectivo».
¿Alguien sabe qué pasó con ese robó? ¿Quién se llevó esos 500 mil pesos? ¿Y los periodistas que piden cárcel para esas «vestidas», por robarse unas palomitas y unos jugos en Cineteca dónde están? ¿Están investigando quién se robó ese medio millón de pesos?
Así que muy probablemente esos policías, fueron los/las mismas que entiendo que tras ese asalto de agosto de 2014, dan el servicio privado de seguridad a Cineteca. Es irónico que una mujer policía, que lógicamente fue la que entró al baño para mujeres a patear la puerta donde la mujer trans, Laura Glover, estaba presuntamente cagando, y que según por la información publicada en la revista Proceso, la corrieron, en lugar de capacitarla en estos temas.
Robar unas palomitas, rayar algunas puertas con consignas, gritar y exigir que no se les trate así, sobre todo en un recinto donde se supone que conviven la diversidad, la libertad y la vanguardia, parece lo de menos. Lo demás es que es real, las chicas trans han sido asesinadas tan solo por entrar a baños de hombres, así lo recuerda la misma Laura Glover en su Twitter: «Esto no se trata de mí. Sino de las veces que nos mataron en baños públicos. Alexa en Panamá, Thalía Solis en Perú, Alessa Flores, muchas más. Ya no habrá mas mundo, y la gente CIS nos dejó hasta el final del banquete. Estamos en el plano de exigir como reinas #ConNosotransNo».

No hace mucho que se estrenó el documental Kenya, dirigido por Gisela Delgadillo, ganadora en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara 2023, que plasma la vida de una trabajadora sexual transgénero (Kenya Cuevas) quien fue testigo del transfeminicidio de Paola Buenrostro, primer feminicidio tipificado en la Ciudad de México. Valdría la pena que este grupo de chicas trans pidan a Cineteca que lo proyecten en su foro al aire libre y que sigan habiendo tomas simbólicas, que se lleven algunas palomitas, caray. Además habrá que ver algo de suma importancia, el reclamo público fue el 16 de septiembre, el Día del Desfile Militar, al presidente Andrés Manuel López Obrador le puede fascinar esa celebración porque cada vez adora más al Ejército. Nomás le falta aparecer vestido de general como su odiado Felipe Calderón.
El sitio http://www.agenciapresente.com se lee lo siguiente en la nota de Ixchel Cisneros Soltero titulada «La militarización en México, un mensaje de violencia a las mujeres y a la comunidad LGBT», se advierte que «las personas de la comunidad LGBTTTIQ+, son las mujeres trans en situación de vulnerabilidad y trabajadoras sexuales, quienes encabezan las cifras de violencia letal con armas de fuego.
Como el caso de Naomi Nicole “La Soñare”, mujer trans de 23 años que fue asesinada por dos militares en la Ciudad de México. O el de Paola Buenrostro, cuyo transfeminicidio fue perpetrado por un exmilitar.
Según la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad, dos de cada 10 mujeres detenidas por la marina son violadas. La misma suerte corren una de cada 10 mujeres que arresta el ejército». (Aquí la nota: https://agenciapresentes.org/2022/09/12/la-militarizacion-en-mexico-un-mensaje-de-violencia-a-las-mujeres-y-a-la-comunidad-lgbt/).
Ya entrados en estos temas de las mujeres trans, el Ejército Mexicano e incluso el cine y el cine de lucha libre que tanto le molesta al actual director de Cineteca, Alejandro Pelayo, que manda a su programador Nelson Carro a sustituirlo cuando se proyectan películas de «raritos», están por estrenarse dos películas que serán polémicas y que deberían proyectarse en Cineteca Nacional, al menos una vez.
Estas son Heroico, de David Zonana, y Cassandro, de Roger Todd Williams.

La primera es sobre el caso de los jóvenes que se enlistan en el Heroico Colegio Militar pensando que su vida mejorará, pero sus «superiores» se encargarán de que vivan momentos violentos para que se vuelvan hombrecitos de verdad, pues deben defender a la nación.
En la nota firmada por Alan Hernández, del diario 24 Horas, con el título «Heroico; el Ejército entre el terror y la patria», David Zonana, director de este largo, advierte que para él «es un problema muy significativo porque vemos cómo la violencia aterra al país, pero es la que educa a quienes se supone nos defiende, en realidad hacen lo mismo solo que unos con licencia, y bueno, esto se trata de un sistema. A los nuevos en el Ejército los quiebran, los modifican, los hacen odiar y eso lo replican con los nuevos y los nuevos lo harán con otras generaciones».
Abunda que no cree que una película cambie la situación, pero cree «que puede llevar a cuestionarnos qué tan bien o qué tan mal es lo que se hace ahí dentro, pero sobre todo, puede apelar a nuestro lado más humano”. Suma además que:» Hay mucha gente que defiende estos métodos, pero yo sinceramente no creo que estos no afecten a esas personas, que no las vuelvan agresivas y con resentimiento, simplemente tienen licencia para cometer atrocidades muchas veces y claro que no podrían cuidar a la sociedad civil”. (Aquí la nota: https://www.24-horas.mx/2023/09/18/heroico-el-ejercito-entre-el-terror-y-la-patria/).

La segunda película es Cassandro, la película interpretada por Gael García Bernal, en la que cuenta la historia de un gladiador exótico que cambió la historia de la lucha libre. Su nombre: Saúl Armendáriz, quien nació el 20 de mayo de 1970 en El Paso, Texas, y que en 1989, al perder la máscara en los encordados, decide mostrarse tal como es y se nombra: Cassandro. Así que fuera máscaras a ser un luchador «exótico», con el que no pretendía ni ser vulgar ni corriente, tampoco caer en el morbo y la burla como sucedía en el pasado con los primeros luchadores exóticos, como Sergio «El Hermoso», El Bello Greco y el Adorable Rubí, nacidos en los años 40 del siglo pasado.
Cassandro ha dicho que en la lucha libre mexicana, «el estilo exótico se refiere a atletas refinados en su vestimenta, bien peinados, con un caminar muy particular, fino y en ocasiones afeminado”, por lo que no son “ni rudos, ni técnicos, raros pero no por su estatura o tamaño, estos amanerados gladiadores han representado una tercera opción dentro de los encordados mexicanos» que algunos exhiben «sin recato su preferencia sexual y retan con ello los ánimos homofóbicos o secretamente homofílicos de los aficionados a las luchas». (Aquí pueden ver más informacion:
https://revistaloscinicos.com/2023/08/22/cassandro-elegantes-piruteas-bad-bunny-y-luchadores-de-plastico/)

La película de Cassandro llega en un momento interesante para el tema de la diversidad en México, pues hace un par de semanas la chica trans Wendy Guevara arrasó en el reality show La Casa de los Famosos de Televisa, con 18 millones de votos, ella misma entró en la polémica sucedida en Cineteca al discutir con la senadora panista Lilly Téllez, quien defiende la idea de que el baño de mujeres es solo para mujeres. Así lo dijo: “Yo respeto a los trans, se está pidiendo nada más que se respete que los baños de mujeres sean de mujeres y los hombres sean de hombres. (…) Esto NO es discriminación. Los baños de mujeres, son de mujeres. Ya basta de tolerar lo que es irracional e ilógico”. (Aquí la nota al respecto: https://www.msn.com/es-mx/noticias/mexico/critican-a-la-senadora-lilly-t%C3%A9llez-por-advertencia-a-wendy-guevara/ar-AA1gQnyj).
Escribe la historiadora e investigadora en temas de la historia de las mujeres y de la diversidad sexual en el siglo XX, que ha publicado estudios sobre el sufragio femenino, la actividad política y la educación de las mujeres en los periodos porfiriano, revolucionario y pos revolucionario en el dossier de La Revista de la Universidad de marzo de 2019 dicado al Género, con el título del ensayo: «¿Qué hay detrás de las siglas LGBTTTIQ?» (que pueden leer aquí: https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/08742c3a-526b-4330-b21e-730bc93ef654/que-hay-detras-de-las-siglas-lgbtttiq) que:

«Una persona transgénero es quien adopta una identidad de género distinta a la asignada al momento de nacer. Los bebés neonatos se clasifican como niño o niña al poco tiempo de su nacimiento y a partir de esa clasificación se define su nombre y se le educa según sea el caso. Cuando alguien se siente “fuera de sí”, con la identidad asignada por parteras y médicos, puede adoptar el género que corresponda a su sensación interna de ser hombre o mujer, rechazar la adscripción de nacimiento y transitar. Si se asignó niño y fue educado como tal, puede adoptar una identidad de género femenina y dotarse de un aspecto, un atuendo y un lenguaje corporal de mujer. En forma recíproca, alguien clasificado como perteneciente al género femenino puede sentir que esa clasificación no corresponde a su identidad profunda y transitar a una identidad de varón.
La transición o cambio de género obedece a una pulsión vital y es una decisión difícil de tomar; no es un capricho ni una ligereza. Las personas transgénero con frecuencia prefieren ser reconocidas y tratadas simplemente como hombres o como mujeres, sin que se haga referencia a su transición. Existen muchas formas de transición de género, algunas son permanentes y se mantienen durante toda la vida y otras se conservan sólo durante una etapa. Cuando se trata de transiciones permanentes algunas personas —transexuales— recurren a cirugías y tratamientos médicos para adquirir la anatomía genital y los rasgos corporales que correspondan a su sensación interna de ser hombre o mujer. Los tratamientos hormonales se orientan a provocar el crecimiento o el adelgazamiento del vello facial y el cambio de la voz para que sea más grave y masculina o más aguda y femenina. El uso de las tecnologías médicas supone un cambio de género permanente ya que los tratamientos empleados no pueden revertirse».

Pero repito, si el problema es que esos malditos hombres disfrazados de mujeres robaron unas palomitas y unos refrescos en la dulcería de la sacrosanta Cineteca Nacional y no lo vulnerable que son en una sociedad como la mexicana: machista y misógina, periodistas y críticos de cine, sobre todo, que ven o que consumen películas como palomitas, vean esos filmes con más detenimiento, con más calmita, si siguen haciendo berrinche porque esas mujeres monstruosas irrumpieron la inmaculada Cineteca Nacional, entonces no están entendiendo absolutamente nada. El tema de lo trans llegó para quedarse, cada vez más sus familias lo verán, en sus espacios más íntimos y públicos, no podrán taparlo con un dedo y tendrán que lidiar con ello les guste o no.
¿Las palomitas? Me cae que yo se las invito o que las invite Alejandro Pelayo, director de Cineteca Nacional, que este domingo, 17 de septiembre, fue su cumpleaños número 78. ¡Felicidades, Doctor!
C

José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica y periodismo cultural. Conduce el programa Cinismo en vivo.







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