CINISMO ERRABUNDO

«FILM», un reseteo del sujeto 

El escritor irlandés Samuel Beckett, a través del emblemático actor estadounidense Buster Keaton, nos comparte en FILM, que es un cortometraje experimental de 1965 dirigido por Alan Schneider, el proceso introspectivo de un Sujeto que se va confrontando desde la otredad, entre oleadas de lo Imaginario y lo Simbólico. Quizás somos -como dijo Beckett- ese “incomprensible espíritu; a veces faro, a veces mar”, y sólo nos queda -como refiere Hermann Hesse- “recoger flores que crecen en medio del infierno”.

Por Antonio Betz Nájera

Transeúnte errante

En el ir y venir el devenir del Sujeto. Tras las embestidas de las miradas de los otros su mirada se disloca y descarrila. Se estrella y se vuelve otras miradas. No se le reconoce. No se conoce. ¿Cómo hacerlo si el viaje apenas inicia? ¿O reinicia? ¿Cómo hacerlo si no mira? Andar esquivo entre significantes impávidos. Seres durmientes que carcomen con su mirada. Lectura táctil. Sueño de un reencuentro en el cual siempre queda el remanso de una reminiscencia espectral, inconclusa, difusa.

Las calles y muros son el dédalo de este Ícaro transhumano, que vestido en los harapos de su otro yo deambula con gula en el guion de Beckett. Él no lo sabe pero sigue un destino, el cual se difuminará al quebrarse, el inconsciente reinara en el caos “para poner en el mundo una estrella danzante” (Friedrich Nietzsche). Quizás un efímero atisbo.

Las alas se quemaron en el ardor de la tinta. Un Sujeto acallado. El Sujeto ha callado. Un mudo Sujeto. Ha mudado el Sujeto. “Callar es peor. Todas las verdades silenciadas se vuelven venenosas” (Friedrich Nietzsche).  El Sujeto se vuelve “la contradicción absoluta, el paroxismo de las antinomias y el límite de las tensiones” (Emil Cioran). Asciende como si descendiera. Cada paso es un titubeo. Las muecas entre pétalos, los años ahí están. El perro al cual se refirió Nietzsche no deja de perseguirlo.

El tótem viviente juega con él, el juego del eterno retorno donde el entorno es un horno de grecas arcanas, runas de ese ignoto destino. Fotogramas de una inocencia que se torció al añorarse. Sísifo condenado. Encadenado a ese ser panóptico que se devela a cada instante castrante. Encallado a ser ese ser panóptico que devela a cada instante su castrante paranoia. Encantado a hacer para ser ese desvelo que acecha por ese ojo.

Antonio Betz Nájera

Ya es otro en otra historia escrita por otro. “¿La vida, cuándo fue de veras nuestra? ¿Cuándo somos de veras lo que somos?, bien mirados, nunca somos a solas sino vértigo y vacío, muecas en el espejo, horror y vómito, nunca la vida es nuestra, es de los otros”, refiere Octavio Paz.

La mirada del otro se hace omnipresente, cada rasgo del muro danza con la cortina rasgada. Los claroscuros besan los objetos cotidianos, deslinde en desliz de un mundo cartesiano. Estenopeica introspección, en su minimalismo la saturación. No se reconoce. ¿Cómo hacerlo si no se mira?

Quiebre

¡No oigo, no miro, no hablo! ¿No filmo?

Dice Hegel que “el mundo es un espejo donde volvemos a encontrarnos.” Nos volvemos “transeúntes eternos a través de nosotros mismos” plantea Fernando Pessoa. El Sujeto en reencuentro fantasmal tras el desencuentro que paso a paso va ardiendo. Entre dos miradas. Aletargado movimiento. Un pesado saco. Manos arrugadas de dedos fatigados. Sinuosas  expresiones que deambulan ante la ausencia.

El tótem viviente juega con él, el juego del eterno retorno donde el entorno es un horno de grecas arcanas, runas de ese ignoto destino. Fotogramas de una inocencia que se torció al añorarse. Sísifo condenado. Encadenado a ese ser panóptico que se devela a cada instante castrante. Encallado a ser ese ser panóptico que devela a cada instante su castrante paranoia. Encantado a hacer para ser ese desvelo que acecha por ese ojo. ¿Por cuál? ¿El ausente que, cual mancha, atrapa o el que en desasosiego busca evadirse hasta la ominosa angustia?

Sujeto postrado en silente grito.

Visajes de un reencuentro que quebró el hado.

Espasmos en el vacío.

Embestido, expectante ante su propia mirada.

Te mira.

Le miras.

Se miran.

Secuelas

“No hay casualidades sino destinos. No se encuentra sino lo que se busca, y se busca lo que en cierto modo está escondido en lo más profundo y oscuro de nuestro corazón.”

Ernesto Sábato

¿Samuel Beckett mirando cuadro por cuadro a Buster Keaton?

Samuel Beckett a través de Buster Keaton nos comparte el proceso introspectivo de un Sujeto que se va confrontando desde la otredad, entre oleadas de lo Imaginario y lo Simbólico. En un constante ir y venir. Dice José Ortega y Gasset que “el hombre, cuya única realidad consiste en ir hacia un blanco, de pronto se queda sin blanco, y sin embargo, teniendo que ir, que ir siempre. ¿Dónde? ¿Dónde ir cuando no se sabe dónde? ¿Qué vía tomará el desviado? ¿Qué dirección el perdido?”. Quizás es en este perderse que el Sujeto crea, se crea, sintomatiza, resíntomatiza, tras dejarse guiar al escuchar, dijese Carl Jung, a ese “demonio susurrándole de nuevos y maravillosos caminos.” Promesa quimérica de absolución, conversión gozosa.

Menciona Lacan que “el Sujeto está estructurado exactamente como un síntoma…un síntoma privilegiado en el interior del Sujeto”. ¿Qué sucede cuando ese síntoma se confronta con su vacuidad? Jorge Boone dice que “al desarticular la rutina cotidiana, la enfermedad nos destierra de nosotros mismos, nos desampara.” Al respecto Alejandra Pizarnik nos expone que “la vida es un concierto de angustias que desembocan en la muerte… profunda sensación del absurdo. Pensar en la vida en sus innombrables fatigas, en esta reconstrucción cotidiana que hacemos de nosotros mismos”. De cierta forma a partir de su búsqueda ignota el Sujeto se ha emancipado de la búsqueda de un destino dijese Emil Cioran. Su inconsciente se hizo consciente en un pasaje al acto abrupto. De ello, del Ello emergerá, en el quiebre Yoico, una creación. El Sujeto puede mirar a ese perro incansable desde su obra y decirle, decirse: “Te he sobrevivido suficiente como para poder recordar desde lejos.” (Wislawa Szymborska). Ernesto Sábato plantea que es ahí donde emerge la nobleza del individuo, al “levantar (levantarse desde) su obra en medio de la devastación, sosteniéndola infatigablemente, a medio camino entre el desgarro y la belleza.” 

Dice Lacan que “existimos a partir de que el otro nos mira”, al mirarnos (el otro) nos historiza, nos asigna un rol, el cual asumimos. Al mirarnos (a nosotros mismos) nos historizamos en un delirio, consensuado o íntimamente particular. El Sujeto es el compendio de toda una amalgama de significantes, incluso previos a él, que estructurará su destino

Antonio Betz Nájera

Edgar Allan Poe menciona que “todo movimiento es creativo”. El pasaje al acto se torna creativo y esta creación se puede volver arte. Transmuta al Sujeto, apóstata de sí. Deleuze refiere que “el arte es lo que resiste: resiste a la muerte, a la servidumbre, a la infamia, a la vergüenza”. ¿De qué manera se está y se sobrevive? ¿Quién envestirá a ello bajo el semblante de arte? ¿Desde dónde y para quién?

El semblante de arte, y el que emerge de pasaje al acto, siempre vendrá del otro. El Sujeto expone sin saberlo, se expone y crea para el otro. Siempre a partir del otro, presente o ausente, fantasmal o concreto. El Sujeto mismo al releerse y resignificarse es a partir del otro. Se vuelve otro al mirarse y mirar su creación de manera atemporal y ajena.

Marc Augé plantea que “la dimensión cultural implica que toda identidad individual se construye a través de la relación de alteridad.” Es a partir del contexto en el cual interactúa y desarrolla el individuo, que en él se irá estructurando el inconsciente del Sujeto, el cual irrumpirá de una u otra forma en el pasaje al acto.

Dice Lacan que “existimos a partir de que el otro nos mira”, al mirarnos (el otro) nos historiza, nos asigna un rol, el cual asumimos. Al mirarnos (a nosotros mismos) nos historizamos en un delirio, consensuado o íntimamente particular. El Sujeto es el compendio de toda una amalgama de significantes, incluso previos a él, que estructurará su destino. Es por ello, como expone Octavio Paz que “para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme en otros, los otros que no son si yo no existo”. Dice José Ortega y Gasset que el “vivir es sentirse perdido” y es en “la búsqueda en dónde se huye de lo que realmente somos”, plantea Jiddu Krishnamurti.

Quizás somos ese “incomprensible espíritu; a veces faro, a veces mar” que menciona Samuel Beckett, y sólo nos queda “recoger flores que crecen en medio del infierno” como refiere Hermann Hesse.

Antonio Betz Nájera, psicólogo general con especialidad en clínica. Maestría en psicoanálisis freudolacaniano. Artista plástico, escritor y vagabundo.


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