DANDYS Y CÍNICOS
Entre la primavera y la ebullición global
Martha Pacheco era una persona muy risueña, muy divertida, le gustaba contar chistes, le gustaba bailar, junto con Teresa Margoles, este grupo SEMEFO, de artistas de instalaciones, también con escenas terribles de muerte, le gustaba bailar como Lorena Velázquez, a gogó, se ponían minifalda las dos y hacían unos bailes muy divertidos.
Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Es martes, el clima se ha sentido más caliente en Guadalajara que otros días, la primavera ya está aquí, todo empezará a florecer en la Ciudad en breve, en las noticias, sin embargo, anuncian que estamos a nada de que la temperatura comience a hacer estragos en el planeta de manera irreversible. 2023 fue el año más cálido en los 174 de los que se tiene registro, con todo, aquí seguimos inmersos en esto que ya no le llaman calentamiento global sino ebullición global. El 2024 parece que vendrá igual de extremo que el pasado y así será el siguiente, de no parar con la contaminación de los combustibles fósiles que están derritiendo los glaciares.
Tomo un camión para ir al monumental Hospicio Cabañas, donde será la presentación del libro Anatomía íntima, de Martha Pacheco, la artista que pintó en sus cuadros a locos y muertos sin pudor alguno. En el trayecto veo que un auto choca con otro, no faltaron los mirones, por fortuna parece que sólo fue el golpe de los coches y no hubo heridos, ni fallecidos. Al bajar del camión, los sonidos e imágenes del centro de Guadalajara tienen su propia gracia -y desgracia-. «Mira el Hombre Araña y el Didpul», dice una mujer a su acompañante, mientras señala a dos individuos disfrazados de súper héroes, más adelante hay letreros de próximos conciertos de cantantes que hicieron llorar, reír y gritar a nuestras madres como Napoleón y Raphael.
Acelero el paso pues a las siete de la noche comienza la presentación del libro, ya son las 7:07, llego cuando la Secretaria de Cultura de Jalisco, Lourdes González, habla sobre la artista tapatía nacida en Guadalajara, el 10 de diciembre de 1957 y fallecida el 1 de diciembre de 2021, producto del cáncer. Ahí mismo se encuentran en el escenario, Patricia Montelongo Calleja, quien modera la charla entre la curadora de la exposición que lleva el mismo nombre del libro-catálogo y el editor y periodista Rogelio Villarreal, quien fue amigo de Martha Pacheco y que en el libro hay un texto suyo dedicado a la pintora, dibujante y grabadora.

«La obra de Martha Pacheco». señala Matos Moctezuma, «ha sido motivo de análisis, de estudio, por muchas instancias (…) creo que es una artista que trascendió las fronteras de Jalisco, que desde los años ochenta cuando recién inicia, recién desempacadita, empieza a figurar dentro de la plástica y llama la atención por esa fuerza de su lenguaje, tiene esa presencia desde que tiene sus primeras obras».
También explica la maestra en arte moderno y contemporáneo que «en el caso de Martha Pacheco», a comparación de «muchas artistas que inician con muy buen orgullo y de repente se eclipsan», Martha Pacheco ha seguido presente en las publicaciones, pues «si vemos esa trayectoria, a lo largo del tiempo, Martha ha estado presente, viva y muerta sigue presente».
Rogelio Villarreal, por su parte, rememoró cuando conoció «muy jovencita» a Martha Pacheco, fue en una exposición de la Galería Los Talleres, de Patricia Mendoza, en Coyoacán. Entre chicas y chicos muy jóvenes estaba Martha con trabajos muy distintos por los que trascendió. «Tenía paisajes, algunas imágenes urbanas, nada de lo que nos presentaría después», advierte Villarreal, «estas imágenes terribles de la muerte, de la locura, de la soledad, de la violencia que tendría mucho eco con la realidad que estamos viviendo hoy en día».
Contrario a lo que muchos puedan pensar, explica el editor de la revista Replicante y profesor en el Iteso, «(Martha Pacheco) era una persona muy risueña, muy divertida, le gustaba contar chistes, le gustaba bailar, junto con Teresa Margoles, este grupo SEMEFO, de artistas de instalaciones, también con escenas terribles de muerte, le gustaba bailar como Lorena Velázquez, a gogó, se ponían minifalda las dos y hacían unos bailes muy divertidos».
También explica la maestra en arte moderno y contemporáneo que «en el caso de Martha Pacheco», a comparación de muchas artistas que inician con muy buen orgullo y de repente se eclipsan, Martha Pacheco ha seguido presente en las publicaciones, pues «si vemos esa trayectoria, a lo largo del tiempo, Martha ha estado presente, viva y muerta sigue presente».
María Fernanda Matos Moctezuma

Mientras hablan de Pacheco, detrás de ellos, van apareciendo imágenes con su obra contenida en el libro; cuerpos en la morgue, hombres encerrados en habitaciones de algún psiquiátrico y demás postales un tanto sangrientas. Al final, en la sala de cine del Hospicio Cabañas, lugar donde se llevó a cabo esta charla, proyectan un corto sobre Martha Pacheco. La película no es muy buena en realidad, pero vemos a la artista contando parte de su vida y de su gusto por el pintor Francis Bacon. Confiesa que le inquietaba mucho la gente que vivía en la calle, que siempre le llamó la atención las vidas de los marginados por la sociedad, explica que tal vez es la razón por la que ella siempre se sintió así.
Termina la presentación y salgo de la sala de cine, ahí afuera entre mucha gente me encuentro a Rogelio Villarreal y Lilián Solórzano, platicamos mientras bebemos una agua de horchata patrocinada por la familia de Martha Pacheco, se acerca Piedad Cush, una chica muy entusiasta, quien hace videos sobre exposiciones de arte, que los sube a su Tiktok. Entrevista a Rogelio en uno de los patios del Hospicio Cabañas, el espacio donde tal vez todo inició para Martha Pacheco.
Un festival de cine en el Hospicio Cabañas me llevó a Martha Pacheco

El 30 de junio del 2023 tocó ir al Hospicio Cabañas. Esto fue por la quinta edición del Festival de Cortometraje Universitario Premios CEC 2023, al que nunca había ido y donde hubo charlas, así como proyecciones de 37 trabajos fílmicos universitarios. Este encuentro cinematográfico lo ilustra un cartel de color rojo realizado por el caricaturista Trino, que lleva una sombra negra con el perfil de un hombre que lanza luz por la boca y que sostiene un trofeo, que es una especie de gato alargado y estético, el cartel llama mi atención porque semanas antes le preguntaba a la directora del FICG, Estrella Araiza, por qué no han invitado a Jis o Trino a realizar algún cartel en las 38 ediciones del festival de cine, me respondió que sería buena idea invitarlos a realizar el cartel para la edición 40, juntos o cada uno por separado.
Parte de las actividades del festival de cortos, se realizó en la sala de cine del Cabañas, lugar donde este martes, 19 de marzo de 2024, se presentó el libro de Martha Pacheco, pero fue precisamente por esos días del año pasado, que la exposición Anatomía íntima se encontraba en una de las salas del mismo recinto que alguna vez dijo la que formó parte del grupo artístico llamado Servicio Médico Forense (SEMEFO) -como lo cuenta el cronista Gerardo Lammers en su nota de Confabulario, escrita cuando murió Martha Pacheco en 2021- que cuando era niña vio El Hombre de Fuego, de José Clemente Orozco, mural que se encuentra en la cúpula del Museo Cabañas, la cual fue una de las imágenes que «la jalaron a pensar» en que «quería ser pintora… esa fuerza de su dibujo, de su color, de todo”.
Hice el recorrido por la exposición acompañado de Claudia Prado, quien vino por parte del Centro de Capacitación Cinematográfica al Festival de Cortometraje Universitario y que fue gracias a ella que me enteré de éste. Así que luego de las actividades del evento fílmico, le dije a Claudia que fuéramos a ver la exposición de Martha Pacheco, en la que hubo cerca de 250 piezas entre apuntes, pequeños dibujos, fotografías, cuadernos de trabajo que encontraron en su estudio, así como obra de coleccionistas que residen fuera de Jalisco.
Ahí vi una revista de nota roja llamada Enlace Policiaco!, que traía el rostro de un hombre muerto con la frase temeraria que dijo antes de dispararse: «Miren yo no le temo a la muerte»; también estaba el autoretrato de Martha Pacheco desnuda y muerta, extendida en una plancha de metal donde parece le hicieron la autopsia; la pintura con caras de hombres que tienen la mirada perdida; una foto de ella recargada al lado de una vieja caseta telefónica del siglo pasado; cuadros inmensos de mujeres desnudas que están en una especie de aquelarre urbano. La violencia, la locura, la muerte, la vida en la calle y el extravío humano permearon la obra de Martha Pacheco.
Martha Pacheco, recuerda de nuevo el periodista Gerardo Lammers, dijo hacía tiempo que ella había dejado de fotografiar cadáveres. “Ya no es como antes el semefo”, dice. “Ahora es más violento. No podría ver imágenes así. Son muy fuertes. Cuando voy sólo hablo con los doctores, pero no entro al anfiteatro. No quiero ver”.

Ahora, en este marzo del 2024, la recordamos mientras comienza la primavera y el mundo está a la deriva, como si fuera una melodía de Diamanda Galás, que dice Rogelio Villarreal, tanto le gustaba a aquella artista obsesionada por mostrar el lado más brutal del ser humano.
Tal vez no tan brutal como lo que le oí decir a Donald Trump recién, de que si pierde la próxima presidencia de los Estados Unidos habrá un «baño de sangre»; no tan demencial como lo que expresó Vladimir Putin, quien seguirá sometiendo a Rusia a su locura hasta el 2030, amenazando con una tercera Guerra Mundial sino obedecen sus terquedades; no tan indolente como las palabras del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien se negó a recibir a Ceci Flores en Palacio Nacional, la madre del colectivo de búsqueda Madres Buscadoras de Sonora, quien le quería entregar la pala con la que ha buscado a sus hijos desde el 2015 y no los ha encontrado, pero AMLO sólo respondió, desde su show mañanero, como lo indolente y macho que es: «que me la deje aquí».
Martha Pacheco, la mujer que inició dibujando paisajes y que también le gustaba bailar a gogó, recuerda de nuevo el periodista Gerardo Lammers, que un día dijo, por allá de 2011, que hacía tiempo que ella había dejado de fotografiar cadáveres. “Ya no es como antes el semefo”, dice. “Ahora es más violento. No podría ver imágenes así. Son muy fuertes. Cuando voy sólo hablo con los doctores, pero no entro al anfiteatro. No quiero ver”.
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José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica y periodismo cultural. Conduce el programa Cinismo en vivo.







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