CINISMO ESPIRITUOSO
Sobre la sección Ahora México y la Santa Muerte
Fui a ver algunas de los largometrajes que compitieron en la sección Ahora México del FICUNAM -explica Fernando Ramírez Ruiz-. Una me gustó mucho, se llama El mirador, una película con una estructura narrativa original pero sin dejar de contar una historia. Otra que me sorprendió fue Río de Sapos, un documental que es un altarcito audiovisual a la Santa Muerte. No me sorprendió el documental en sí sino que estuviera en un festival de «cine crítico», porque no es una visión crítica o histórica o antropológica del culto a la Santa Muerte.
Por Fernando Ramírez Ruiz

Según Maximiliano Cruz, director artístico del FICUNAM, este es un festival dedicado al cine crítico y no para películas que buscan que la gente salga a comprar la «merch de la peli». Y qué bueno que sea así porque de cualquier modo esas películas que quieren vender «merch» no creo que las prestarían tan fácil para el FICUNAM, pero la definición de cine crítico no es tan fácil, están los que dicen que arte que no es innovadora formalmente es conformista/conservadora/prohegemónica, etcetcetc (estos etcéteras son anticonformistas), pero ya sabemos lo que sucede cuando se busca la innovación formal por sí misma.
En lo personal recuerdo a una excompañera de banca que quería hacer una película toda de cabeza, o sea, con el piso arriba y lo de arriba abajo -porque nadie lo había hecho-. Y en el FICUNAM ha habido mucho de eso, el programador anterior Roger Koza, el «sueños» Koza, llegó a poner «kozas» como una película donde se ve a gente durmiendo. Que el colmo es que eso no tiene nada de innovador, Andy Warhol hizo una película que consistía en ver durante horas a un poeta, amigo suyo, durmiendo. También se puede entender al cine crítico como el cine de denuncia, pero eso tampoco aclara las cosas del todo. Y pongo dos ejemplos, tan sólo eso, ejemplos, de controversias, dentro de la izquierda, de lo que se puede entender como cine de denuncia.
Uno es el filósofo marxista Zizek, ajonjolí de todos los moles críticos, que dice que la obsesión identitaria de nuestro tiempo es una parte del sistema y por lo tanto feminismos, elegebeteísmos, antigordofóbicos, antiislamofóbicos, antifobifóbicos y demás, están luchando a favor del sistema y no contra de él. Conste eso dice él no yo. Luego está Mark Fischer, alias K Punk, el filósofo, crítico cultural, bloguero y demás tan de moda actualmente, pero que estaba en contra de la cultura de la cancelación. Es decir, contra la idea de pedir la cabeza de cualquiera que haga un comentario racista, misógino, sexista, clasista o lo que sea.
Yo en lo personal critico a los que critican mi estilo de crítica de cine, que porque ésta debe ser sobre las actuaciones, la realización, el lenguaje cinematográfico y en resumidas cuentas sobre lo audiovisual y sólo lo audiovisual, dejando fuera a la historia, la trama y por lo tanto, al guion. Que porque eso es ponerse literario con el cine y eso es pecado mortal. Además de que es atentar -y eso lo es lo menos- a los viejos demonios sicoanalíticos y con ellos a los del yo y del ser. ¡Qué Foucault nos proteja! De cualquier manera, cuando se pone la crítica por delante de las películas, a mí me da desconfianza.
Fui a ver algunas de los largometrajes que compitieron en la sección Ahora México del FICUNAM. Una me gustó mucho, se llama El mirador, una película con una estructura narrativa original pero sin dejar de contar una historia. Otra que me sorprendió fue Río de Sapos, un documental que es un altarcito audiovisual a la Santa Muerte. No me sorprendió el documental en sí sino que estuviera en un festival de «cine crítico», porque no es una visión crítica o histórica o antropológica del culto a la Santa Muerte.
Independientemente de lo que cada quien opine o piense de la Santa Muerte yo me pregunto: ¿En dónde está aquí el lado crítico? Yo no lo veo, pero encuentro otra evidencia para alimentar mis sospechas de que atrás de quienes ponen lo crítico por delante en temas artísticos, siempre se esconde un aspecto arcaico.
Fernando Ramírez Ruiz
La propia productora del documental lo dijo en la sesión de preguntas y respuestas, luego de la función de prensa. Que no querían hacer un documental antropológico. Se nota. Que querían hacer algo más personal, más visceral. Pues lo lograron. Así que la Santa Muerte no sólo ya entró a Morena, también a la UNAM vía su festival de cine. Es un altar… perdón, documental, que tardó años en hacerse y contó para su realización con la ayuda de numerosas fundaciones nacionales y extranjeras, incluyendo una árabe que aparece como coproductora.
Independientemente de lo que cada quien opine o piense de la Santa Muerte yo me pregunto: ¿En dónde está aquí el lado crítico? Yo no lo veo, pero encuentro otra evidencia para alimentar mis sospechas de que atrás de quienes ponen lo crítico por delante en temas artísticos, siempre se esconde un aspecto arcaico. Como ya dije, fui a algunas de las películas de la sección Ahora México del FICUNAM, pero a otras no pude ir y antes de una función, de las que sí fui, la comisión federal de electricidad avisó antes de empezar que iban a cortar la luz, así que la función se suspendió.
En otro par de ocasiones no pude llegar por las manifestaciones de la CNTE, lo que me recordó la sesión de preguntas después de Río de Sapos. Una reportera preguntó cuál había sido la experiencia sobrenatural más impactante durante su producción. Asumiendo que al hacer un documental sobre la Santa Muerte habrá sucesos sobrenaturales difíciles de explicar, la productora dijo que varios, pero destacó que cuando intentaban hacer una toma con un dron, que debía volar hasta parase enfrente de la imagen cadavérica siempre fallaba algo. Así fue hasta que decidieron pedirle permiso a la Santa Muerte y entonces sí, la toma salió a la primera, pero que como esas muchas cosas hasta en la postproducción donde ni el quicktime funcionaba si no se le pedía permiso antes a la «niña blanca». Entonces lo entendí: No pude ver bien las pelis del FICUNAM, porque antes no le pedí permiso a los antiguos espíritus de la crítica posmoderna. Es obvio.
C
*Versión cínica retomada del blog Smile on a dog.

Fernando Ramírez Ruiz estudió en la prepa de La Salle, de la Ciudad de México, al lado del hijo del presidente Miguel de la Madrid y en la secu Nuevo Continente se enamoró de Lucerito, tiempo después cruzó miradas y le dijo quiúbole a Yordi Rosado en la Universidad Intercontinental, de la que desertó de la carrera en Ciencias de la Comunicación. Ha conocido a Diego Luna, fue Stand in de Sasha Sokol y el Chivo Lubezki en una película. Está escribiendo el libro de memorias: «Quiúbole con mis encuentros con los famosos».







Deja un comentario