CINISMO EXPLOSIVO
La historia de cómo una bomba inmobiliaria arrasó Tokio
Con motivo del 25 aniversario del estreno de Matrix, la cadena de cine, Cinemex, ha celebrado en este junio de 2024 el mes de la ciencia ficción, por lo que, además de la película de los hermanos Wachowski, ha exhibido otros clásicos de este género, entre ellos Akira, que aquí la comenta nuestro Akira del cinismo, Fernado Ramírez Ruiz. Todavía tienen esta semana para ir a verla a la sala de cine.
Por Fernando Ramírez Ruiz

La película Akira (Japón, 1988), de Katsuhiro Otomo, con guion de Katsuhiro Otomo e Izo Hashimoto, contiene todos los escenarios distópicos de la época de los años ochenta, empezando por los gladiadores en moto a la Mad Max 2, la ciudad decadente en estado semisalvaje a la Warriors o Escape de Nueva York, La escuela de rufianes y El mesías.
Aunque este es un mesías peculiar sumamente peligroso, porque Akira es un niño con un extraño poder destructivo tal que se carga a Tokio en una explosión como de bomba nuclear, sólo que en lugar de formarse un hongo se forma una burbuja. Eso se supone que pasó en 1988 pero la historia se sitúa 31 años después, cuando parece que el adolescente Tetsuo, está desarrollando poderes como los de Akira.
En realidad el problema empieza por un político corrupto de la ciudad, Mr Nezu, cuando organiza el rapto de uno de los niños compañeros de Akira, que “le pega” los poderes a Tetsuo. Aquí llama la atención que una niña del grupo de esos extraños niños con súper poderes, llamada Kiyoko, tiene un sueño en donde los brillantes rascacielos de Neo- Tokyo, que son como el leit motiv de la película, en lugar de ser brillantes torres de luces, que algunas incluso parecen brillar como oro, son sombras que se caen sobre la gente.
De este modo se hace una conexión entre una guerra global -pues se supone que Akira con su burbuja de destrucción que arrasa con Tokyo provoca la Tercera Guerra Mundial – y los rascacielos de Neo-Tokyo, lo que hace pensar que ella está hablando de lo que pronto pasaría en Japón en la vida real: Una burbuja especulativa gigantesca, que llevó los precios de los bienes raíces japoneses a niveles de locura, tan sólo el Palacio Imperial de Tokio llegó a valer tanto como todos los bienes raíces del estado americano de California.
La película Akira (Japón, 1988), de Katsuhiro Otomo, con guion de Katsuhiro Otomo e Izo Hashimoto, contiene todos los escenarios distópicos de la época de los años ochenta, empezando por los gladiadores en moto a la Mad Max 2, la ciudad decadente en estado semisalvaje a la Warriors o Escape de Nueva York, La escuela de rufianes y El mesías.
Fernando Ramírez Ruiz

Mr Nezu dice, en un dialogo, que Neo-Tokyo es como una fruta podrida con la que habría que acabar para que surgiera una nueva semilla y aunque parezca increíble algo similar, decían los funcionarios japoneses que provocaron la burbuja inmobiliaria fuera de control, era para que cuando explotara, provocara tal crisis que el pueblo japonés tuviera que aceptar las reformas de mercado que los funcionarios decían eran necesarias.
Solo que les pasó como a Tetsuo, que perdió el control de sus poderes y al tipo que anunciaba la llegada del mesías Akira que acabo muerto, cuando la burbuja inmobiliaria japonesa explotó y acabó la era del gran crecimiento económico japonés.
Con motivo del 25 aniversario del estreno de Matrix, la cadena de cine, Cinemex, ha celebrado en este junio de 2024 el mes de la ciencia ficción, por lo que, además de la película de los hermanos Wachowski, ha exhibido otros clásicos de este género, entre ellos Akira. Así que todavía tienen esta semana para ir a verla a la sala de cine.
C
*Versión cínica retomada del blog Smile on a dog.

Fernando Ramírez Ruiz estudió en la prepa de La Salle, de la Ciudad de México, al lado del hijo del presidente Miguel de la Madrid y en la secu Nuevo Continente se enamoró de Lucerito, tiempo después cruzó miradas y le dijo quiúbole a Yordi Rosado en la Universidad Intercontinental, de la que desertó de la carrera en Ciencias de la Comunicación. Ha conocido a Diego Luna, fue Stand in de Sasha Sokol y el Chivo Lubezki en una película. Está escribiendo el libro de memorias: «Quiúbole con mis encuentros con los famosos».







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