CINISMO LUNÁTICO

Sólo porque la astuta publicista -publirelacionista- mad woman Kelly llega a ayudar, se evita que los astronautas alunicen y digan que hay muchas piedras. Y ni bonito está el suelo lunar como dice Lance, el gay amanerado chistoso en turno. “¿Creen que queremos poner un hombre en la luna?”, pregunta Moe, el mandamás del proyecto Apolo, a quien sólo le falta agregar: “¿Creen qué somos estúpidos?»

Por Fernando Ramírez Ruiz

 “¡Pero cuántas piedras hay aquí!”. Esa es la frase que uno de los astronautas del Apolo 11 planeaba decir al pisar la luna, salvo eso en la comedia romántica La Otra Cara de la Luna (Estados Unidos-Reino Unido, 2024), bajo la dirección de Greg Berlanti, en la que supone es sobre la llegada del hombre a la luna, es más la historia de un romance. Y es que las películas románticas o rom – coms, como se les dice en el negocio, suelen ser vistas casi sólo por mujeres que les gusta el romance, así que a veces meten un tema que les pueda interesar supuestamente a los hombres y aquí se intentó meter la carrera espacial.

Puede verse desde el espacio que ese tema de la llegada de hombre a la luna, sucedido el 19 de julio de 1969, es decir hace 55 años, a los guionistas, Keenan Flynn, Bill Kirstein y Rose Gilroy no les interesa en lo más mínimo. Para empezar porque asumen que es algo que a nadie le es relevante. Sí, sólo es un lugar lleno de piedras.

Sólo porque la astuta publicista – publirelacionista – mad woman Kelly (Scarlett Johansson) llega a ayudar se evita que los astronautas alunicen y digan que hay muchas piedras. Y ni bonito está el suelo lunar como dice Lance, el gay amanerado chistoso en turno. “¿Creen que queremos poner un hombre en la luna?”, pregunta Moe (Woody Harrelson), el mandamás del proyecto Apolo, a quien sólo le falta agregar: “¿Creen qué somos estúpidos?”

Este Moe, es un personaje revelador pues no es un funcionario normal de gobierno. Está por encima de todo y no se sabe cuál es su puesto. No es de la Nasa, es del «deep state», de algo secreto, de la CIA o del supremo poder patriarcal o algo así, y me parece revelador porque sólo en estos tiempos conspiranoicos semejante jalada puede presentarse como algo «creíble».

En cambio los astronautas casi ni salen porque pues… ¿qué chiste tiene? Entonces se supone que el viaje a la luna es algo que les importa un bledo intergaláctico y ese precisamente es el supuesto gran problema del programa espacial. Por lo tanto Kelly es la heroína que hace posible la llegada a la luna. En una escena hasta le agradecen por haber hecho todo posible.

Creo que el único tema que realmente interesaba a los guionistas era el de la mentira y las personalidades falsas. Resulta que Kelly tenía un pasado de estafadora con múltiples personalidades y el verdadero gran conflicto de la historia es que Moe ordena hacer una historia artificial de la llegada a la luna, por si el viaje real falla y luego decide que pase lo que pase es mejor transmitir la historia espuria. 

Fernando Ramírez Ruiz

¿Y cómo lo logró? Haciendo que el público viera el viaje a la luna como algo irrelevante, comparándolo con cosas que realmente importan, como los relojes, los cereales para el desayuno, los jugos en polvo y la ropa interior. Creo que el único tema, que sí fue un tema, valga la redundancia, en la carrera espacial de los sesentas y que sale en esta película, aparte de la obvia confrontación con la Unión Soviética y el lado propagandístico de todo el asunto, es el tema religioso.

En una parte de la historia, Kelly y Cole, van a ver a un legislador que no quiere darle presupuesto al programa y les dice que teme que los viajes espaciales afecten la fe de la gente en la religión. Eso puede que si haya sido un tema. Yuri Gagarin, el primer astronauta de la historia declaró, tras su primer vuelo espacial, que había ido al cielo y no había visto ningún Dios. Y hay un capítulo de la mítica serie Twilight Zone, que se ponía en tono Nietszcheano a preguntar si se podía seguir creyendo en Dios en la «era espacial».

No hay alguna escena para recordarse, es una historia romántica hecha según las instrucciones, como si fuera receta para hacer jugo con un sobre de Tang: La chica conoce al gran partido y se la pasa dándole lata, él la rechaza. Ella demuestra que puede ser útil, él la hace volar, esto suele ser sexo pero en este caso vuelan en un viejo avión. El demuestra tener un lado sensible, después la cacha en una mentira, parece que todo acabó pero ella le explica todo, se besan.

Creo que el único tema que realmente interesaba a los guionistas era el de la mentira y las personalidades falsas. Resulta que Kelly tenía un pasado de estafadora con múltiples personalidades y el verdadero gran conflicto de la historia es que Moe ordena hacer una historia artificial de la llegada a la luna, por si el viaje real falla y luego decide que pase lo que pase es mejor transmitir la historia espuria. Y bueno, es que eso de las múltiples personalidades parece ser el tema cinematográfico del momento. 

Por si las moscas, Kelly y Cole, deciden pasar la transmisión real y engañar a Moe haciéndole creer que están transmitiendo la historia fraudulenta. Parece que lo que querían escribir en realidad era una comedia de enredos, para justificar sus vidas endebles. Por algo le hace decir a Kelly que «todo mundo miente». Y Cole que siempre dice la verdad casi provoca, por negarse a mentir, que todo se vaya al demonio.

*Versión cínica retomada del blog Smile on a dog.

Fernando Ramírez Ruiz estudió en la prepa de La Salle, de la Ciudad de México, al lado del hijo del presidente Miguel de la Madrid y en la secu Nuevo Continente se enamoró de Lucerito, tiempo después cruzó miradas y le dijo quiúbole a Yordi Rosado en la Universidad Intercontinental, de la que desertó de la carrera en Ciencias de la Comunicación. Ha conocido a Diego Luna, fue Stand in de Sasha Sokol y el Chivo Lubezki en una película. Está escribiendo el libro de memorias: «Quiúbole con mis encuentros con los famosos».


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