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Contrario al desprecio que ha habido sobre el filme Joker 2, realizado por Todd Phillips, acerca de que es una película mediocre, tanto Lomelí como Monterrosas coincidieron en que ésta es una que tiene valores y provocaciones cinematográficas como extracinematográficas.

Por Los Cínicos

A propósito del estreno de la película de Joker: Folie à Deux el pasado 4 de octubre, el periodista José Antonio Monterrosas Figueiras conversó con la filósofa Julieta Lomelí Balver sobre la segunda parte de la historia del payaso príncipe del crimen.

Contrario al desprecio que ha habido sobre este filme realizado por Todd Phillips, acerca de que es una película mediocre, tanto Lomelí como Monterrosas coincidieron en que éste es un filme que tiene valores y provocaciones cinematográficas como extracinematográficas.

«Haciendo un recuento -expresa Julieta-, creo que la primera parte, ya viendo las dos, es la construcción del personaje; el director supo construir muy bien a su personaje, es un personaje herido socialmente, con mucho resentimiento, que termina volviéndose un asesino, en algún sentido, serial, entonces hasta ahí queda, claro que es muy violenta pero es necesaria la construcción de ese personaje y la identificación de la gente con este resentimiento, con esta violencia».

«La segunda parte -continúa- es una vuelta de cómo finalmente este personaje se vuelve muy humano, y hasta se vuelve muy empático y compasivo que hasta se arrepiente (…) creo que a mí -hasta me suena moralino decirlo eh- me pareció más congruente con la historia».

Julieta Lomelí Balver

«La segunda parte -continúa- es una vuelta de cómo finalmente este personaje se vuelve muy humano, y hasta se vuelve muy empático y compasivo que hasta se arrepiente (…) creo que a mí -hasta me suena moralino decirlo eh- me pareció más congruente con la historia, porque finalmente el Joker -que creo que no es él- este hombre le termina creyendo cuando se arrepiente, porque en la primera parte hay como una seña de que se ve afectado, de que sí siente cierta culpa, de que algo pasa, y en la segunda parte ya vemos que él mismo se da cuenta que es víctima y victimario de una sociedad injusta».

Por su parte, Monterrosas señala que para él la película tiene que ver con el mismo director, «generalmente se dice que la obra hay que separarla de su creador, aquí creo que Todd Phillips está haciendo un homenaje a sus maestros de cine, esos maestros de cine como Martin Scorsese como Francis Ford Coppola, que han criticado al cine de superhéroes».

«Entonces Todd Phillips -subraya- decide hacer una película donde quiere quedar bien con sus maestros (…) En estas dos películas hace un díptico donde busca hacer un juego que se lo pasa al espectador para que también se sienta que forma parte de él, pero (en la segunda parte) no encuentra con una película de superhéores como tal; o sea, la primera parte sí, pero la segunda tiene que ver con la idea de te voy mostrar una película absolutamente diferente, para que te vayas incómodo, pero al mismo tiempo es darle la razón (a sus maestros) de que el cine de superhéores está matando al relato cinematográfico».


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