CINISMO CONTRASTANTE
Andrea Arnold, la directora británica del «realismo crudo»
Andrea Arnold es la reina del Prix du Jury de Cannes, una directora británica del «realismo crudo» y que ahora trae en cartelera-muestra-streaming su más reciente película Pájaro, lo que motivó esta revisión de su filmografía.
Por Alberto Zúñiga Rodríguez

El 10 de abril de este 2025, el Festival de Cannes anunció para su edición número 78, que se realizará del 13 al 25 de mayo, los títulos que componen la Selección Oficial en competencia y algunas de sus emblemáticas secciones como Un certain regard, Fuera de competencia, Proyecciones de medianoche, Cannes Premiere y Proyecciones Especiales, por lo que ya se preparan los proyectores, las alfombras rojas y toda la parafernalia para deleitar a los asistentes de este longevo festival de la costa azul francesa, con los nuevos títulos de gente como: Wes Anderson, Amélie Bonnin, Ari Aster, los hermanos Dardenne, Julia Ducournau, Sergei Loznitsa, Jafar Panahi, Carla Simón, Joachim Trier y un largo e interesante etcétera.
Fue así que llegué al histórico de los premios de este festival galo, cuyo jurado en esta ocasión estará presidido por la icónica y legendaria actriz Juliette Binoche, y llamó especialmente mi atención que la única mujer directora en haber ganado 3 veces el Prix du Jury (Premio del Jurado) es la británica Andrea Arnold; con el mismo número de veces que su compatriota, leyenda del cine social, Ken Loach. Este galardón es relevante porque es el tercero en jerarquía, justo después del Gran Premio (Grand Prix) y el que mayor mérito representa, la insigne Palma de Oro (Palme d´Or). Arnold se ha alzado con esta presea gracias a Red Road (2006), Fish Tank (2009) y American Honey (2016).
¿Por qué vale la pena detenerse un poco a hablar sobre la trayectoria de Arnold?

Hace unas semanas, después de su breve paso por cartelera, se anunció que la última película de Andrea Arnold, Bird (2024), estaría disponible acá en España por la plataforma de streaming Filmin y que en México, lugar donde nací, está corriendo por estos días de abril, en la Ciudad de México, en la edición 77 de la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
A partir de esto es que me sugió la pregunta: ¿Por qué vale la pena detenerse un poco a hablar sobre la trayectoria de Arnold? Por una razón de peso, porque estamos ante una de las directoras británicas más destacadas del cine contemporáneo, conocida por su realismo crudo, enfoque en personajes marginados y estilo visual poético. Va acá entonces un brevísimo homenaje, repaso y recomendación de algunas películas de esta directora que recientemente cumplió 64 años y cuya última producción -de la que ya hablaremos más adelante- estuvo nominada a la mejor película británica en los BAFTA, la Palma de Oro y el Premio del Público en San Sebastián.
Andrea Louise Arnold, nació el 5 de abril de 1961 en Dartford, Kent, Inglaterra. Antes de dedicarse de tiempo completo a dirigir cine, trabajó como presentadora en el programa infantil de la TV británica de los 80, No. 73, donde saltó a la fama. Inquieta por expandir conocimientos y horizontes, decidió estudiar en el American Film Institute (AFI) en Los Ángeles, para empaparse del conocimiento de esta industria. Al regresar a Inglaterra a finales de esa misma década, continua su labor como conductora en televisión, comienza a escribir cortometrajes y entrada la siguiente década, se embarca en una nueva hazaña: presentar y escribir contenidos para un programa ambientalista dirigido a jóvenes: A Beetle Called Derek.
¿Por qué vale la pena detenerse un poco a hablar sobre la trayectoria de Arnold? Por una razón de peso, porque estamos ante una de las directoras británicas más destacadas del cine contemporáneo, conocida por su realismo crudo, enfoque en personajes marginados y estilo visual poético.
Alberto Zúñiga Rodríguez
En 1998, después de haberse retirado de estar frente a las cámaras, un par de años antes, debuta como directora de cine y guionista con su cortometraje Milk. Tres años después estrena su siguiente trabajo de corta duración: Dog. Y en 2003, sorprende con la producción titulada Wasp de 26 minutos, el cual le valió un Oscar en la categoría de cortometraje al año siguiente. En este trabajo, que se puede ver en la plataforma de MUBI, encontramos indicios claros de algunas de sus preocupaciones temáticas y recurrentes, familias disfuncionales, jóvenes perdidos en su condición social y en ambientes marginales.
En Wasp, una joven madre soltera (Nataly Press) atrapada en la rutina de la maternidad comienza a añorar su pasado de libertad, cuando su vida no estaba marcada por responsabilidades ni ataduras. Tras años de sobrevivir relaciones tormentosas, decide reavivar una antigua llama de juventud con un viejo amor, pero pronto descubre que el peso de su rol como madre de cuatro hijos choca con sus deseos personales. Entre la culpa y el anhelo, deberá decidir si su felicidad individual cabe en el mundo que ha construido para su familia. Éste es un trabajo duro, visceral e interesante y una producción que indudablemente le abrió puertas.
De hecho, su ópera prima, Red Road, llega como parte de un curioso proyecto-invitación. Las compañías Sigma Films (de Glasgow) y Zentropa (de Dinamarca, fundada por Lars Von Trier), propusieron hacer una trilogía de largometrajes bajo el nombre de Advance Party bajo unas condiciones peculiares. Una de ellas era que cada cinta estuviera dirigida por personas nóveles y acompañada por productores en la misma condición; Arnold sin duda era la indicada. Otra regla sería que cada cinta estuviera interconectada ya que todas compartirían los mismos personajes y ubicaciones (en Escocia). La audición la llevaron a cabo los 3 directores elegidos: Moraq McKinnon, Mikkel Nørgaard´s y la misma Andrea Arnold. El proyecto no se pudo culminar del todo, porque únicamente se filmaron la cinta de McKinnnon titulada: Donkeys y la de Arnold. La tercera nunca se realizó.
Red road, el primer Prix du Jury de Arnold en Cannes

Red Road, es un trabajo sorprendente, inquietante, con una cantidad importante de cámara en mano, un recurso formal recurrente en la obra de Arnold, que delata la estrecha y permanente colaboración con su fotógrafo de cabecera: Robbie Ryan. Éste es un thriller psicológico totalmente recomendable. Jackie Morrison (Kate Dickie) trabaja como operadora y vigilante de CCTV (circuito cerrado de televisión) en el Ayuntamiento de Glasgow. Su vida es solitaria y rutinaria, pero su mundo se trastorna cuando reconoce a un hombre en los monitores de las cámaras: Clyde (Tony Curran). Jackie comienza a seguirlo, impulsada por una obsesión que gradualmente se revela como alimentada por un pasado trágico compartido.
La película se desarrolla con una tensión creciente, Jackie persigue a Clyde y se va descubriendo la razón de esta persecución. De fondo, no podemos soslayar que la película plantea preguntas sobre el poder y la invasión de la privacidad en la sociedad moderna y que explora cómo el dolor puede llevar a comportamientos obsesivos y destructivos. Esta película, con un potente motor de redención presente, sería el primer Prix du Jury de Arnold en Cannes y otra verdadera catapulta que ya comparaba su trabajo con directores como el mítico Michael Haneke (Funny Games, La pianista, Caché).
Fish tank, el segundo Prix du Jury: «Una auténtica joya» y Las cumbres borrascosas
En 2009, llega su segundo largometraje: Fish tank, otra auténtica joya. Un nuevo drama urbano, con temática adolescente en el centro de la narración y con un barrio obrero inglés precarizado de fondo. Aquí nos encontramos con Mia (Kati Jarvis), una quinceañera huérfana de padre y molesta con su madre porque ya tiene un novio nuevo (el tremendo Michael Fassbender). Un seguimiento sensible a las emociones de la adolescencia, al sentimiento de vivir a la deriva por parte de la protagonista, el baile como un motivo de vida, el vínculo afectivo con los animales -otro elemento frecuente en la obra de Arnold-, en este caso el caballo, y la sensación de desesperanza permanente. En efecto, este título le hizo coronarse con su segundo Prix du Jury a Andrea Arnold.
Dos años después, a esta realizadora británica se le presenta un reto mayúsculo, llevar al cine, un clásico de la literatura inglesa, la novela Cumbres borrascosas (Wuthering Height, la única novela de Emily Brontë, publicada por primera vez en 1847). Aunque sale airosa por la destaca fotografía atmosférica (rodada en Yorkshire con luz natural), las interpretaciones con reparto multicultural y estilo naturalista no convencen del todo y dividen tanto a la crítica como a los espectadores. El metraje nos lleva por un intenso relato sobre el amor frustrado, la rivalidad entre hermanos y la venganza. Ese 2011 fue especialmente célebre para Arnold porque recibió la condecoración y distinción de Miembro de la Orden del Imperio Británico, por su contribución al cine.
American Honey, el tercer Prix du Jury para Arnold
Cinco años después, en 2016, una renovada Andrea Arnold sorprende al mundo con un road movie adolescente fabuloso: American Honey. Escrita también por ella, el talento de los histriones, Sasha Lane (debutante) y los experimentados Shia LeBeouf y Riley Keough se conjugan en la historia de un equipo de adolescentes que viajan por todo Estados Unidos vendiendo suscripciones de revistas, puerta a puerta.
Star (tremenda Lane, a quien supuestamente Arnold descubrió en una playa) se separa de su familia disfuncional y adopta en este grupo de jóvenes una nueva familia con quien comparte complicidad, aventuras, la pasión por la fiesta, el alcohol y actitudes erráticas con historias amorosas.
Divertida, trágica, intensa, cómica, American Honey, rodada en formato 4:3, con esta peculiar mezcla de realismo social y poesía visual (ya muy marcados en la obra de la directora), puso a la cineasta inglesa de nueva cuenta en el podio de Cannes y le otorgó su tercer Prix du Jury. La única mujer directora en tener estos 3 premios hasta el día de hoy.
Hollywood, veganismo y su más reciente película Bird

Para 2017 Andrea Arnold se encontraba dirigiendo algunos episodios de la serie Big Little Lies, protagonizada por «star-system-hollywoodense» como Nicole Kidman, Laura Dern y Reese Whiterspoon, su momento culmen en la industria.
En 2021, perfilada hacia nuevos horizontes alejados del glamur e incursionando en el género documental, Arnold fiel a su convicción y activismo vegano con los derechos animales, lanza: Cow, que versa sobre la vida de una vaca lechera. Sin diálogos y con el enfoque en la mirada animal (similar al antropocéntrico de sus ficciones). Un resultado natural y ya antes premonitorio donde destacaba el simbolismo animal (en Fish Tank el caballo ya mencionado y en Cumbres borrascosas los insectos). Una obra maestra que ha sido elogiada por su capacidad para generar empatía hacia los animales y por su enfoque en la realidad de la producción lechera.
Bird es el último largometraje de esta cineasta inglesa. Estrenado en competencia en Cannes de 2024, nos presenta nuevamente a jóvenes marginados, mujeres en crisis, familias complejas y con su estilo peculiar, Arnold combina crudeza, pobreza y violencia con momentos de belleza visual (naturaleza, luz) e imágenes poéticas; un drama realista con elementos de realismo mágico.
Bailey (Nykiya Adams), es una niña de 12 años que vive en una familia disfuncional en un pueblo marginal de Kent, en una casa okupada. Su padre, Bug (Barry Keoghan), es un hombre problemático obsesionado con hacerse rico por la baba alucinógena producida por un sapo, mientras su madre sobrevive a una relación de maltrato por su novio en turno. La aparición de un misterioso hombre llamado Bird (Franz Rogowski) altera la vida de Bailey, llevándola a un viaje entre lo real y lo onírico.
A Bailey le viene la regla por primera vez y Bird (con problemas notorios en sus facultades mentales) busca a sus padres después de décadas de haberse perdido. Entre ellos se configura una relación peculiar de ayuda y complicidad. Bailey tiene, además de los hermanos pequeños que viven con su madre, otro hermano adolescente, Hunter, que vive con ella y ha embarazado a su novia, además de su padre, que no deja de actuar como un verdadero insufrible adolescente inmaduro, quien está próximo a casarse con su nueva novia, la cual conoció apenas 3 meses y también tiene una pequeña bebé de menos de 4 años.
Bailey, interpretada por Nykiya Adams (debutante) es toda una revelación: transmite rabia, ternura y curiosidad sin diálogos forzados. Su padre (el incansable Barry Keoghan: Saltburn, El sacrificio de un ciervo sagrado) confirma su versatilidad: Bug es un personaje patético pero conmovedor, un antihéroe arquetípico del cine de Arnold y Bird (Franz Rogowski) aporta un aura misteriosa, casi sobrenatural, que rompe con el realismo dominante en gran parte de la cinta.
Bird es una de las películas más personales de Arnold: un cuento cruel y tierno sobre crecer en los márgenes, donde lo cotidiano se mezcla con lo mítico. No es su obra más accesible, pero sí una de las más emotivas, fiel a sus obsesiones temáticas y visualmente arriesgadas (un paso hacia un Terrence Malick o una Lynne Ramsay).
Alberto Zúñiga Rodríguez
Bird es una de las películas más personales de Arnold: un cuento cruel y tierno sobre crecer en los márgenes, donde lo cotidiano se mezcla con lo mítico. No es su obra más accesible, pero sí una de las más emotivas, fiel a sus obsesiones temáticas y visualmente arriesgadas (un paso hacia un Terrence Malick o una Lynne Ramsay).
La mezcla de realismo y fantasía funciona bien, a secas (las escenas con pájaros como presagios), pero es demasiado evidente, es decir, rompe su funcionalidad narrativa, su dispositivo se agota y se vuelve predecible (aunque no por ello deja de ser bello). El guión, por otro lado, evita el miserabilismo: hay esperanza y humor negro (Arnold nunca cae en el victimismo). Y el tándem Ryan-Arnold, lo vuelve a hacer, logran imágenes íntimas, cercanas y en momentos hipnóticas (como el momento de Bailey en la playa) y en otras documentales. En lo formal, Arnold aquí arriesga también con otro dispositivo narrativo, el metarrelato fílmico desde el celular de Bailey y lo que ella nos muestra de su cotidianidad. Muy evidente del tiempo que vivimos, como si estos dispositivos fueran un anexo corporal, especialmente de los más jóvenes.
Con Bird, Arnold nos recuerda que incluso en los lugares y entornos más ásperos, hay espacio para la poesía. Bird vuela con la notoria influencia en la obra de Arnold del neorrealismo italiano, el cine social de Ken Loach, la poesía documental y el cine general de Agnès Varda, pero también con los matices de alguien contemporáneo a ella como Lynne Ramsay (Ratcatcher, We need to talk about Kevin). Ahí está su obra, que intenta potenciar aquellos temas que viajan entre el lodo y la mierda de la marginación humana, de las alas y las nubes, ese contraste es su mayor logro. Tenemos a una estupenda Andrea Arnold para rato.
C

Alberto Zúñiga Rodríguez es cineasta y un obrero fílmico nacido en el rancho de las balas perdidas -fílmicas- Morelia, Michoacán. Ha dirigido los largometrajes Rupestre (2014), En la periferia (2016) y Emiliana Gat-alana (2023). Vive en Barcelona desde el 2022 donde conduce y produce el cinepódcast Tónica Replicante.







Deja un comentario