DANDYS Y CÍNICOS
Otra escena violenta a la González Iñárritu en «La Ciudad de la Esperanza»
En México la noticia del asesinato de la secretaria particular de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y un asesor de seguridad metropolitana sucedía, mientras que en el Festival de Cannes se celebraban los 25 años de Amores perros, la película parteaguas sobre la violencia en la capital del país.
Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Hace 25 años, Alejandro González Iñárritu debutó como cineasta con la película Amores perros, la cual se proyectó por primera vez en el Festival Internacional de Cine de Cannes, dentro de La Semana de la Crítica, una sección paralela que organizada la Union Francesa de Críticos de Cine desde inicios de los años sesenta, donde se exhiben alrededor de diez largometrajes, que pueden ser primeras o segundas películas dirigidas por cineastas de todo el mundo y así perfilarlos como nuevos talentos hacia el mundo del Séptimo arte. De La Semaine de la Critique fueron descubiertos, además de Iñárritu, otros realizadores como Jacques Audiard, Ken Loach, François Ozon, Wong Kar Wai, por ejemplo, y más recientemente, César Augusto Acevedo, Julia Ducournau, David R. Mitchell, Santiago Mitre, Jeff Nichols o Rebecca Zlotowski.
El pasado 20 de mayo, mientras que la noticia del asesinato de la secretaria particular de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Ximena Guzmán y José Muñoz, asesor de seguridad metropolitana, cimbraba a la capital del país, en el Festival de Cannes, que celebra su edición 78 desde el pasado martes 13 y hasta el sábado 24 de este mes, se exhibía de nuevo Amores perros en una copia restaurada, dentro de las actividades de Cannes Classics, con la presencia de su director, Alejandro G. Iñárritu; el actor de esta película que lo catapultó al cine internacional para dejar de ser el niño de la telenovela Mi abuelo y yo, Gael García Bernal, y la productora asociada, Martha Sosa, quien fue parte fundamental para que este filme supiera aprovechar el triunfo que tuvo en el festival de la riviera francesa y volverla una película que interesara en México y en Hollywood.
La coincidencia de ambos hechos es curiosa, ya que en Amores perros, Iñárritu nos cuenta tres historias que chocan en un accidente automovilístico que sucede la Ciudad de México, luego de una persecución. Es el retrato de una ciudad violenta de inicios de siglo XXI, que el cineasta muestra además de manera visceral y rabiosa -aquello que el crítico de cine, Jorge Ayala Blanco, definió como «tremendismo chafa», un tanto para sofocar el ego inmenso del ex DJ, locutor de radio y publicista de la odiada por muchos Televisa-; por otro lado, el asesinato a plena luz del día, de dos funcionarios de alto rango y cercanísimos afectivamente a Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, a las siete de la mañana, en una avenida como Tlalpan, que es muy transitada, que tiene una línea del metro que te lleva al Centro Histórico y que fueron cazados abordo de un auto ciertamente lujoso, pero sin blindaje, por parte de un hombre con casco de motociclista que descargó tiros sin recato a ambos jóvenes hasta que los mató; a ella, que iba en el volante y a él que salió del auto intentando escapar de ser asesinado, pues nos habla de un tema que desde hace 25 años, por decir lo menos, no ha cambiado, se ha recrudecido.
Bien lo dijo la actriz Vanessa Bauche a un diario capitalino, un cuarto de siglo después de haber participado en esta película en el papel de una adolescente embaraza llamada Susana: “Creo que la película sigue viva, que lo único que le faltan son teléfonos celulares, porque de alguna manera hasta fue profética en cuanto a las violencias y a la gentrificación de la Ciudad de México, en ese crisol de historias que plasma a lo largo de la trama”.
Ambas noticias viajaron más allá del país; la primera tuvo su gran momento sobre la emblemática alfombra roja de Cannes con el andar del rock star del cine mexicano, junto al actor y la productora para llegar a la sala donde se exhibiría de nuevo la película de marras; la segunda, fue informada en vivo durante la conferencia matutina, por parte de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, con la presencia de su secretario de seguridad y protección ciudadana, Omar García Harfuch, quien le notificó a la mandataria, mientras el show tempranero se transmitía en youtube, intentando que la prensa ahí sentada frente a ellos no se percatara del lamentable suceso.
Bien lo dijo la actriz Vanessa Bauche a un diario capitalino, un cuarto de siglo después de haber participado en esta película en el papel de una adolescente embaraza llamada Susana: “Creo que la película sigue viva, que lo único que le faltan son teléfonos celulares, porque de alguna manera hasta fue profética en cuanto a las violencias y a la gentrificación de la Ciudad de México, en ese crisol de historias que plasma a lo largo de la trama”.
Amores perros, como leo en el libro -traducido al español por Gedisa en 2005- del profesor universitario especializado en cine y televisión español y mexicano Paul Julian Smith, dedicado a analizar este filme que lo definió como: «El Santo Grial de la realización cinematográfica en un país donde la explotación del cine no excede del término medio: conciliar el arte y el comercio», de donde retomo las palabras de una nota publicada en el periódico Esto, el 5 de octubre de 2000, que resultan interesantes para cerrar este texto: “hay una curiosa contradicción: el orgullo y la vergüenza nacional van de la mano. En rigor, el orgullo proviene en parte de la exhibición de esa vergüenza ante un público internacional, del intento de demostrar que el nuevo México es lo bastante adulto como para hacer frente a sus problemas políticos y sociales. La consagración externa precede y promueve la institucionalización interna: más adelante, Amores perros será el primer filme que se proyecte durante la temporada gratuita de otoño en la gigantesca pantalla de la plaza El Zócalo, el corazón simbólico de la nación”.
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José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica y periodismo cultural. Conduce el programa Cinismo en vivo.







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