FILMOTECA A SMILE ON A DOG
¿Por qué habría que darles más vida a los replicantes?
Por Fernando Ramírez Ruiz

En Blade Runner, del cineasta. Ridley Scott, con guión de Hampton Fancher y David Peoples, basado en una historia de Phillip K. Dick, los ojos representan el alma, pues observándolos al hacer la prueba Voight-Kampff, se puede saber si alguien es humano o replicante.
La película estadounidense de neo-noir y ciencia ficción que se estrenó el 25 de junio de 1982, abre con un close up de un ojo y la pirámide del nuevo Dios-Humano, que no es un faraón sino el fundador de la corporación Tyrrell, fabricante de los más avanzados modelos de replicantes, que sin embargo es muy limitado en su visión, por lo que tiene que usar gruesos lentes.
El doctor Eldon Tyrell, quien también es un miope en el amor por sus creaturas, por lo que sólo deja que vivan unos pocos años, facilitándole tenerlos como esclavos, su castigo será que le arranquen los ojos
Fernando Ramírez Ruiz
El doctor Eldon Tyrell, quien también es un miope en el amor por sus creaturas, por lo que sólo deja que vivan unos pocos años, facilitándole tenerlos como esclavos, su castigo será que le arranquen los ojos, ¿pero por qué habría que darles más vida a los replicantes? Porque han visto cosas que los humanos no podrían ni creer, naves ardiendo sobre el hombro de Orión, rayos c en la puerta de Tannhauser.
Blade Runner, para acabar pronto, es una lucha entre las creaturas de los viejos y los nuevos dioses, que culmina en el amor de la humanoide Rachel (Sean Young) y el blade runner -o perseguidor de replicantes- Deckard (Harrison Ford), el cual supera el problema del poco tiempo de vida, lo trasciende.
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*Versión cínica de la nota originalmente publicada en la Filmoteca A smile on a dog.

Fernando Ramírez Ruiz estudió en la prepa de La Salle, de la Ciudad de México, al lado del hijo del presidente Miguel de la Madrid y en la secu Nuevo Continente se enamoró de Lucerito, tiempo después cruzó miradas y le dijo quiúbole a Yordi Rosado en la Universidad Intercontinental, de la que desertó de la carrera en Ciencias de la Comunicación. Ha conocido a Diego Luna, fue Stand in de Sasha Sokol y el Chivo Lubezki en una película. Está escribiendo el libro de memorias: «Quiúbole con mis encuentros con los famosos» y es director de la Filmoteca A smile on a dog.







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