CINISMO / JUGUETE RABIOSO

Por Mariano Morales

Yo soy el narrador de esta penosa escena, pero lamentablemente no les puedo decir quien soy, obviamente que no soy ninguna de las figuras positivistas de algún Dios “bueno y justo”. Sí, he de confesar, encuentro un placer malsano en observar a este personaje.

A él lo conocen muy bien y también les puedo dar toda la información estadística que lo acompaña, junto con su reputación en picada: hijo pródigo de las Chivas Rayadas de Guadalajara, pupilo más avanzado de Diego Dreyfus, máximo goleador histórico de la Selección Mexicana de fútbol: nuestro querido Javier “Chicharito” Hernández, Rey de los Memes desde hace un par de semanas, pero veamos mejor cómo es su día a día, de nuestro querido ídolo pambolero.

Nuestro protagonista, el mismísimo Javier “Chichadreyfus” Hernández, sigue en su víacrucis emocional, en un departamento donde el feng shui es tan inexistente, como su capacidad para filtrar pensamientos antes de subirlos a Instagram.

Risas grabadas.

Chicharito se encuentra acongojado debajo de las cobijas al estilo del meme “no debí publicar ese vídeo”, pero ya es muy tarde, el daño ya está hecho: “Mujeres, están fracasando, están erradicando la masculinidad».

—Ja, sí me mamé, no debí seguir los consejos del pendejo de Dreyfus, pero ahí voy de güey, una cosa es que sí lo piense, pero otra es que me ande quemando con la banda como viejo mocho lesbiano, ahora tengo que pensar cómo salgo de este pedo, & el marcador contra el León tampoco me está ayudando mucho, 1-0 no mames».

Continúan las risas grabadas.

Chicharito se contempla frente al espejo, con mirada penetrante contempla su cara mientras acaricia su peloncha que tanto le enorgullece:

—­Eres un galán, Papito, tú no te preocupes, ¡qué te valga verga!, vas a salir de ésta, Papito, cómo dice nuestro Diego: “Sin caos no hay mejoras o crecimiento…”, así que a darle mí chingón, a entrenar, a soñar cosas chingonas, chingaos, el espejo muestra un reflejo fragmentado después de un duro golpe.

Continúan, continúan las risas grabadas.

¿Acaso nuestro Chicharito es una simbiosis malsana entre un Sigma y un Fifas? Todo parece indicar que yes, Baby.

Continúan, continúan, continúan las risas grabadas.

Lo vemos en la cocina, en pants, pantuflas y una camiseta con la leyenda “Mindset over tacos”. Está intentando hacerse un desayuno coqueto que vio en un reel de TikTok, pero termina comiéndose unos Choco Krispis con tenedor. Le da igual. Ya se rindió con la vida desde que le dijeron que el algoritmo de sus redes lo bajó del rango de influencer a motivador de señoras divorciadas con cristales energéticos.

—”Ya ni la chinga mi vieja, sigue encabronada por el video, pero si no dije nada qué no supiera, chinga. Ahora me toca hacerme el desayuno, caón. Y de lavar mí honorable uniforme azulgrana ya no hablamos, me va tocar lavarlo a manita porque a la lavadora la neta nada más no le agarro la onda. ¿Dónde está el jabón? Ojalá y me quedé chido para el próximo partido en el gabacho, todavía lo tengo que planchar.”

—“Todo bien, todo bien, Papito. El universo tiene un plan. Aunque ese plan claramente incluye humillarme públicamente, hacerme viral por razones equivocadas y que me bloqueen en el grupo de WhatsApp de los Seleccionados Históricos… pero todo bien. Estoy vibrando alto.”

Corte A: Javier haciendo yoga en su sala, tratando de imitar una rutina de meditación del YouTube. Repite mantras inventados como:

—“Yo soy merecedor de respeto, aunque haya citado al Dreyfus como si fuera Paulo Coelho con esteroides.”

Mientras medita, suena el celular. Es una notificación de la app del América. «El Club América te sugiere este video: ‘Cómo no autoboicotear tu carrera en 5 pasos’».

Lágrimas involuntarias. El universo es cruel pero con sentido del humor.

Continúan, continúan, continúan & continúan las risas grabadas.

“No le tengan miedo a ser mujeres, a permitirse ser lideradas por un hombre que lo único que quiere es verlas feliz”.

—Vergaaaassss, se escuchaba más chingón de la boquita del Dreyfus, pero al chile no le puedo aventar el pedo a mí coaching, el es mí bro de vida, mi pana, mi brazo, mi musculito, me la voy a tener que tragar completita, va por el equipo.

Corte A: Javier en su clóset, doblando su uniforme como si fuera su única fuente de dignidad. Lo plancha con una devoción que solo ha mostrado antes con los consejos de Dreyfus o cuando metió gol contra Francia en 2010 y pensó que ya era el heredero espiritual de Hugo Sánchez.

—“A ver, si me lo plancho bonito, tal vez me perdonen. Tal vez me den chance en la Kings League. Tal vez, sólo tal vez, vuelva a tener comentarios positivos en YouTube”.

Insertar: música de violín triste tocada con una sola cuerda rota.

Acto seguido, monólogo interior mientras recoge el jabón Zote:

—“Esto es lo que no te dicen cuando firmas con el Galaxy. Uno cree que va a ser estrella, pero terminas lavando tu ropa mientras te cancelan en TikTok y te usan de ejemplo en conferencias de red flags masculinas”.

Chicharito se contempla frente al espejo, con mirada penetrante contempla su cara mientras acaricia su peloncha que tanto le enorgullece:
–­Eres un galán, Papito, tú no te preocupes, ¡qué te valga verga!, vas a salir de ésta, Papito, cómo dice nuestro Diego: “Sin caos no hay mejoras o crecimiento…”, así que a darle mí chingón, a entrenar, a soñar cosas chingonas, chingaos, el espejo muestra un reflejo fragmentado después de un duro golpe.

Mariano Morales

El público aúlla de risa. No sabemos si por pena ajena o por identificación, pero justo cuando todo parece perdido, entra una nueva idea luminosa a su mente:

—“Ya sé, hago un Live con Dreyfus, lloramos juntos, hablamos de energía femenina herida y masculinidad resiliente. Le echo un poco de culpa a mi niño interior. Le ponemos fondo de Coldplay y pa’rriba otra vez, papito.”

El público se carcajea. Un productor suelta un “¡Corte, esto ya se está saliendo de control!”

Se desparraman las risas grabadas sobre la gente muerta…

Risas grabadas.

Silencio.

Más risas grabadas.

La cámara gira lentamente. Javier está en su baño, frente al espejo otra vez, pero esta vez, no se está echando porras. No. Está viendo un tutorial en YouTube sobre cómo pedir disculpas públicas, sin parecer que lo hace obligado por su equipo de relaciones públicas.

—“Tienes que parecer humilde, pero no derrotado. Llorar poquito, pero sin mocos. Que se te quiebre la voz justo cuando digas: ‘Estoy en proceso de deconstrucción’, y luego mencionas a tu hija para humanizarte”, dice el coach argentino del video con un acento que grita “Cobro 500 dólares por sesión vía Zoom”.

Chicharito asiente, concentrado, como si fuera la charla técnica antes de una final del Mundial (que nunca jugó). Pausa el video. Se habla a sí mismo con firmeza:

—“Tú puedes, papito. Tú ya saliste del Manchester con dignidad, saldrás de este TikTok también”.

Al fondo suena un remix de “Color Esperanza” con beats electrónicos y sonidos de ballenas.

Corte A: Chicharito sentado frente al ring light que compró en Amazon cuando quiso ser streamer. Se pone una hoodie neutra, sin logos. El cabello perfectamente despeinado. Mira a cámara. Respira hondo.

—“Hola, banda, quiero tomarme este momento para hablar desde el corazón…”

Justo cuando va a continuar, entra una llamada de Diego Dreyfus, lo duda. ¿Contestar o seguir con la actuación? Decide contestar. El coaching no espera.

—“Javi, hermano, ¿ya hablaste de tu herida paterna? ¿Ya usaste la palabra ‘masculinidad sagrada’? ¿Metiste algo de tantra aunque no tenga nada que ver? ¿Mencionaste que le tienes miedo al abandono emocional, pero también al compromiso?”

Chicharito, abrumado:

—“Wey, sólo quiero que me dejen de ver como el güey que odia a las morras y plancha su uniforme con lágrimas.”

—“Exacto, bro. Y por eso hay que monetizar tu caos. Piensa: ‘Del error nace el liderazgo’… Anota eso. Va para libro.”

Corte A: Dreyfus escribiendo el libro “Despertando al Alfa Interior que Vive con su Ex”.

Risas grabadas con autotune.

Chicharito cuelga. Mira a la cámara de nuevo.

—“Okey, va de nuevo…”

En ese momento entra un mensaje de su mamá:

“Mijito, ya no hables, por favor, mejor juega bien el sábado 🙏”

Corte A: Javier quitando el ring light y apagando la cámara. No está listo.

Quizás el mundo no está listo para su nueva versión: “Chicha 2.0, el Iluminado”, pero no todo está perdido.

La esperanza revive cuando recibe una notificación:

“Has sido invitado a participar en ‘La Casa de los Famosos: Edición Retiro Espiritual’”

Boom.

Plot twist.

Una nueva oportunidad de redención, escándalo y comerciales de proteína vegana.

Lo piensa. Lo considera. Lo acepta.

Y con eso, el viaje continúa…

Fade out.

«¡Soñemos cosas chingonas!», se repite en voz en off, mientras se ve a Chicharito empacando incienso, libros de autoayuda, y su uniforme planchadito con amor.

Risas grabadas.

Aplausos grabados.

Suspiros grabados.

Y un grillo.

Mariano Morales mejor conocido como EME, es un escritor de servilletas, cronista de las causas pérdidas y poeta del mítico colectivo Escuadrón de la Muerte S.A.


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