REPORTE CÍNICO

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Arnoldo Kraus (1951-2025).

Falleció el escritor y médico Arnoldo Kraus, este sábado 30 de agosto, a la edad de 73 años. Fue profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fundador del Colegio de Bioética y miembro del Seminario de Cultura Mexicana. Arnoldo reflexionaba sobre el bien morir, la eutanasia y el suicidio, tanto en sus libros como en sus columnas del periódico EL Universal. Muchos lo recuerdan por haber sido el médico que acompañó a Carlos Monsivais en el duro camino a la muerte.

Uno de sus libros es Morir antes de morir: El tiempo Alzheimer, en el que abordaba «con una honestidad conmovedora temas tan dolorosos como el deterioro de identidades y la fragilidad del existir», explican desde las redes sociales de la Universidad del Claustro de Sor Juana, de este título, de 2007 de editorial Taurus.

También está aquel libro que coordinó en 2024, de editorial Debate, en el que reúne a distintas voces del panorama científico, intelectual y literario de México para discutir este fenómeno, tales como Asunción Álvarez del Río, Roger Bartra, Marisa Belausteguigoitia Rius, Sergio García Ramírez, Enrique Graue, Marta Lamas, Antonio Lazcano y varios más.

Vaya paradoja, que mientras el mexicano Guillermo del Toro proyectaba su versión cinematográfica de Frankenstein en el Festival de Cine de Venecia, Kraus dejó de respirar y su última columna del 3 de agosto, fue dedicada a Asimov, el escritor de ciencia ficción, que era además profesor de bioquímica, es decir, señala Kraus «tenía la posibilidad de mezclar ciencia y ficción. De ahí la fuerza de sus postulados: sigan siendo, útiles e imprescindibles». Esos postulados son acerca de los robots que escribió en 1942, los cuales dicen:

  1. Un robot no hará daño a un ser humano ni permitirá, por inacción, que un ser humano sufra daño.
  2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los humanos, excepto si entran en conflicto con la primera ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o la segunda ley.
Asimov, el escritor de ciencia ficción, que era además profesor de bioquímica.

Kraus cierra hablando de Asimov y también de la escritora Mary Shelley, creadora de Frankeinstein. Advierte:

«El imparable avance de la ciencia no garantiza el futuro ético de los robots y de quienes lo hacen: además de incrementar el desempleo y matar a seres inocentes, pueden —podrán— burlar las leyes de Asimov, transformarse en Frankensteins reales, y dirigir nuestro destino y sentimientos. Asimov y Mary Shelley, creadora de Frankenstein, quedarían pasmados con la robótica contemporánea. Así como ellos se sorprenderían al verel mundo de los robots, en tres o cuatro décadas, ¿por qué no?, algunos androides rebeldes podrían desoír los principios de Asimov y moldear nuestras vidas, no solo en la esfera laboral, sino en la sentimental. Y… ¿qué tal si los robots son elaborados por Elon Trump, Donald Musk, o De Santis Kennedy Jr?»

Arnoldo se fue, pero nos deja mucho que pensar para los que seguimos en este valle de lágrimas cibernéticas. Su muerte no sólo nos empuja a reflexionar sobre la vida de los robots, sino sobre el derecho a bien morir de los humanos en estos tiempos de Inteligencia Artificial.

Buen viaje al cosmos Doctor Kraus.

José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica y periodismo cultural. Conduce el programa Cinismo en vivo.


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