CINISMO / MAREMOTOM

Por Mónica Maristain

Deben de haber más, lo cierto es que sólo una editorial, Penguin y sólo las autoras latinoamericanas vienen ganando el Sor Juana de Literatura en la FIL Guadalajara

La paradoja es evidente: México tiene una de las industrias editoriales más grandes de América Latina, pero su narrativa contemporánea circula con dificultad incluso dentro del país. Muchos autores mexicanos dependen de editoriales independientes, ferias regionales o del apoyo de los institutos culturales para darse a conocer.

 El mundo desplazado, de Paulette Jonguitud, La fiesta prometida, de Jennifer Clement, Lo demás es silencio, de Camila Villegas, El hijo del monitor, de Rowena Bali, Cocodrilos, de Magali Velasco,  El lugar de la herida, Laura Baeza, Señales de fin del mundo, de Flor Aguilera,  El verdor, de Alma Mancilla, son algunas de las novelas que me acuerdo publicadas en 2024. Deben de haber más, lo cierto es que sólo una editorial, Penguin y sólo las autoras latinoamericanas vienen ganando el Sor Juana de Literatura en la FIL Guadalajara.

Cada diciembre, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se convierte en un escaparate de nombres, editoriales y lenguajes que reafirman el poder cultural de América Latina. Sin embargo, entre tanta celebración, suele surgir una pregunta que incomoda: ¿por qué los premios literarios mexicanos rara vez recaen en escritores mexicanos?

El caso de Fernanda Trías, ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2025 por El monte de las furias, reaviva esa discusión. La autora uruguaya, ya premiada con el mismo galardón en 2021 por Mugre rosa, se convierte así en una de las pocas en obtenerlo dos veces, junto con Cristina Rivera Garza. Aunque su talento es indiscutible —una escritura intensa, poética, que explora la soledad, el cuerpo y la violencia desde una mirada femenina—, el dato invita a una reflexión más amplia: ¿dónde están las novelistas mexicanas en la premiación literaria más importante del país?

“Se publican muchas novelas, pero se leen pocas”, admite un editor que prefiere el anonimato. “Las que se leen, casi nunca son mexicanas. Los lectores locales prefieren autores extranjeros: argentinos, españoles, latinoamericanos con una trayectoria consolidada fuera”.

El Premio Sor Juana, creado en 1993 por la escritora nicaragüense Milagros Palma, reconoce a la autora de una novela publicada originalmente en español. En sus más de tres décadas de existencia, solo unas cuantas mexicanas lo han ganado: Elena Garro, Silvia Molina, Margo Glantz, Ana García Bergua, Daniela Tarazona y Cristina Rivera Garza. La proporción es mínima frente al número de argentinas, uruguayas, chilenas o colombianas que han recibido el galardón.

La edición de 2025 confirmó esa tendencia: Trías ganó el primer lugar y la mención honorífica fue para Adriana Riva, de Argentina, por su novela Ruth. Ni una sola mexicana en la lista final.

El problema de fondo

“Nunca me fijo en esos premios, la literatura mexicana no es apreciada, aunque vamos dando pasos cambiando un poco la tendencia”, dice la escritora Sofía Segovia, que este año festeja 10 años con El murmullo de las abejas

El asunto va más allá del Sor Juana. En los últimos años, la narrativa mexicana ha tenido una presencia discreta en los grandes certámenes hispanoamericanos: los Premios Alfaguara, Vargas Llosa, Herralde o Rómulo Gallegos suelen mirar hacia otros países. Mientras tanto, dentro de México, las editoriales nacionales apuestan poco por el riesgo narrativo o el descubrimiento de nuevas voces.

“Se publican muchas novelas, pero se leen pocas”, admite un editor que prefiere el anonimato. “Las que se leen, casi nunca son mexicanas. Los lectores locales prefieren autores extranjeros: argentinos, españoles, latinoamericanos con una trayectoria consolidada fuera”.

“Nunca me fijo en esos premios, la literatura mexicana no es apreciada, aunque vamos dando pasos cambiando un poco la tendencia”, dice la escritora Sofía Segovia, que este año festeja 10 años con El murmullo de las abejas, ya con 1 millón de ejemplares vendidos y va para los dos.

Entre la indiferencia y la invisibilidad

La paradoja es evidente: México tiene una de las industrias editoriales más grandes de América Latina, pero su narrativa contemporánea circula con dificultad incluso dentro del país. Muchos autores mexicanos dependen de editoriales independientes, ferias regionales o del apoyo de los institutos culturales para darse a conocer.

En contraste, las escritoras latinoamericanas llegan con mayor fuerza, respaldadas por agentes literarios internacionales y traducciones previas. En el caso de Trías, su éxito global con Mugre rosa —traducida a más de quince idiomas— allanó el camino para El monte de las furias, una novela que combina aislamiento, erotismo y naturaleza con una voz de gran precisión estilística.

El problema no es que ganen las extranjeras, sino que la literatura mexicana no logra ser leída ni reconocida en su propio territorio. Falta crítica, promoción, diálogo. Falta, sobre todo, lectores que acompañen a sus autoras más allá del nicho y faltan los premios, que siempre son escasos, a la hora de considerar válidos las historias y los personajes.

En 2025, el Premio Sor Juana volvió a mirar hacia el sur. Aunque El monte de las furias merezca todos los elogios, la pregunta persiste: ¿Cuándo volveremos a celebrar que una escritora mexicana gane, en su propia casa, el premio que lleva el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz?

*Nota publicada originalmente en MaramotoM

Mónica Maristain. Nació en Argentina. Desde el 2000 reside en México. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras. En Argentina dirigió las revistas Cuerpo & Mente en Deportes y La Contumancia. Aquí dirigió la revista Playboy, para todo Latinoamérica. Fue editora de El Universal y editora de Puntos y Comas, en el sitio Sinembargo.com. Ha publicado muchos libros, entre ellos los de poesía: Drinking Thelonious y Antes. Los dedicados a Roberto Bolaño, entre ellos El hijo de Mister Playa. Sus libros más recientes son  Los mexicanos ejemplares, del 2023, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), y Leeré hasta mi muerte, de 2025, Jus Libreros y Editores.


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