CINISMO LENTEJUELOSO
Hasta que te conocí
La mayoría de los mexicanos sigue cautivada por el talento de Juan Gabriel, prueba de ello es que es uno de los cantantes mexicanos con más reproducciones en YouTube. El cantante y compositor es recordado por sus cientos de composiciones, que lograron penetrar en el espectro emocional de millones de personas, pero pocos saben que el “Divo de Juárez” tiene más cercanía con la comunidad geek de lo que creemos.
De entrada el nombre de Alberto Aguilera Valadéz, el nombre real del cantante, fue elegido porque su madre era fanática de la radionovela El derecho de nacer, cuyo protagonista se llamaba Alberto Limonta. Así que, de alguna forma, su nombre es producto de la tecnología de su época. A finales de los cuarenta se vivía en México la época de oro de la radio en AM, y la XEW (estación que transmitía El derecho de nacer) era la radiodifusora más importante del país. En ese tiempo el dispositivo sonoro era sinónimo de modernidad y ocupaba un espacio similar al que ahora tienen las computadoras, debido a que permitía a sus usuarios conocer las noticias más importantes que ocurrían en el resto del mundo, disfrutar programas de variedades en directo, entretenerse con la música popular del momento y escuchar las ahora casi extintas radionovelas.
Juan Gabriel tendría un indirecto acercamiento a la comunidad geek en sus inicios, cuando, a mediados de los años sesenta, aparece por primera ocasión en la TV en el programa Noches rancheras de la televisión local de Ciudad Juaréz. El presentador y cazador de talento Raúl Loya consideró que Alberto Aguilera no era un nombre muy comercial, por eso presentó al futuro Juan Gabriel como Adán Luna, nombre artístico que mantuvo en los inicios de su carrera musical.

Adán Luna era el nombre con el que se conocía en México (a través de Editorial Novaro) a Adam Strange, un héroe de DC Comics que protagonizaba aventuras vinculadas con la ciencia ficción y los viajes espaciales.
Ya como Juan Gabriel, cuando comenzaba a despuntar su fama, el ídolo juvenil protagonizó varias fotonovelas. Es decir, historietas que se valían de imágenes fotográficas para llenar los paneles de acción. En un par de sus números Juan Gabriel compartió aventuras con el luchador Tinieblas, quien servía como el elemento de acción en las historias, contrastando con el delicado Juanga.
Aunque podría parecer que Juan Gabriel fue el primer Alushe de Tinieblas (o su Capulina primigenio), en realidad las aventuras estaban lo suficientemente balanceadas para evitar que uno sobresaliera por encima del otro, al estilo (guardando las debidas proporciones) del mítico Superman vs Muhammad Ali.
A pesar de no ser un conocedor del mundo tecnológico sabemos, gracias a una nota de Forbes, que el compositor sabía que la computación, los videojuegos y la ciencia podían ser una importante fuente de ingresos. Por eso registró ante el IMPI (Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial) la marca Juan Gabriel bajo varios rubros, incluyendo “aparatos e instrumentos científicos, náuticos, geodésicos, ópticos, de enseñanza, máquinas de calcular, equipos de procesamiento de datos, computadoras, software, archivos de imagen descargables, archivos de música descargables, melodías descargables para teléfonos móviles, publicaciones electrónicas descargables, juegos de computadoras y partituras electrónicas descargables.” Por eso, si así lo quieren sus herederos, en un futuro podríamos ver un videojuego de Juanga, o un aparato científico de la marca Juan Gabriel.
Sergio Hidalgo
Poco antes de morir, Juan Gabriel utilizó la desaparecida red Vine para informar que era un analfabeto tecnológico, no tenía cuenta en ninguna red social, ni smartphone, ni nada que dar, lo único que tenía era amor para dar.
A pesar de no ser un conocedor del mundo tecnológico sabemos, gracias a una nota de Forbes, que el compositor sabía que la computación, los videojuegos y la ciencia podían ser una importante fuente de ingresos. Por eso registró ante el IMPI (Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial) la marca Juan Gabriel bajo varios rubros, incluyendo “aparatos e instrumentos científicos, náuticos, geodésicos, ópticos, de enseñanza, máquinas de calcular, equipos de procesamiento de datos, computadoras, software, archivos de imagen descargables, archivos de música descargables, melodías descargables para teléfonos móviles, publicaciones electrónicas descargables, juegos de computadoras y partituras electrónicas descargables.” Por eso, si así lo quieren sus herederos, en un futuro podríamos ver un videojuego de Juanga, o un aparato científico de la marca Juan Gabriel.
Finalmente, para los fans de la cultura japonesa, los dejamos con una sentida interpretación del Divo de Juárez de su éxito No tengo dinero en el idioma de Shigeru Miyamoto y Akira Toriyama.
C
Nota originalmente publicada en Código Espagueti

Sergio Hidalgo quien actualmente es redactor en N+ y antes editor en Código Espagueti, cuentan que su primer palabra fue “atari”, y no dijo otra cosa hasta los cinco años, cuando aprendió a decir “commodore 64”. Sus amigos cercanos atribuyen a este hecho su gusto por lo retro. Más tarde, siendo un párvulo, mientras iba a comprar un kilo de tortillas para la merienda no pudo resistirse al influjo cautivador del sonido que salía de una arcade situada en la farmacia de la esquina de su cuadra, entonces aprendió nuevas palabras como «abugued» y «chimpumpantortillastacos» o lo que es lo mismo Hadouken y Tatsumaki senpuu kyaku. Él atribuye a este hecho su gusto por los videojuegos. En su adolescencia fue abducido en dos ocasiones por extraterrestres, la primera vez fue abandonado por los aliens después de que contestara al tradicional «saludos terrícola» con un estridente «¡Ay, digan E.T. phone home! ¡Ándenle!». Su psiquiatra atribuye a este hecho su gusto por la ciencia ficción. Su segundo encuentro con vida alienígena ancestral de más allá de esta galaxia sucedió mientras estudiaba Ciencias Políticas. Algunos aun sostienen que los sujetos que conoció en ese periodo de su vida no eran extraterrestres extravagantes, sino sus compañeros de la facultad. Su novia atribuye esa creencia a personas que no conocieron a sus compañeros de la facultad. Además ha colaborado en revistas, agencias, y publicaciones universitarias.







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