CINISMO

En el Desierto agotador de Jonás Cuarón

Desierto tiene secuencias de acción y tensión que funcionan tan bien como en cualquier ejercicio de género, pero vista en su totalidad se agota rápidamente y se muerde la cola al ampararse en la tierna y coqueta celebridad de su protagónico que a estas alturas sigue viviendo de sus éxitos de antaño.

Por Gonzalo Hurtado

JONAS Y GAEL
Gael García y Jonás Cuarón en el desierto.

Nadie podrá reprocharle al joven director Jonás Cuarón su falta de experiencia, y más aún, cuando participó activamente como co-escritor del drama Gravity junto a su padre Alfonso, siendo además director del cortometraje Aningaaq, que se desprendió de esta misma película.

Año uña, su Ópera Prima de 2007, se lanzó con el ímpetu de toda producción experimental (la historia se hilaba a través de secuencias de fotografía fija) y no fue mal recibida. Por ello, la expectativa ante su segundo largo era mucha dado que a pesar de ser una producción de austero presupuesto (3 millones de dólares), contaba con una extraordinaria locación como el desierto de Baja California Sur para explotar el drama de un grupo de migrantes que tratan de llegar a los Estados Unidos, siendo el mascarón de proa la presencia de Gael García Bernal y darle así a la película el aliento suficiente de cara a su recorrido comercial y festivalero.

La historia, que transita entre el drama y el thriller, no tiene mayor retórica que el mostrarnos, de la manera más explícita posible, como cualquier ranchero gringo -amparado por las leyes de su estado-, puede hacerse de un arma para emprender una “justa” y “legal” cacería humana contra todo aquel que ose ingresar ilegalmente a su país de ensueño.

Jeffrey Dean Morgan encarna a Sam, el villano en turno, quien con ayuda de su perro pastor alemán (anticipo que el animal resulta un asesino tan consumado que aquí viene implícita cualquier perversión para deshacerse de él) emprende, sin remordimiento alguno, su pasatiempo favorito. De lejos, éste resulta el personaje más logrado, cuyo resentimiento contra los ilegales lo lleva a flor de piel, tanto así, que su dura gestualidad sugiere más de una idea al respecto.

Del otro lado, el grupo de migrantes tiene un universo variopinto: coyotes insolentes y/o inexpertos, mujeres sufridas, hombres básicos y machistas, y por supuesto: Gael, el actor más internacional del cine mexicano que vuelve, una vez más, a encarnarse a sí mismo.

Es precisamente esa falta de cinismo, malicia o cualquier otra característica que lo humanice desde cualquier debilidad, lo que hace de su personaje una comparsa al servicio del filme. Y es que Gael es, a todas luces, el elegido para enfrentarse al terrible enemigo que los caza sin piedad.

desierto

Es un pobre atípico, casi una categoría neutra, que en sí solo condensa valores morales, corrección, buena voluntad y ganas de salvar al mundo. Es precisamente esa falta de cinismo, malicia o cualquier otra característica que lo humanice desde cualquier debilidad, lo que hace de su personaje una comparsa al servicio del filme. Y es que Gael es, a todas luces, el elegido para enfrentarse al terrible enemigo que los caza sin piedad.

Desierto tiene secuencias de acción y tensión que funcionan tan bien como en cualquier ejercicio de género, pero vista en su totalidad se agota rápidamente y se muerde la cola al ampararse en la tierna y coqueta celebridad de su protagónico que a estas alturas, sigue viviendo de sus éxitos de antaño. ©

Sayo
Sayo Hurtado y su músculo crítico.

Gonzalo Hurtado es cinéfilo 3X con efectos especiales. Quiso ser cineasta y terminó de periodista y editor de revistas como Plus TV Magazine y colaborador de Soho Peru. Actualmente labora en la empresa multimedial Media Networks y escribe en el blog Al Pacine.