ENSAYO

Los chavos banda del cine mexicano

Por Héctor Trejo S.

Sarah Minter lamentablemente falleció el 7 de abril de 2016. Ella fue una de las cineastas que en los años ochenta, del siglo pasado, filmó a los «chavos banda», es decir, a esos «jóvenes mexicanos de ambiente urbano-populares, que se contrapone al estilo de la juventud burguesa, representada por los chavos fresa”, según la definición dada, en esa época, por la temeraria pandilla de «Los Panchitos». Aquí una panorámica del inicio del movimiento punk mexicano, a partir de algunos filmes.

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Los Panchitos.

Cada vez es más extraño que alguien mencione el término “chavos banda” cuando se tiene una conversación sobre la juventud y sus diversas identidades, pareciera que fueron una cultura urbana cuya temporalidad se quedó marcada en los ya lejanos años ochenta, cuando un grupo de jóvenes de las zonas altas cercanas a Tacubaya (en la Ciudad de México), que en apariencia “intentaban mexicanizar el movimiento punk” [1] fueron materia de constantes noticias por el grado de violencia que usaban para perpetrar sus robos y lo impredecible de sus acciones delictivas, tales como violaciones o agresiones físicas a las pandillas con las que rivalizaban. Me refiero a la extinta banda de “Los Panchitos”.

«Los Panchitos» definieron a «los chavos banda», a través de un curioso y célebre manifiesto, que hicieron llegar a los medios de comunicación para evitar su mala fama. Esto no les sirvió de mucho, pues se vieron inmiscuidos en muchos conflictos posteriores, aunque ahí explicaban que no eran vagos ni delincuentes y que su estilo era un emblema que marcaba a “toda una generación de jóvenes mexicanos de ambiente urbano-populares, que se contrapone al estilo de la juventud burguesa, representada por los chavos fresa”. [2] Los llamados “chavos banda” estaban en contra de los patrones, tanto conductuales como jurídicos, que seguían jóvenes que acataban las normas establecidas por la elite dominante.

La fama de la banda llegó a los niveles de personajes míticos, alcanzándoles para convertirse en materia de un guión cinematográfico, de mediana hechura, digno del fracaso financiero del que fue objeto. La banda de los Panchitos, dirigida por Arturo Velasco, fue un filme que se realizó gracias a la venia del III Concurso de Cine Experimental en México, que se llevó a cabo en 1985, en el cual obtuvo el tercer lugar. El largometraje “fue un retrató a la vida en uno de los barrios más peligrosos de la Ciudad de México (…) un filme en el que se puso en evidencia uno de los problemas que en aquella zona de la ciudad tenía lugar: el pandillerismo”. [3]

El filme protagonizado por Óscar Velázquez, Mario de Jesús Villers, Óscar Medina y Jonathan Kano -entre un reparto multitudinario-, tuvo en 1986 un par de nominaciones a los premios que otorga la Academia Mexicana de Artes y ciencias Cinematográficas. Ni con los Arieles pasó algo con ese filme. El crítico de cine Felipe Coria explica que: “Su novedad consistía en darle un tema candente a las tropelías de la banda del título, un tinte de denuncia, de opinión crítica basada en lectura de periódicos; una pátina de burda sicología, con visión paternalista que reducía a sus rasgos más elementales el asunto del crimen urbano en el crítico sexenio 1982-88, donde se castigó severamente el salario de las clases populares”. [4]

Años más tarde, salió a la luz La Banda de los Panchitos 2: Hermanos de Sangre. Un filme que no tuvo ni el soporte económico ni la capacidad de apoyarse en los integrantes de la comunidad cultural para poder destacar. Una película mal lograda y que su mayor ganancia fue la de contar, entre sus histriones, con la participación del protagonista más destacado de la llamada sexicomedia mexicanaAlfonso Sayas.

Una de las características del trabajo de Sarah Minter era poner al alcance del espectador cuestiones de la memoria y ofrecer, a quienes tuvieran la posibilidad de ver sus imágenes, otras visiones de la gente, así como su intimidad y la política. En Nadie es inocente se interesó en inmortalizar los momentos de personajes poco comunes para el grueso de la sociedad.

Los Panchitos II

La película de 118 minutos de duración, dirigida por Fernando Sáenz, se apoya –o explota–, claramente, en el argumento de la cinta original, aunque en este caso se enfoca en un joven que pierde a sus padres asesinados por una pandilla y decide vengar su muerte ingresando a las filas de la policía para hacer justicia. Ya como uniformado, recibe la encomienda de infiltrarse en una pandilla, para detectar quién les surte la droga y poder detener el tráfico de estupefacientes.

En 1987, la cinta Nadie es inocente, de la recientemente fallecida Sarah Minter, pionera en el trabajo del videoarte mexicano (San Frenesí, 1983 y Alma punk, 1991-1992), se vuelve un legado de la década de los ochenta. Este filme de ficción, apoyado en técnicas documentales, indaga en el mundo de los “chavos banda”. Kara, un joven punk que echó raíces en Ciudad Nezahualcóyotl (espacio marginal colindante con la Ciudad de México) se despide del lugar para tomar nuevos rumbos, alejándose de la banda a la que perteneció por muchos años y con quienes compartió buenos y malos momentos: Los Mierdas Punk.

El filme es un documento visual invaluable, pues contempla imágenes del surgimiento de Ciudad Neza y sus habitantes originales, poniendo especial énfasis en los “chavos banda” que formaban parte de las familias que vivían en esa zona del Estado de México. El filme tiene un contexto musical muy ad hoc, pues usa las notas de «Lonely boy», de Sex Pistols, para enfatizar el ambiente. En el argumento se destacan “los testimonios furiosos y desoladores de aquellos jóvenes que se perderían en el tiempo más cruel (…) que ironizaran sobre el trato despectivo que la sociedad reservaba a los marginados de los suburbios en aquella época”. [5]

Una situación que hace todavía más atractiva a esta cinta es que la directora retoma en 2010 su argumento y realiza Nadie es inocente 20 años después, donde la visión cambia pues los protagonistas que siguen vivos han crecido, retratando los resultados en un documental sumamente recomendable. Una de las características del trabajo de Sarah Minter era poner al alcance del espectador cuestiones de la memoria y ofrecer, a quienes tuvieran la posibilidad de ver sus imágenes, otras visiones de la gente, así como su intimidad y la política. En Nadie es inocente se interesó en inmortalizar los momentos de personajes poco comunes para el grueso de la sociedad.

images (1)El último largometraje del que hablaré, que también asume el tema de los “chavos banda”, es precisamente una película llamada Chavos banda (Víctimas callejeras), de 1995, dirigida por el director cristiano Paco del Toro, quien realiza un relato parco y acéfalo, plagado de clichés noticiosos que llevan al filme a navegar en un mar de críticas moralinas infundadas además de incitaciones religiosas. Desde una óptica rígida y dictatorial, el filme narra los malos tratos que recibe un joven, mismos que lo obligan a escapar de su casa para probar suerte en las calles de la ciudad, integrándose a una banda de niños de la calle, con quienes aprende todo lo necesario para subsistir. En síntesis, ésta fue etapa complicada para el cine mexicano, plagada de películas que justo reflejaban las condiciones sociales, crueles y oscuras, de nuestro país y que toda sociedad, en mayor o menor medida, concentra en sus calles. ©

La melodía de Polo Pepo podría ser parte de la banda sonora de este ensayo, con ustedes: «Chavo Marginado».

Acá la película Nadie es inocente de Sarah Minter.

[1] Riquelme, J. (2015). La ciudad de México en los 80: Los Panchitos, El TRI y el Negro Durazo. MxCity Guia Insider. http://mxcity.mx/2014/08/la-ciudad-de-mexico-en-los-80-panchitos-el-tri-y-el-negro-durazo/

[2] Fleixa, C. (   ). “Tribus urbanas” & “chavos banda”. Las culturas juveniles en Cataluña y México. http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/nuant/cont/47/cnt/cnt5.pdf

[3] Trejo, H. (2015). Breve historia de la crítica cinematográfica en México. México: Editorial UNID.

[4] Coria, F. (1998). Cinemás d´Amérique latine. Francia: Presses Universitaries du Mi.

[5] González, S. (2015). Los 43 de Iguala. México: verdad y reto de los estudiantes desaparecidos. Barcelona: Editorial Anagrama.

* Foto de cabecera de Sarah Minter, retomada de este sitio: http://www.clairobscur.info/Les-photos-du-festival-969-0-0-0.html

Héctor Trejo S. es académico, crítico de cine y cineasta independiente.

@Cinematgrafo04

Héctor Trejo S.
Héctor Trejo S. alucinado por el cine.