CINISMO
Singar en un autorretrato
El escritor Alonso Guzmán nos comparte su letra sucia después de observar la obra del pintor toluqueño Rocco Almanza, quien este sábado, 11 de marzo, pondrá a la venta parte de sus pinturas en el Centro Toluqueño de Escritores, a partir de las cuatro de la tarde. Entre ellas estará la pintura que da título a esta nota y que es tan apreciada por el artista —tal vez por ser un autorretrato.
Por Alonso Guzmán

La singamia acerba de Rocco Almanza late cautelosa en sus apuntes: advertencia del estroma, fisura de la epífisis, ensayo de la destrucción. Basta ver los trazos obsesos de Almanza para intuir en el aire un error en la gramática de la naturaleza, la ablación citoplasmática del cuerpo. Frente a ellos se envilece el equilibrio, es la sinfonía mineral de lo abyecto, el decoro insalubre de un ritmo tronchado.
¿Qué hay en esas miradas de ave, mil veces repetidas hasta la inexistencia? ¿Están ahí, en esos bosquejos de la nada, el glande y el papiloma, el rigor mortis del virus? ¿Habita en esos trazos la insólita enfermedad del vacío?
Estos trazos sugieren el diagrama del suspenso en la obra de Almanza; también sugieren su pérdida y su ocio, asexuado progenitor del arte.

Algún extraño parásito deja su licor en estos trazos. Sus líneas de negros rebotes sugieren el horror a las estrías invisibles del cuerpo: el escroto, las vísceras, la aberrante podomancia. No hay esperanza en los esbozos, no hay fe, ni luz retocada en sus curvas retorcidas, al contrario, en estas libretas se alcanza a ver el silbido germinal de lo anti todo, la negación de la humanidad y la reivindicación del cuerpo por el cuerpo, salitroso, sí, enmascarado, hipersexuado, también.
Se les puede ver, entonces, como el inicio molecular del torbellino o como la reacción química de lo improbable. Estos trazos sugieren el diagrama del suspenso en la obra de Almanza; también sugieren su pérdida y su ocio, asexuado progenitor del arte. Sea como sea disfruten de la arquitectura del malestar vertida en las libretas de un artista.
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Alonso Guzmán es locutor y escritor. Autor del libro Los geranios y la nieve (Diablura Ediciones, 2014), entre otros. Gusta de tomar Tonayán con Peñafiel Naranjada.
@alonsoguzman