CINISMO
¿A dónde huir?
Muchas veces he querido huir de mí, pero no hay huida posible sin que quede comprometida la existencia y quien siga con vida es porque ha decidido esperar la muerte.
Por Emma González
La audiencia había terminado, me llamaron para explicarle lo que habían hablado de él. En este caso se trataba sobre el cambio de medidas cautelares que su defensa había solicitado. Iba a pasar de la prisión común al hospital psiquiátrico de esa cárcel. Yo estaba llenando un formato que me dan en el juzgado donde pongo mi firma, mi nombre, mi dirección y mi identidad.
Le pregunté:
—¿Escuchas voces?
—Sí.
—¿Qué te dicen?
—¡Qué huya!
No dije más, sólo bajé la cabeza y seguí con el trámite burocrático.
“¿Huir? ¿A dónde? Si no hay salida”, pensaba mientras un policía permanecía a sus espaldas, adherido como una sombra.
Él se quedó a mi lado en silencio, sentado en el lugar de los acusados, pues dónde más podría estar un loco.
“¿A dónde quisiera ir este hombre, sino hay escapatoria?”, giraba esa idea en mi cabeza, mientras él hacía círculos con la mano derecha sobre el escritorio.
“¿Huir? ¿A dónde? Si no hay salida”, pensaba mientras un policía permanecía a sus espaldas, adherido como una sombra. Él se quedó a mi lado en silencio, sentado en el lugar de los acusados, pues dónde más podría estar un loco.
Le puse anestesia a mi angustia dejando de preguntarme así misma, y en vez de eso atiné a decirle en tono de burdo consejo ¡qué no huyera, qué no había necesidad!, pero claro que había necesidad de irse de ese lugar, yo misma estaba huyendo.
Me despedí apenada y sintiéndome torpe. Salí de la sala de audiencias, aunque la escena se vino conmigo. Me fui interrogada por mis deseos de fuga y evasión.
Quizá regrese con ese hombre a decirle que sus palabras me ha hecho pensar en mis deseos de también huir y en los pactos que he decidido hacer para seguir viva, resignada a saber que me toca estar acá, escribiendo historias fallidas sobre medidas cautelares.
Muchas veces he querido huir de mí, pero no hay huida posible sin que quede comprometida la existencia y quien siga con vida es porque ha decidido esperar la muerte. ©

Emma González es psicóloga. Forma parte de la asociación civil Documenta.