ENTREVISTA
Entrevista con Izrael Moreno, director de La Facultad de Cine
Platicamos con Izrael Moreno director de La Facultad de Cine, ubicada en la colonia Roma 232, en la Ciudad de México, la cual se inauguró el 13 de julio con un fiestón y arranca actividades formales el 14 de agosto próximo.
Por José Antonio Monterrosas Figueras

En el año de 1999 hubo un concurso que hizo una revista, que se llamó «24 horas en en dos minutos». Un concurso de cortometrajes que se realizó en Plaza Universidad, en la Ciudad de México. Izrael Moreno participó ahí y ganó con un documental sobre un indigente que siguió durante 24 horas. Tiempo después buscó su nombre en internet y salía el de un jugador de los Pumas. Su nombre nunca iba estar hasta arriba —por culpa de un futbolista—, así que conversando con unos amigos decidió que iba a cambiar su nombre a Israel pero con zeta.
Izrael se formó como dramaturgo en el Centro Nacional de las Artes, quería ser director de teatro y estudió, en 1995, con la maestra Maria Alicia Martínez Medrano, en el Laboratorio de Teatro Campesino Indígena de México. Él estuvo en la última generación de ese proyecto. Su cercanía espacial con el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), que se encuentra dentro del Centro Nacional de las Artes, lo llevó a abrir relaciones con estudiantes de cine.
A finales 1998 lo invitaron a participar en el arte de un corto de esa escuela La fiesta ajena, de Andrea Casar, y donde el cineasta Francisco Vargas (El violín, 2005) realizó la fotografía. Entonces ya trabajando en ese proyecto él tenía la necesidad de saber cómo se dirige un corto. En algún momento se escapó para ver cómo dirigía esta directora, pero cuando llegó con ella, Izrael no vio la dirección, vio una pizarra de sol que estaba apuntando para arriba. El reflejo que daba el espejo con la pared lo llevó a darse cuenta que le apasionaba la fotografía. Ahí descubrió que lo que realmente quería hacer era cine y se fue a estudiar al CCC.
En el año 2000 se mudó a California a estudiar dos años montaje, fotografía y dirección, pero regresó a México por culpa de migración, en el 2008, ya que era un ilegal en ese país. Entonces aplicó a la beca de jóvenes creadores y ahí se reencontró con su maestra Paula Markovich, quien fue su maestra de guionismo en el CCC. Entonces le tocó de tutora, retomaron su amistad y en algún momento Paula le propuso que fuera su productor y se fueron a Argentina a trabajar esta película que tuvo cierta repercusión en México.
El Premio (México, 2011) se exhibió en Berlín en el 2011. Antes de esta película Izrael estuvo dando clases en algunas universidades, entre ellas la Universidad de la Comunicación en la que, en siente años, fundó una licenciatura de cine y de ahí viene el fundar La Facultad de Cine pues, según relata, la universidad creció súbitamente: «teníamos 160 alumnos, acabo de seis años de licenciatura, pero creció en los últimos dos. Hice un plan de estudios y vinculación con los festivales, con los profesores que son amigos míos y compañeros también, por ponerte un ejemplo, Manuel Teil que es director de casting de Amores perros.
Cuando yo estaba en el CCC él hizo el casting para mi primer corto y entonces lo conozco desde entonces. Así que orgánicamente fui llamándole a la banda que trabajó conmigo o que hizo algo conmigo, para formar un grupo de profesores tremendo y entonces realicé el jale de atención de otras escuelas y también la fuerza que ya tenía con El Premio que hizo que fuera prácticamente a todos los festivales de México, ganamos 37 de los premios más importantes del mundo, entre ellos el Ariel en nuestro país. Yo tengo ahí el mío, el de oro.
Lo que se debe de decir, que no es para nadie un escándalo o un secreto, es que nunca ha convivido un arte con otro tipo de carrera, porque hay que tener compresión para poder entender cada necesidad de cada carrera».
— Háblame del plan de estudios…
— Nosotros venimos de un oficio artístico. La sociedad nos otorgó una licenciatura. Gracias a los compañeros que le entraron a este tema político pudimos consolidar que la sociedad nos reconozca como profesionistas, profesionales, es decir, nos pone a la altura de todos los licenciados, la licenciatura de cine es igual que cualquier otra.
El perfil de esta escuela es muy singular, parecido al perfil del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y la Escuela Internacional de Cine y Televisión de Cuba (EICTV), es decir, concentración en el cine, estudio relevante de las cosas que requerimos para hacer cine: de la observación, de la lectura, del visionado de contenidos y de mucha lectura, de mucha arte, de mucha estética y vas a ser licenciado, porque es un trámite, está bien, porque la sociedad nos pone a la altura de todas la otras profesiones y está bien, es un reconocimiento que nos merecemos, pero también es un reconocimiento que la sociedad no podría no hacer porque está ahí explícito, está ahí, en los números.
El cine representa el 4% del Producto Interno Bruto, eso es lo que genera el cine. Es uno de los oficios que generan más dinero. No podíamos estar al margen de si se nos daba la gana hacer una maestría o un doctorado y ahora lo podemos hacer y eso tampoco nos va a hacer buenos cineastas. Ser buenos cineastas tiene que ver con la disciplina, con la pasión que se le imprime al trabajo y con el trabajo diario y también, en mi caso, y en el caso de los profesores que somos los fundadores de este proyecto de creérnosla con la suficiente responsabilidad histórica para saber que vamos a ser parte fundamental de la formación de alguien en su vida y en su futuro.

— Tú sabes que el cine mexicano es complicado que se vea…
— Totalmente.
— Y el riesgo de hacer una escuela de cine también es un gran riesgo… ¿Qué le dices a estos jóvenes que quieren ser cineastas y vendrán aquí a estudiar y de pronto saldrán al mercado y las cosas no van a ser tan fáciles? ¡No vas a ser la estrellita!
— Nosotros los tendremos con los pies en la tierra con varias líneas. Ahí te va una muy fácil y fundamental, en este momento nosotros somos los profesores y ellos son los alumnos, en muy poquito tiempo nos convertimos en amigos, seguimos siendo profesores y alumnos, pero somos amigos. Después, al cabo de un tiempo más, somos profesionales de la misma industria. En ese sentido, hay muy pocos que llegan a serlo, pero llegan.
Tenemos muy bien puestos los pies sobre la tierra de la diferencia que tenemos, en este momento, en cuanto a conocimiento y experiencia, después va a estar igual en nuestra profesión. Eso genera convivencia sana entre todas las partes; los alumnos vienen contentos, no hay posibilidad de bullying entre alumnos y profesores, porque es el mismo principio: estamos de paso para hacer lo que hacemos todos los días y también, otra línea fundamental de nuestra escuela, que te puedo decir que es única, porque conozco los otros planes de estudio, conozco las otras escuelas cómo se manejan, es que nosotros tenemos dentro del Plan de Estudios la convivencia entre nuestros alumnos con las producciones.
Yo fui muy criticado por algunos productores porque me llevaba a mis alumnos. Como parte fundamental de mi participación en películas llevo un pull de alumnos con nosotros y no van gratis, se les paga, como principiantes, como quieras, pero van y empiezan a experimentar esta forma en la que muchos de los cineastas que somos profesores aprendimos, que es haciendo. Entonces eso no hay tampoco tanto riesgo de haya gente que quiera quemarse o de que su prestigio sea afectado.
Mis ex alumnos están trabajando en sets, en el Imcine. Con esto estoy haciendo también una sociedad, estoy haciendo también relaciones públicas para los alumnos. Ninguno de mis alumnos debería de darse la chanza de salir de la escuela sin chamba. Porque habrán estado en el ambiente que estaban en la escuela.
La licenciatura la vamos a cuidar mucho, a blindar para que nosotros tengamos a muy buenos cineastas de ahí. No obstante eso no significa que las posibilidades de estudio se van a coartar porque tampoco está tan bien que haya un público de 500 alumnos, como lo que pasa en el CCC, y nada más puedan entrar quince, por supuesto eso es injusto en un país con tantos alumnos. Entonces veremos cómo llegar a la media para que alumnos verdaderamente apasionados puedan estudiar.
— ¿Quiere decir que estar aquí es la puerta para trabajar en la industria del cine?
— Porque razón, al tener el contacto como productor, al tener yo contacto con las producciones, al hacer la contratación de los técnicos, de los los directores, de los guionistas, al estar haciendo coproducciones… Al tener esta posibilidad de contratar a los alumnos, al yo hacer mancuerna con los propios profesores para hacer películas, hay una convivencia sana y orgánica de los alumnos, de los festivales de cine, de la gente con la que colaboro.
Sí, nosotros los que formamos parte de esta facultad somos piezas fundamentales para el desarrollo cognitivo de los alumnos y también su entrada hacia el mundo profesional. No tenemos como tal un departamento de bolsa de trabajo, está la bolsa de trabajo viviendo en este lugar. Con todas las personalidades del cine que vienen y que están conviviendo con nosotros en distintas cosas. Haciendo un taller, dando un Master class, para hacer colaboración o sinergía en los proyectos.
El año pasado hice tres coproducciones y estuve en siete películas como colaborador, que apoyé con prestación de servicios, una camioneta que mi productora aportó, en un porcentaje menor, hasta luces, hasta conexiones, hasta bajada de presupuestos y todo eso benefició también a los alumnos.
— Pero son 120 alumnos los que pueden entrar aquí…
— En el mismo horario pueden estar 120 alumnos.
— ¿Y cuál sería la selección de alumnos?
— Yo tengo muchos alumnos, de otras escuelas, y además alumnos buenísimos que les he ofrecido mantener la misma beca que yo les ofrecí, en otras escuelas, como docente o como director. Ofrecerles los mismos porcentajes para venirse a estudiar y un pase directo. Para recibir a alumnos de primer semestre tenemos una entrevista y examen.
No está tan duro como el CCC, pero también es importante decirle a los jóvenes que no estamos abriendo una escuela en la que sólo pagando puedes entrar, porque ese no es mi chiste. Mi chiste es formar cineastas y gente que verdaderamente esté perfilada para poder estudiar cine, no nada más porque se les ocurrió un día. Eso sería un desgaste para todos y eso pasa en muchas escuelas, por eso el CCC es muy importante, cuida el perfil del alumno y el CUEC también, pero la mayoría de las escuelas hacen exámenes de «amentis» y aquí no vamos a seguir esa línea. Igual como tiene muy buena fama la escuela de Carlos Reygadas, que sólo aceptó a dieciocho carnales de cien que se inscribieron. ¡Qué bueno!
Mi idea no es así de radical porque no es cine de autor, sino cine en general, pero sí vamos a hacer un examen en el cual verdaderamente veamos que estos alumnos sí cumplen con el perfil, que verdaderamente sí estén apasionados por hacer cine porque imagínate, pasa mucho en las escuelas que uno recibe diez alumnos y terminan dos. Eso es un desgaste para todos. Nosotros vamos a recibir quince alumnos este semestre. Sólo quince de nuevo ingreso y ya tenemos alrededor de doce alumnos de otros semestres que quieren entrar y que se están inscribiendo. Esos van hacer los parámetros. Empezamos el 14 de agosto las clases.
En lo que otros alumnos sí van a poder entrar es en los laboratorios, en los talleres, porque deberán tener una licenciatura, cierto tipo de grados, una edad, que son las condiciones de los profesores. No va poder una persona tomar una especialidad en fotografía sino no estudió ya previamente algo sobre el tema. Tiene que tener bastante avance en foto para poder tomar una especialidad, que es lo que te va poder poner a trabajar con cámaras específicas y flujos de trabajo profesionales que no va a permitirse el lujo del alumno de estarse pagando algo que no entienda. Tendría que haber tomado o una licenciatura o talleres intensivos o cursos previos, pero va a ser más abierto que la licenciatura. La licenciatura la vamos a cuidar mucho, a blindar para que nosotros tengamos a muy buenos cineastas de ahí. No obstante eso no significa que las posibilidades de estudio se van a coartar porque tampoco está tan bien que haya un público de 500 alumnos, como lo que pasa en el CCC, y nada más puedan entrar quince, por supuesto eso es injusto en un país con tantos alumnos. Entonces veremos cómo llegar a la media para que alumnos verdaderamente apasionados puedan estudiar.
Es muy importante decir que aunque es una escuela de paga, nosotros hemos becado a alumnos el cien por ciento. Tenemos un alumno que es un verdadero talento que claro que queremos apoyarlo y que abandere esta casa de estudios. No es tampoco el principio de hacer una escuela por que sí. Yo personalmente tengo un gran compromiso histórico con el cine. Por eso soy productor, me voy a morir haciendo películas, me voy a morir en la docencia también. Es un compromiso histórico que se tiene con todos los alumnos y con todos los papás que van a apoyar este centro de estudios.
Entonces en ese sentido nos manejamos con mucha libertad, porque tenemos la frente en alto, porque estamos haciendo las cosas con toda la pasión, con todo el conocimiento y con todo el compromiso de lo que significa en la historia del cine y en la historia de vida de la gente. ©

José Antonio Monterrosas Figueiras es editor cínico en Los Cínicos y periodista replicante en Replicante y al revés en Revés.