A VECES ME DESPRECIO

El festival donde los metaleros se convirtieron en dioses de lodo

Este fin de semana se realizó el Force Fest, en Teotihuacán, Estado de México, y el periodista Félix Morriña asistió para ver a varios grupos como Slayer y a otros músicos como  Rob Zombie, bueno, éste último canceló. Hubieran invitado a Maradona porque lo que no faltó fue lluvia y lodo.

Por Félix Morriña

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Félix Morriña acompañado de Alfredo Zúñiga, de la revista Metal Hammer, y otros metaleros. durante la cobertura del Force Fest. Foto: El Héroe Desconocido.

Cuando desperté sin poder moverme en mi casa de Metepec, después de haber bregado de Teotihuacán a Iztapalapa y luego de regreso al Valle de Toluca fue cuando me pregunté: Tengo entendido que hace mucho no había ido a un festival de estas magnitudes maestro. ¿Se debía a algo en específico su ausencia sobre estos escenarios? ¿Le hartaron los encuentros masivos? ¿Cuáles son sus impresiones del Force Fest del pasado fin de semana? 

Fueron tres días intensos de euforia, jornadas de metal extenuantes, mal comer, muy mal dormir, cancelaciones de grupos a última hora, mala organización en algunos aspectos, pésima atención en algunas áreas, carencias económicas, falta de insumos etílico refrescantes, tormenta, lodazal, frío, aire helado, todo cual bienvenida al apocalipsis.

Hubieran invitado a “Pelusa” para que se echara un panzazo en los charcos de lodo sagrado del Force Fest, tal como lo hizo en la práctica del equipo Dorados de Sinaloa, el pasado 3 de octubre en el estadio del Gran Pez.

Además no se había dado la oportunidad de volver a los festivales de metal para hacer cobertura mediática desde hace un año o dos, no recuerdo bien, porque me encontraba haciendo otras coberturas periodísticas. También porque me di un periodo sabático para poder apreciar de nuevo la sonoridad y todo lo que envuelve un festival de estas magnitudes. A veces uno cree que ya lo vio todo y la verdad es que estamos saturados. Esta ocasión se dio y me lancé con todas las expectativas abiertas, para ver todo desde un punto de vista analítico, como el eslogan de mi proyecto: Silencios Estereofónicos, espacio cultural para el análisis con divertimento”.

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«Qué si la muerte me ha de llevar, que sea en un Festival de Metal»: Félix Morriña. Foto: El Héroe Desconocido.

Llegué en vivo a la cita con el transporte que me llevaría a tierra de los dioses aztecas, desde Toluca, el sábado 6 de octubre por la mañana. La velada con los colegas que vimos la ópera “Turandot” de Puccini en el Teatro Morelos, la noche anterior, se prolongó demasiado. ¡Valió la pena el delirio! El viaje de tres horas de un valle a otro en la entidad mexicana más grande, en territorio y en población, se me fue como garañona en las rocas.

Me topé allá con mi banda reporteril rockera de Iztapalapa de años; con Alfredo Zúñiga, corresponsal de Metal Hammer y compañía, lo que me vino bien, porque así nos cuidamos mucho, al grado de que si te quedas dormido en algún momento del día, hay alguien que te cuida y respalda, aunque cabe destacar que los metaleros son los más educados dentro de la comunidad rockera, por lo que también te sientes seguro.

Force Fest: «no maltraten a su público»

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El público con todo la pasa bien. Foto: Force Fest.

A estas alturas del partido uno se cansa mucho más rápido que antes, el aguante de festival tras festival en la década de los años 90 fue maravilloso, pero ahora estamos mermados pagando las sanas consecuencias de nuestros excesos, por lo que exigir las comodidades básicas que debiera tener un Force Fest, se quedaron lejos, muy lejos de ser realidad.

¡Señores organizadores!, no pueden maltratar a su mejor clientela, el público, los tipos se vieron muy mal, pésimos al no poder contestar nada ante todos los atropellos vividos durante tres días (empezó el viernes 5 de octubre con Brujería como principal atractivo, el sábado 6 y domingo 7, estuvimos por allá).

Los accesos fueron abiertos de manera tardía, dejando a miles formados bajo el sol inclemente del mexiquense municipio de Teotihuacán por cuatro horas; luego de estar asoleados, quemados, deshidratados o “pachipedos”, se vino la tormenta y todos jodidos después; los accesos al “Club de Golf”, más bien parecía un jardín de fiestas gigantesco de fin de semana en la zona exótica de las pirámides de los dioses aztecas, rodeado de llanos y terrenos de sembradíos, eran surrealistas, sólo faltaba la vaca que te cagara el automóvil, mismo que quedó enfangado cuando la tormenta de horas lo sumergió.

Imagínense, luego del cansancio del primer día de metal, salir y sacar como pudieras tu auto, cuando lo que querías era seguírtela, dormir bien y no dentro de un auto en fango hecho bosta. Pero querías aventuras, ¿no? ¡La neta no!, uno quiere el confort ganado en todos lados.

Y si a eso le agregas que cancelaron de último minuto Rob Zombie, Danzing y Testament, pues la raza se pone loquita sobre todo si ves que cambiaron de escenario de último segundo, y luego te traen como pendejo de un lado a otro cayéndote, no de borracho, ¡ojalá! ¡Nooo!, por el lodazal que se hizo tras la tormenta de horas del sábado por la tarde noche.

Encima de eso, ¡puta madre!, sólo puedes beber la cerveza que patrocina el Force Fest, misma que nunca me grabé su nombre, porque no me gustó, y decían que era finlandesa; la verdad, pagar 110 pesos el vaso de algo que ni me va a prender y lo único que me va hacer es a orinar hasta el otro lado del escenario, no lo consumo, mejor un Jack Daniels de lata (80 pesos), pero mis camaradas dijeron a beber y ¡zaz!, al rato sedientos de nuevo.

¡Ah!, y si se trataba de un vaso conmemorativo del Force Fest, tenías que pagar por él, con todo y chela, o sea ¡a huevo!, 135 pesos. De la comida ni hablamos, tanto dentro como fuera del predio “Club de golf”, todo a precios de la Tierra de los Dioses (ocultos). La raza nativa se dio gusto con los precios, desde la comida, los baños, los recuerdos-souvenirs, hasta el maldito estacionamiento con baño de fango incluido. ¡El abuso a flor de piel! ¡Ahora o nunca!

Y si a eso le agregas que cancelaron de último minuto Rob Zombie, Danzing y Testament, pues la raza se pone loquita sobre todo si ves que cambiaron de escenario de último segundo, y luego te traen como pendejo de un lado a otro cayéndote, no de borracho, ¡ojalá! ¡Nooo!, por el lodazal que se hizo tras la tormenta de horas del sábado por la tarde noche.

Algunos venían a ver a esas bandas y otras más, porque nunca puedes verlo todo, y menos si no hay condiciones, y luego les salen con estas tonterías, pues hasta no pasó nada, sólo el inconformismo. Algunos decían que iban a demandar y al parecer a los organizadores les valió madres, porque ellos ya tenían la ganancia en la bolsa y se olvidaron de todo. Echándole lápiz, con los patrocinadores, los arreglos detrás de escenario, el boletaje vendido, pues hicieron negocio redondo y todo lo demás no tiene importancia. ¡Punto final!

Me gustó la programación, más no la organización

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¿Parece molesto maestro Morriña…?

¿A ver? ¿A quién se le ocurrió hacerlo ahí?, si hasta los comuneros dijeron en su momento que no nos querían ahí y luego al ver ese desmadre, se te van las ganas regresar a un festival de estos. No, no estoy molesto, estoy analítico en lo posible, uno trae un tempo diferente en este momento, no logro adaptarme a la altura del Valle de Toluca, después de tres días entre Teotihuacán e Iztapalapa, porque terminé hasta allá ya que no había condiciones para mi regreso a Toluca y mi banda me apoyó en todo, con más ahínco mi compañero cincuentón de andanzas en 25 años, Alf Zúñiga. Agarré tremenda tos seca, fiebre, gripe, ensueños en cuanto pude dormir; alucines chidos, pero “grossos”, como pocas veces. Los oídos después de tanto metal, de tanta fregonería matemática académica (los bajeos y las batacas de todas las bandas que pude ver me dejaron muy satisfecho) me dejaron con la capacidad de separar los instrumentos en la música que hay en el ambiente y en casa. ¡Maravilloso!

¿Hubo algo a favor, algo bueno en el Force Fest? Claro que lo hubo, pero a estas alturas México está ya en los grandes escenarios internacionales en la organización, planeación y promoción de un festival como el Force Fest, como para caer en vacíos inútiles que se pueden resolver sin problema con la gente adecuada.

No puedes hacer pendejadas, perdón, pero lo son, si ya tienes detrás tuyo gente que se la sabe y lo hace muy bien, como para atentar contra tu mejor aliado y cliente: tu público. Si a él te debes organizador, no lo trates mal, dale todo lo que necesita para que levante tu festival, para que tenga prestigio. ¡Vamos!, no se necesita ser un docto en macroeconomía y negocios, se necesita mucho más sentido común.

La banda de esta columna es, sin duda, Slayer, toda vez que fui testigo del último concierto de esta bandota en México; la noche del domingo 7 de octubre, fue la última presentación en tierra azteca y lo hizo en la Tierra de los Dioses Aztecas, Slayer. Fue un adiós muy diferente, muy sincero, seco, directo, metalero de verdad.

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Imágenes del Force Fest, del sábado 6 de octubre, retomadas del sitio Reporte Índigo.

De no haber sido por mi pandilla, los estragos serían casi de hospital en este momento, porque había que administrar todo, desde las energías, los insumos y logística obligados a traer para un encuentro como éste: auto, camión o transporte seguro; hielera llena con algo de comida; material didáctico metalero con todo y cajita feliz; “ropa de cacería”, y administrar la poca plata para gastar en un carísimo festival.

Imagínense que la chela de litro de una sola marca, o sea no puedes beber la que te gusta sino la que te imponen, diciéndote que es lo mejor. Eso hace encabronar a cualquiera, pero no me amargo y la verdad es que disfruté mucho esta aventura, que hubiera estado de 10 puntos si se cubrían 30 por ciento de las anomalías, porque se les puede perdonar algunas cosas pero no lo básico.

Me gustó la programación, más no la organización. Que se hayan cancelado las bandas, punto malo, pero nada está garantizado en un encuentro de este tipo, que por momentos pensaba se va a convertir en un fraude y la salvaron al final. Lo que yo vi, lo que me evitó mayor desgaste me gustó, desde Pestilence, Carcass, hasta System of A Down, pasando por Stone Temple Pilots (¡claro está, nunca será nada igual sin el vocalista original muerto hace poco, el genial y carismático Scott Weiland!), Alice in Chains, Bush, el cabrón viejito de Dee Snider (ex vocalista de Twisted Sister), los siempre bienvenidos Anthrax y los geniales Slayer.

Puedo decir que la banda de esta columna es, sin duda, Slayer, toda vez que fui testigo del último concierto de esta bandota en México; la noche del domingo 7 de octubre, fue la última presentación en tierra azteca y lo hizo en la Tierra de los Dioses Aztecas, Slayer. Fue un adiós muy diferente, muy sincero, seco, directo, metalero de verdad.

Dulces desprecios finales

¿Scott Weiland? ¡No!, por muchas ganas que le echó el tipo, nunca será nada igual para los Stone Temple Pilots. Buen concierto, a secas.

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El nuevo cantante de Stone Temple Pilots. Foto: Force Fest.

Aquí un feliz hombre del metal, un veterano de guerra llamado Dee Snider, ex líder de Twisted Sister, en plenitud en este nuevo encuentro con el público mexicano.

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Dee Snider, ex líder de Twisted Sister. Foto: Force Fest.

¿Un hombre partiéndose el alma? ¡Sí!, un armenio cantando los honores de la justicia, los cuales no existen en este mundano planeta. El cantante de System of A Down, Serj Tankian, haciendo la tarea.

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El cantante de System of A Down, Serj Tankian. Foto: Force Fest.

Hubieran invitado a «Pelusa» para que se echara un panzazo en los charcos de lodo sagrado del Force Fest, tal como lo hizo en la práctica del equipo Dorados de Sinaloa, el pasado 3 de octubre en el estadio del Gran Pez.

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¿Maradona entrenando para ir al Force Fest?

Como aperitivo para mis lectores, va la rola “Plush” de Stone Temple Pilots, dentro del Force Fest de Teotihuacán, sábado 6 de octubre y algo más.

¡Hasta la próxima! ¡Salud!

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Félix Morriña
Dandy pero punk.

Félix Morriña es periodista y promotor  etílico-cultural. Columnista en Impulso, Semanario Punto Revista Ágora. “Este oficio sí es para cínicos”, podría ser el título de su libro de crónicas culturales.