DANDYS Y CÍNICOS

La huachicoleada cuesta de enero en ese cine culto

Durante el mes de enero de 2019, Cineteca Nacional realiza una restrospectiva del cine oscuro de Arturo Ripstein. Corre el rumor de que Alejandro Pelayo será ratificado como director de este espacio. No parece buen augurio, para el autor del texto, que Ripstein esté iniciando este huachicoleado enero de Cuarta Transformación fílmica en ese recinto.

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Si los luchadores son vistos por Arturo Ripstein sí ameritan portada del programa mensual de Cineteca Nacional, el Santo en su centenario no.

Desde el 11 de enero de este transfigurado/trasnochado/huachicoleado 2019, la Cineteca Nacional está proyectando películas del sórdido Arturo Ripstein. Ésta pareciera una señal del Apocalipsis de cuarta o el crepúsculo de una época retroralenti, es que al creador del Castillo de la pureza y La Calle de la amargura le gustan las caídas oscuras.

Recuerdo esa ocasión cuando en Oaxaca le hicieron un homenaje dentro de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO). Era 11 de noviembre de 2011 y a Ripstein los periodistas lo esperábamos en la ciudad de Oaxaca, para una conferencia de prensa previa a la proyección de su película Las razones del corazón y la entrega de un reconocimiento por su trayectoria. A las once de la mañana de ese viernes, también nos enterábamos de la caída del helicóptero en el que viajaba Blake Mora, el segundo secretario de gobernación, durante la presidencia de Felipe Calderón, quien murió en el desplome de una aeronave, el primero fue Juan Camilo Mouriño tres años antes.

Le pregunté a Ripstein si tenía algún significado llegar a Oaxaca en fecha tan cabalística (11 del 11 del 11), a lo que me respondió que no significa nada, nomás que su avión no se cayó —le siguió una risa turbia y entrecortada. Hubo después una conversación entre el cineasta homenajeado y el escritor Guillermo Fadanelli un tanto escueta, tal como me lo expresó el autor de Insolencia, literatura y mundo [Almadía, 2012], “El viejito no quiso responder nada”. (Ver artículo: Finales de película revista Replicante)

Durante esa reunión el literato Leonardo Da Jandra dijo que le fascinaba las caídas: “porque es en la caída donde vemos la verdadera dimensión del ser humano. Y si hay una disciplina que tiene esa capacidad de sublimar, no de imitar o de plagiar, sino de sublimar esa caída, es el cine”.  Hubo varias caídas más en esa estancia en Oaxaca —entre ellas la del mismo Da Jandra en la fiesta que le siguió a la charla—, misma que mi colega Donato M. Plata apuntó en su hilarante crónica: La noche avanza.

Pizzas, jazz, cervezas y Ripstein

La tarde del miércoles, 16 de enero, fui a la Cineteca Nacional porque Arturo Ripstein asistiría a presentar una de sus amargas películas –de cuyo nombre ya olvidé–, dentro de una retrospectiva que le realizan en ese sagrado recinto fílmico.

No me quedé a ver la película, programada a las siete de la noche, porque los boletos se habían agotado en taquilla. A esa hora Ripstein ya estaba presente con su guionista Paz Alicia Garciadiego (pareja del mismo cineasta, como muchos lo saben) y el todavía —no ratificado— director de la Cineteca Nacional Alejandro Pelayo. En ese momento había más de 20 lugares sin ocupar.

Yo iba con un grupo de amigas a quienes les dije que entraría sólo a escuchar a Ripstein, porque no teníamos boletos, así que un tipo moreno de abrigo gris rata se acercó a decirme, con tono regañón, que él decidía quien entraba y quien no, porque él es el jefe de salas —ay cabrón—, le respondí que era de prensa y que venía sólo a escuchar las palabras del director.

Tenía la intención de ver la película, sí, pero la verdad no creo que hiciera falta ocupar esos lugares vacíos cuando estaba apunto de iniciar la función. Así que estuvo buena la pizza y las cervezas con mis amigas, en un lugar de la colonia Portales en el que además un grupo de jazz musicalizaba la noche. ¡Salud!

Ripstein Vs. Ayala Blanco

Los hermanitos del cine mexicano.

Al siguiente día programaron en Cineteca Nacional, dentro de la misma restrospectiva, la película por la que Ripstein demandó en 1991, por la vía civil, por daños patrimoniales y morales, al crítico de cine Jorge Ayala Blanco tras escribir la crítica al filme «Mentiras piadosas», publicada en el periódico El Financiero, en abril de 1989, y la cual hizo enfurecer al director —ver los por menores de este caso que ganó el crítico, en el libro «A gritos y sombrerazos», de la periodista Patricia Vega; Conaculta, 1996.

Ayala Blanco ya ha resumido, con la ironía que lo caracteriza, esta historia en tres actos: “Primer acto: están veinte productores de cine haciendo cola en la casa del gran director Arturo Ripstein para proponerle películas; segundo acto: los mismos productores leen la nota terrible de Ayala Blanco; tercer acto: los productores quedan disuadidos de proponerle una película y salen huyendo ¿Cómo se llamó la obra? La demanda de Arturo Ripstein contra Ayala Blanco” (De la nota de Héctor Rivera, del 30 de marzo de 1991, en la revista Proceso)

Soy franco, me hubiera gustado más que «Rip» presentara este filme que el que ya olvidé su nombre.

¿Ripstein, la última caída de Alejandro Pelayo como director de Cineteca Nacional?

Alejandro Pelayo, Arturo Ripstein y Alicia Paz Garciadiego en Cineteca Nacional.

Corre el rumor de que Alejandro Pelayo continuará como director de la Cineteca Nacional, en estos tiempos de Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador, pero no hay nada oficial todavía. No me parece buena augurio la restrospectiva de Arturo Ripstein —por aquello de las caídas y las derrotas.

Traigo otro recuerdo de ese 2011, de cuando Paula Astorga era directora de la Cineteca Nacional y estaba a lado del cineasta mencionado, en la función de gala de Las razones del corazón, con la que se inició la 53 Muestra Internacional de Cine. La Cineteca comenzaba una serie de cambios arquitectónicos y con la Muestra Internacional de Cine también se daba el cierre de un ciclo de penumbras a la Leonardo García Tsao (quien también fue director de Cineteca antes de Paula Astorga) con este filme.

Con esa gris, sobreactuada y des-graciada película se concluyó un ciclo para construir lo que ahora es la Cineteca con once salas, museo y foro al aire libre, que cumplió este jueves, 17 de enero, 45 años de existencia. Curiosidades a parte, ese mismo jueves de celebración cinetequero estaba en programación Mentiras piadosas, de Arturo Ripstein. ¿Será acaso un presagio del fin de una época para Alejandro Pelayo al frente de Cineteca Nacional o será que a esta nueva administración también le gusta el cine a la Ripstein: de derrota y oscuridad? Yo creo que el futuro será de las mujeres o no será.

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José Antonio Monterrosas
Reportero Cínico y Repicante. Foto: Ingrid Concha.

José Antonio Monterrosas Figueiras es editor cínico en Los Cínicos, ha colaborado en revistas de crítica cultural. 

@jamonterrosas