CINISMO DESAPERCIBIDO

Ludo Gun, Derecho, amistad y Cusco

En julio de 2010, Ludo Gun fue a Cusco para resolver un problema ingeniero – legal – económico de su familia. Aunque viajó con las ropas debidas, cayó enfermo de faringitis: no pudo hablar, comer, ni beber por cuatro días. Este trance lo experimento en la completa soledad. La consecuencia: varios kilos menos y estos dibujos extraños.

Por Julio Meza Díaz

Hay un detalle que me avergüenza de mis años universitarios: no conocí poetas, artistas y/o locos; sólo conocí abogados, contadores, ingenieros y/o economistas. A veces pienso que ese es el motivo por el cual mis textos no son conocidos. A veces pienso también que por ello ahora me rodean únicamente abogados, contadores, ingenieros y/o economistas que son poetas, artistas y/o, sobre todo, locos.

Ludo es un ejemplo de estas personas que acabo de mencionar. Ingresé a Ciencias para estudiar Ingeniería Industrial. Luego pasó a Letras, y circuló por Contabilidad, Economía y Derecho. Por supuesto, yo lo conocí en esta última facultad; por supuesto, Ludo Gun no terminó sus estudios en ninguna de ellas. Ludo Gun es de aquellos con superior incompleta.

Lo recuerdo siempre vestido de verde (“Soy inmaduro, pe”, decía); corriendo por la pista de salud; y leyendo con avidez el “Chesu” y es “Chuculún”. Hablábamos de Derecho y de la luminosidad platónica que tenía el culo de una profesora con nombre de pescado.

Lo recuerdo siempre vestido de verde (“Soy inmaduro, pe”, decía); corriendo por la pista de salud; y leyendo con avidez el “Chesu” y el “Chuculún”. Hablábamos de Derecho y de la luminosidad platónica que tenía el culo de una profesora con nombre de pescado. Hablábamos de política y de nuestros padres (que tontamente, pensaban que ejercían nuestras profesiones. Hablábamos de cuchillos y de nuestro sino triste con las mujeres: nos gustaban las más feas, y ni ellas nos hacía (hacen) caso.

En julio de 2010, Ludo Gun fue a Cusco para resolver un problema ingeniero – legal – económico de su familia. Aunque viajó con las ropas debidas, cayó enfermo de faringitis: no pudo hablar, comer, ni beber por cuatro días. Este trance lo experimento en la completa soledad. La consecuencia: varios kilos menos y estos dibujos extraños.

Ludo Gun me buscó al tiempo, y me mostró su obra.

—¿Te hago las palabras iniciales?— le dije.

— Ya pe’ —me respondió—. Pero que no sean muy curiosas, ah.

—No.

—Tamara —sonrió—. Todo lo que haces pa’ llamar la atención.

Me sentí descubierto. Porque es verdad: mi libro de cuentos y mi novela han pasado desapercibidos. Tal vez eso se deba a que sólo conocí en la universidad a contadores, abogados, ingenieros y/o economistas. Tal vez eso se deba a que no tengo el talento de Ludo Gun. Tal vez eso se deba a que yo sí firmo con mi nombre. Tal vez…

Julio Meza Díaz
Un astronauta sin capital.

Me llamo Julio Meza Díaz. Soy un escritor peruano (en realidad soy abogado y gestor cultural, digamos, de acuerdo a la legitimidad absurda de los títulos). Y nada, mi estética es el absurdo, lo escatológico y el anti-capitalismo (esto último no sé bien si es así, pero en fin).