DANDYS Y CÍNICOS

Abril frente a un espejo negro que humea

El mes de abril de 2019 será recordado por aquel en el que el Me too en Twitter agitó a los machines mexicanos y no tanto; por el suicidio del charrocanrolero Armando Vega Gil; por el Festival Ceremonia con la visita de Aphex Twin, Massive Attack y una vez más Pussy Riot; por los berrinches de Vicente Fox y el estreno de la Guardia Nacional (militarizada) de Andrés Manuel López Obrador: «¡abrazos no balazos!»

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

El irónico monero llamado Pulpo Santo y su cartón sobre Aphex Twin en el Festival Ceremonia.

El sábado, 6 de abril, se realizó la séptima edición del Festival Ceremonia en Toluca. En el cartel conformado por una veintena de artistas internacionales destacó la presentación del DJ Aphex Twin, quien por primera vez visitó México. El también productor y compositor de música electrónica que inició su carrera en los años noventa del siglo pasado, lanzó desde las diversas pantallas que conformaron su espectáculo visual en el Foro Pegaso: «puro calambre sensorial». Por lo menos así lo definió mi amigo, el irónico monero Pulpo Santo, que pasó del calor sofocante de Cuernavaca al filoso frío de Toluca, para vivir con todos sus sentidos esa intensidad visual y sonora. «¡Estuvo muy cabrón!», me contó vía WhatsApp, «me imagino que fue igual cuando los organistas ofrecían sus primeros conciertos de música barroca en las catedrales, la pura innovación tecnológica aplicada a la música con efectos audiovisuales», agregó con la agudeza que lo caracteriza.

Pulpo Santo más precavido y disciplinado que un servidor, pagó su entrada desde meses antes y ahí estuvo para vivir la presentación no sólo de Aphex Twin, sino la de los Massive Attack, quienes un mes atrás estaban cancelando su gira por otras ciudades latinoamericanas, menos en una, la de Toluca. Le pregunté por Massive Attack pero fue tal el viaje que no logró recordar ese momento con claridad.

Como se puede leer aquí, no asistí al Festival Ceremonia. Nunca he estado en una de sus ediciones, tal vez un día. Intenté la acreditación como periodista para estar ahí, pues los bolsillos como suele suceder están rotos. Pero bueno, no me sorprendió eso como saber que a reporteros veteranos radicados en esa ciudad desde hace décadas, les dijeran los organizadores del festival lo mismo que a mí: «ya no hay acreditaciones».

El día que el berrinche de Vicente Fox coincidió con Aphex Twin

En el collage de imágenes de Aphex Twin durante su presentación.

En el mensaje de Whats App de mi amigo, el irónico monero, también me compartió una nota y dos momentos de la presentación de Aphex Twin que se pueden ver en un video de youtube en el que está su presentación íntegra, la cual dura hora y media. «Entre el 40:00 y el 1:12:25 Aphex Twin», me explica, «escanea al público, lo mide y le imprime su sello». Continúa señalando que: «entre el 1:16:08 y el 1:21:22 ofrece un licuado de íconos y símbolos que forman parte del mainstream y la identidad mexicana».

Veo que entre ellos además de Chabelo, Fabiruchis, Pedro Sola, Peña Nieto, López Obrador, Yalitza Aparicio y Alfonso Cuarón, también está Guillermo del Toro, Diego Luna, Eugenio Derbez, Brozo, Emiliano Zapata y Cantinflas. Está además Vicente Fox, el ex presichente, quien ese sábado hacía otro ridículo en su cuenta de Twitter como es ya su costumbre. Por cierto, su berrinche pésimamente escrito es el siguiente: «Esta mañana un comando armado pretendió entrar a mi casa . Es una situación grave y que requiere inmediata atenció Hago directamente responsable de la seguridad de mi Persona, de mi Familia y de mis Bienes al presidente Andrés Manoel Iopez Obrador. Ex Ppresidente Vicente Fox Q».

En la delirante y poderosa presentación de Aphex Twin en el Ceremonia 2019, también se ve parte de aquella frase que el pachecón casique de Guanajuato, expresó en un video de mediados del 2017: «Dear Donald Trump: Here’s a friendly reminder from Vicente Fox that Mexico will not pay for your wall». Así las patéticas coincidencias. ¡Qué viva México, cabrones!


Un festival de música en tiempos del conservadurismo verdadero

Esa misma tarde de sábado, sintonicé UniRadio para escuchar su transmisión desde el Festival Ceremonia. Uniradio, por cierto, fue la estación en la que alguna vez colaboré cuando vivía en Toluca. Hubo una fusión histórica —advierten los spots— entre esta radiodifusora y la otra estación llamada Radio Mexiquense. Parece que el Festival Ceremonia lo ameritaba. Así que escuché los comentarios de algunos colegas, el más reconocible por su estilo y su crítica entre lúdica y mordaz fue la del novelista, músico y locutor Alonso Guzmán.

Alonso llamaba la atención, sobre la infantilización del festival con la inclusión de juegos, como si fuera más un parque de diversiones que un festival de música. Algo así como si los adultos fuéramos tal vez unos Chabelos de Cuarta Transformación, pues suficiente —agregué en mi pensamiento— tenemos con Facebook, Twitter, Instagram, WhastApp y el Snapchat en nuestros celulares.

¿Ceremonia, festival de música o parque de diversiones contemporáneo? Foto: Manuel Bañuelos.

En realidad me hubiera gustado comentarle a Alonso que esto de los juegos, tal vez, pienso —es un hipótesis— tiene que ver con algo que me dijo la cantante chilena Camila Moreno recientemente en Guadalajara, que sus espectáculos son multidisciplinarios y colectivos porque es una idea feminista de su arte. Según recuerdo que me explicó que el que no esté concentrada en una sola dirección el espectáculo, es romper con lo fálico en los conciertos. Adicioné yo, un tanto provocador, que los shows fueran más bien multiorgásmicos. Tal vez todo esto es rasgo de estos tiempos que vivimos, el de revoluciones feministas, Me Too en redes sociales y pañuelos verdes de aborto seguro y legal en las calles. A lo mejor es sólo la expansión del mercado al espacio más recóndito de un cuerpo llamado Festival Ceremonia, o cualquier otro, y debe ser exprimido al máximo.

Las enmascaradas Pussy Riot y el primer mártir del patriarcado charrocanrolero

Alonso Guzmán además apuntó en sus enlaces en vivo, con el resto de locutores de Radio Mexiquense como Gaba Cabral y Adriano Alarcón, sobre la estridencia musical de los performance de las rusas Pussy Riot. Le respondería que no me disgusta lo que hace ese colectivo de punk-rock y me hizo recordar la discusión que corrió como pólvora, a finales del mes de marzo y que fue exacerbándose a inicios de abril en redes sociales y medios de comunicación. Esto fue el #Metoo de periodistas, escritores y músicos mexicanos, sobre todo este último cuando el 1 de abril nos enteramos del suicidio del escritor y músico Armando Vega Gil, tras las acusaciones anónimas en Twitter de haber abusado de una chica de trece años.

Aunque Vega Gil dejó una carta en su cuenta de Twitter antes de suicidarse, publicada a las 3:41 de la madrugada del 1 de abril , en la que niega categóricamente haber abusado de aquella menor de edad, sí señaló que su vida con tales comentarios vertidos en esa red social impactarían duramente en su vida cotidiana y laboral, por lo que era mejor renunciar a ésta. Sin embargo, subrayó que no se culpara a nadie de su muerte: «es un suicidio, una decisión voluntaria, consciente, libre y personal», así lo escribió.

Pienso que el Me Too de músicos mexicanos se coronó/lapidó/transmutó en un una especie espejo negro humeante llamado: el suicidio de Armando Vega Gil. Frente a este acontecimiento hubo una respuesta reaccionaria y misógina por parte de un grupo de hombres que se hicieron llamar, mediante la dirección de Twitter —ahora suspendida— los «MeTooMenPower». Esto para hacer justicia por lo que ocasionaron aquellas mujeres malditas detrás del anonimato del Me too, provocando finalmente que se matara el creador de la banda de charrocanroleros —ahora extinta— Botellita de Jerez. Aunque como ya se dijo, el mismo músico dejó escrito, que a nadie se culpara de su decisión.

El mes de abril comenzó con el suicidio de Armando Vega Gil.

El 3 de abril, la periodista y activista trans H. Gloria Virginia Davenport escribió que la carta de Vega Gil era en sí: «un texto fundamental del autovictimismo patriarcal, una declaración del automártir, del patriarca vencido por una niña anónima de 13 años, tan poderosa, que incluso lo lleva a dedicarle a su propio hijo su suicidio, en una declaración pública en la que reconoce, en un acto de macho progre derrotado, que violentó mujeres por ser él mismo víctima del patriarcado cultural». Luego se preguntó si el músico habría imaginado «que su suicidio tras ser señalado de acoso y violencia sexual hacia una niña de 13 años, lo llevaría a ser encumbrado como el Primer Mártir del movimiento machista #MeTooHombres, por el cual hombres violentadores buscan una revancha contra mujeres de todas las edades y condiciones que denuncian a abusadores, violadores y pederastas», («Vega Gil, anatomía del primer mártir del patriarcado», H. Gloria Virginia Davenport).

Quiero agregar aquí que yo fui fanático de Botellita de Jerez por muchos años, al tiempo algo fue cambiando en mí y ese gusto se fue un tanto diluyendo, sus canciones tenían algo de simpático e ingenioso, pero también algunas muestran cierto odio a lo extranjero y al mismo tiempo la idolatría a ciertos símbolos patrios como la Virgen de Guadalupe, la raza de bronce y el desprecio virulento a la pinche Malinche. Cierto, eran narradores de la cultura popular mexicana, reflejo del mismo México que somos desde el rock, ese que como dijera Octavio Paz es una especie de iglesia con cierto tufo nacionalista.

Recuerdo además que días antes del suicidio de Armando Vega Gil y el Me too, la discusión de que el Rey de España debiera pedir perdón a México por la matanza en la conquista de hace 500 años, expresada por el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, encendió los ánimos del pueblo bueno. Un seguidor de Vega Gil le recordó una canción de la Botellita en su Twitter que dice en una de sus estrofas: «Manque nos maten, nadie se raja. Forjando Patria». Al escuchar la canción es posible que se nos hinche el pecho de orgullo patrio, pero yo ya no sé si ese sentimiento me agrada que permanezca demasiado tiempo en mi persona, vaya que como dijera Andrés Paniagua, al crítico, ensayista y poeta italiano Massimo Rizzante: «el costumbrismo, es una enfermedad del nacionalismo”. (Leer: DiCaprio y la increíble hazaña de ser mexicano, de José Antonio Monterrosas Figueiras), así también el populismo.

Todo esto me lleva a pensar que no es gratuito que las denuncias de mujeres sean anónimas en México, como lo es «simbólicamente» el colectivo feminista Pussy Riot con capuchas de colores de la Rusia gobernada por un homófobo y misógino llamado Vladimir Putin. No es gratuito, por otro lado, que en esta coyuntura en México por el Me too, en su momento más álgido de la discusión viniera develándose algunas particularidades de la Guardia Nacional (Militarizada). El viernes, 5 de abril, por ejemplo, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunciaba que un militar en activo sería quien la encabezaría y no un mando civil. El último fin de semana de ese mismo mes, la Guardia Nacional ya se encuentra en varios estados de la República, tales como Veracruz, Oaxaca e incluso en los márgenes de la Ciudad de México.

Tampoco es gratuito, por otro lado, que Arturo Farela Gutiérrez, pastor en la Iglesia Cristiana Interdenominacional le dijera al periodista Rodrigo Vera de la revista Proceso que: “López Obrador es un presidente cristiano. Y su Cuarta Transformación es también una transformación moral, pues se fundamenta en el amor a la familia, al matrimonio, a la patria y a la naturaleza.» El religioso favorito de la Cuarta Transformación Lopezobradorista afirma que: «Todo esto es bíblico. De ahí que esté abierto a otorgarnos a las iglesias concesiones y permisos para tener canales de televisión y estaciones de radio, a fin de que apoyemos su proyecto”. (Ver nota de El pastor favorito, de Raúl Trejo Delarbre). O sea, echar a andar el conservadurismo verdadero a todo lo que da.

Pussy Riot en el Ceremonia. Foto retomada del Facebook del festival.

En toda esta coyuntura, el resto de los miembros de Botellita de Jerez, a menos de siete días del suicidio de su compañero y amigo Armando Vega Gil, hicieron pública una interesante carta con su postura respecto a lo sucedido y la reacción, sobre todo, de parte de sus seguidores del género masculino, reconociendo además que el Me too en México debe continuar, entendiendo además el porqué esas denuncias fueron de forma anónima. Aquí parte de la carta:

«Reconocemos que, hoy por hoy, el anonimato de las víctimas es un recurso que las protege de nuevas agresiones y revictimizaciones. Somos conscientes que el aparato de impartición de justicia es deficiente, misógino y no ha funcionado a favor de las afectadas, sino al contrario. Por otro lado, consideramos que los espacios de denuncia pública necesitan urgentemente de filtros, protocolos, normatividades internas y marcos éticos que garanticen el ejercicio de los derechos de presunción (de inocencia, verdad, justicia y reparación, logrando distinguir las venganzas oportunistas). No hacerlo nos coloca frente a un escenario de futuras imputaciones sin sustento, a la exhibición mediática de inocentes, linchamientos morales, estigmatización, descrédito y daño en la reputación de las personas señaladas y sus familias. Desde nuestra reciente experiencia les decimos: las consecuencias pueden ser lamentables y sin sentido, perpetuando la violencia irracional en que nos seguimos sumergiendo». La carta completa de los de Botellita de Jerez la pueden leer aquí.

Finalmente, en este punto, motivado por los comentarios de Alonso Guzmán en sus intervenciones durante el Festival Ceremonia, agrego aquí lo dicho por una mujer que se subió al escenario durante la presentación de las Pussy Riot para leer lo siguiente:

“La misma que le exige al Estado, volver entera a casa… Yo soy la pecadora, la del pañuelo verde. Yo soy la abuela de la Plaza de Mayo, la victoriosa… y ahí, donde usted señor Bolsonaro se atreva a abrir la boca en contra de una negra, de una lesbiana, de una disidente. Ahí resonarán los cuatro balazos que me atravesaron. Yo soy española, soy 8M, yo sí te creo. Y cuando Trump declara ‘When I grab the woman by the pussy’, yo me multiplico por millones y contesto ‘MeToo’ hasta que no quede un sólo acoso sin denunciar. Hasta que paren los abusos de mi jefe, de mi tío, de mi primo, de mi esposo. Yo soy la transexual de la Merced. Ser transexual en este país es una acto heróico… Te advierto, mi cuerpo es mi primer territorio… Sigo aquí, me reconoces… Soy las 43 incanzables madres y más te vale, señor Andrés Manuel, que cumplas tu palabra. Porque no me pienso mover de aquí hasta que con vida me entregues lo que con vida se llevaron… Pudiste descuartizarme, mi carne la pudiste clavar a cientos de miles de cruces rosas. Pero yo, yo que soy semilla, yo que soy cenzontle, piedra volcánica, yo te doy mi palabra. No habrá dictadura, no habrá ejército, no habrá fuerza capaz de amordazar este grito. Yo que soy amazona, yo que soy coatlicue, yo te doy el honor de mi palabra, mi palabra de hija, mi palabra de hermana, no habrá fuerza que amordace este grito: ¡Porque vivas nos queremos!»

Ser mujer y filósofa en este siglo

Julieta Lomelí Balver, la filósofa pornofeminista de México.

La filósofa Julieta Lomelí Balver podría agregar que: «Todos creerían que es más fácil ser mujer en este siglo que atravesamos. A menos que vivas en un país islámico, en la vida pública las mujeres vamos encontrando nuestro sitio, construyendo espacios laborales que podrían asegurarnos cierto éxito. A la par de arrancarnos yugos que por siglos —sin ponernos radicales, pero aceptando nuestra historia—fueron impuestos por una sociedad patriarcal, que nos ordenaba, no solamente cómo habríamos de actuar sino también que destino, hogareño o asceta, debían tomar nuestras vidas». Para Julieta en la actualidad, al menos, en apariencia, las mujeres están ganando esa lucha por trazar sus propias metas y «por dejar de ser meros úteros, meros objetos de placer dispuestos en cualquier momento a quien a cambio nos condiciona dinero». Para ella este nuevo milenio, parece que las cosas han cambiado, «y que volamos como colibrís, imposibles de ser enjaulados, al advenimiento de una nueva forma de relacionarnos con nuestro entorno» (acá el ensayo completo de Julieta Lomelí Balver: Luz en la piel: ser mujer en este siglo).

Los símbolos también toman un lugar hasta en los festivales de música, pues algo se anda moviendo en el mundo abruptamente que nos está agitando internamente. En México estamos viendo nuestros peores monstruos del pasado a través de máscaras de colores y frente a un espejo negro que humea. Como diría Botellita de Jerez en su último disco: ¡Pero no pinches mames / Pero no pinches mames no, no, no, no».

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José Antonio Monterrosas
Reportero Cínico y Repicante. Foto: Ingrid Concha.

José Antonio MonterrosasFigueiras es editor cínico en Los Cínicos, ha colaborado en algunas revistas de crítica cultural.

@jamonterrosas