DANDYS Y CÍNICOS

Mujeres, no paredes

Las paradojas, para todos aquellos que se indignaron —sobre todo hombres— por “violentar», repito, un monumento histórico, más que por indignarse por los ultrajes a mujeres en México, es que el 90% de quienes se dedican a la restauración en este país son mujeres.

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Minutos después de haber sido tapiado el Ángel de la Independencia, fue colocado este listón por un grupo de mujeres para no olvidar la lucha feminista en México. Foto: Jorge Becerril

Cualquier lucha lleva consigo la creación de símbolos que provoquen emociones y pensamientos —a favor o en contra— en los observadores como en sus protagonistas. Las pintas realizadas por feministas al Ángel de la Independencia —que una amiga punk me dijo que no es Ángel sino Ángela, porque tiene los pechos desnudos— el viernes, 16 de agosto de 2019, como muestra del hartazgo por la violencia a mujeres en México, esta «angelita» su base —grafiteada—, fue tapiada con maderas al día siguiente. (La verdad acerca del tapiado del Ángel de la Independencia; El Universal: 19 de agosto de 2019).

El argumento por parte del gobierno de la Ciudad de México es que se tenía programado —coincidentemente— hacerlo precisamente ese fin de semana para reparar los daños estructurales en el Ángel de la Independencia producto, no de las feministas sino del sismo de septiembre de 2017. Horas después un grupo de mujeres puso un listón morado en esos mismos tablones. 

Al leer esto pensé que ojalá también los rayen, para que ni al gobierno ni a la ciudadanía se le olvide por qué sucedió esto de intervenir un monumento, incluso se me ocurre que se podría poner un lema enorme en color morado con alguna consigna contundente del movimiento feminista o pegar cientos de fotos de mujeres desaparecidas o asesinadas en este país y en esta ciudad —para dimensionar el tamaño del problema— que su Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, pasó de decir que eran “provocaciones” y no manifestaciones urgentes, agregando además que se abrirían carpetas de investigación de la protesta sucedida días antes frente a la Procuraduría de Seguridad Ciudadana, seguro para inhibir siguientes expresiones callejeras —y más brillantina en la cara de funcionarios incompetentes—, a recular y advertir que no habría procesadas por los «actos vandálicos» sucedidos en estas «provocaciones», repito, no manifestaciones —qué indulgente es la jefa de Gobierno. 

El manual que seguro muchos hombres que se mean en las banquetas recomiendan.

Dice mucho sin embargo, ese tapiado a la glorieta del Ángel de la Independencia, pues si bien la labor de restauración no sólo será a este monumento sino a otros como el de Colón y Cuauhtémoc, ubicados también en el Paseo de la Reforma, los cuales ya habían sido tapiados antes de la marcha del viernes, 16 de agosto. Lo que dice no es otra cosa que, precisamente, no entender lo que significa —o entenderlo muy bien— el símbolo de un monumento de ese peso intervenido ante las desesperación de cientos de mujeres que están enojadas, indignadas, molestas, hartas cuando en el país se asesina a 9 mujeres por día, por el hecho de ser mujeres. 

Haber puesto tablones al rededor del Ángel de la Independencia nos muestra de cuerpo entero las formas en que trabajan en este país las autoridades, y más en un tema como la violencia de género, es decir, limpiar en lo oscurito —detrás de las maderas—, para luego afirmar al otro día que aquí no pasó nada, para que se nos olvide que en ese sitio sucedió algo relevante y que pongan el mejor y más lindo argumento a los que pregunten y responder: el gobierno está restaurando monumentos por el sismo de hace dos años y estarán tapiados de manera indefinida. Así el gobierno ni cae en “provocaciones”, y para que la siguiente protesta —porque seguramente la habrá— no vuelvan a rayarlo las “manifestantes”, porque eso, por supuesto, no es en contra de las feministas “provocadoras”.

A ver cuántos monumentos tendrán que tapar para no tener que decir que tienen que repararlos antes de que estas mujeres «salvajes» —brujas insoportables— los «violen» con sus pintas y su brillantina rosa. Nomás falta que les pongan su Guardia Nacional para aquellos buenos mexicanos que les encabronó tanto, Keep the calm. ¡Vaya a desquitarse a otro lado, no con nuestros sagrados monumentos!, dirían muchos. Ya denles su Manual de Carreño para señoritas para que aprendan a marchar con delicadeza o su Cartilla Moral.

Pues tal como le leí a la escritora Ana García Bergua, sobre este tema: “Los monumentos recuerdan las épocas, las gestas y las luchas: la columna de la Independencia recuerda los más de veinte años en los que todo nuestro territorio fue sacudido por una lucha que lo llevó a independizarse de España. ¿Cómo serán los monumentos que recuerden estas épocas de narcotráfico, delincuencia, trata de personas, feminicidios, asesinatos de migrantes? Quizá serán esculturas con grafftis eternos de colores chillantes que digan: mírame, por favor date cuenta, no me dejes de ver porque me desaparecen. Monumentos que se esfumarían ante la indiferencia como, en el fondo, se vuelven neutros tantos monumentos a tantas luchas que se han olvidado, se dan por hechas o se ignoran simplemente.” (Momumentos; Maremoto Maristain; 22 de agosto de 2019: https://monicamaristain.com/con-vista-al-mar-monumentos/?fbclid=IwAR1qsmF8G6u4ak8sIZHSR2UXg1hCm_F8-tpFZZUuGm1nUou_jQvAmrqwoDY).

Restauradoras con Glitter

Días después de la protesta del viernes, 16 de agosto, un grupo de mujeres —alrededor de quinientas— con el nombre «Restauradoras con Glitter», solicitaron al gobierno de la Ciudad de México, hacer un registro de «las pintas» en el Ángel de la Independencia, para que estas expresiones no queden en el olvido —ya de por sí tapadas con tablones, que yo diría incluso que la solicitud debiera ser quitar esas maderas y dejarlas expuestas un tiempo considerable, hasta que haya realmente un cambio drástico en este tema en la Ciudad y el país, pues si ya esperaron dos años para restaurar el Ángel de la Independencia por un sismo del 2017, este puede esperar un poco más—, y con esto hacer un memorial colectivo del movimiento feminista en México. 

Este grupo de restauradoras no están a favor, como es obvio, de que las pintas en monumentos, sin embargo consideran que son expresiones importantes de documentar, por lo urgente del tema y así como tener un registro histórico del México actual.  Las paradojas, para todos aquellos que se indignaron —sobre todo hombres— por “violentar», repito, un monumento histórico, más que por indignarse por los ultrajes a mujeres en México, es que el 90% de quienes se dedican a la restauración en este país son mujeres, así lo expresaron las expertas Daniela Pascual y Paula Rosales en el programa radiofónico del periodista Julio Hernández (aquí en este link, en el minuto 31:50, lo pueden escuchar: https://www.youtube.com/watch?v=j7bilyurLFQ o leerlo en esta nota de Expansión: https://politica.expansion.mx/…/restauradoras-piden-recorda…).  Asímismo, pueden seguir a este colectivo independiente —conformado por profesionales de diversas especialidades asociadas al patrimonio cultural— en @RGlittermx.

Así que señores: #mujeresnoparedes —no mamar—.

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