COLUMNA: DANDYS Y CÍNICOS

Cero en conducta

Un viaje relámpago a la Ciudad de México desde Cuernavaca, por parte del cronista para ir a un taller sobre cine y anarquía, entre otras actividades. Otro viaje de vuelta al día siguiente a «Cuernabalas» por el festival Pixelatl. Unos cortos de animación sin subtítulos en español, unas chelas y mezcales con algunos amigos internacionales y de la infancia, una fiesta con DJ Pocoyó. De eso va esta historia con encuentros y desencuentros animados, como la vida misma.

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Los primeros días de septiembre fueron de animación y anarquía. El miércoles, 4 de septiembre, realicé un viaje relámpago de Cuernavaca a la Ciudad de México para estar en el taller de cine y anarquía impartido por la maestra del quiebre fílmico Teresa Carvajal, además de cubrir una conferencia de prensa sobre una exposición de pintura del artista venezolano, ya fallecido, Oswaldo Vigas. Esto último invitado por la actriz Toni Helling.

En la Galería RGR de arte contemporáneo, ubicada a dos cuadras del ahora Centro Cultural Los Pinos, además de ver algunas obras abotargadas de colores intensos también vi algunas cervezas industriales, copas de vino tinto y canapés que nos invitaron para amenizar el recorrido. Yo bebí una chela y algunos hongos con queso, mientras observaba la breve exposición colgada en ese galerón que hace un año estaba en Valencia, Venezuela, donde fue fundada en 2006. 

Cartel del taller de cine y anarquía impartido por la historiadora y cineasta Teresa Carvajal.

Una hora después Tere impartió el taller sobre cine y anarquía en el Foro Alicia —lugar que no recuerdo haber entrado— y de haber traído un borrador —como en aquellos tiempos de universidad, pues fue mi profesora de Crítica de Medios— me lo habría aventado, por andar cabeceando en algún momento de su charla en la que hizo un apretado recorrido sobre películas relacionadas con la anarquía. 

Las películas fueron desde La salida de los obreros de la fábrica Lumière, en Lyon, de 1895, pasando por Cero en conducta, de 1933, filmada por Jean Vigo sobre “unos pequeños diablos en la escuela” o La mujer del anarquista, de Marie Noelle y Peter Sehr, de 2008. Además de recordar “El código Hays” —o Código Ojeis, más bien— que fue un reglamento impuesto al cine en Estados Unidos, que duró de 1934 hasta 1968 y fue concebido por William H. Hays, miembro del partido republicano y el primer presidente de la Asociación de Productores y Distribuidores de Cine de América –MPPDA–, para evitar la depravación y la inmoralidad en el sacrosanto séptimo arte, asunto que me hizo recordar a ya sabe quién, con su fobia a las películas y series de narcos en México, es que «todos a portarse bien» como si con eso y los abrazos, la delincuencia fuera bajar en México (Leer este ensayo de Miriam Figueras titulado: «El código Hays o la autocensura de Hollywood»).

Trailer de una versión española y chunga de la película Cero en conducta, de 1933.

En la anárquica e hilarante exposición de Carvajal vimos además dos películas. Una filmada hace veinte años por ella misma sobre grafiteros en la Ciudad de México, con el nombre de Pinta tu raya, y el corto de Yazmín Núñez Nota roja, de 2017. En ese espacio libertario no hubo cervezas pero sí café, además de una “piscacha” de película de 35 mm para los asistentes. Las chelas vieron después junto con los tacos en algún lugar de la colonia Roma. 

De la anarquía capitalina a la animación de provincia

Dormí en la Ciudad de México entre libros y revistas y al día siguiente, después de un café y unas donas Bimbo, tomé un camión de vuelta a Cuernavaca. Llamó mi atención que la película que pusieron para el trayecto fue esa animación sobria, oriental y de guerras caninas La isla de perros, de Wess Anderson. Sí, aquella misma que recuerdo haberla visto hace un año, con una amante de caninos, en Cineteca Nacional.

Significó algo volver a verla en este momento, no sólo por la muerte a finales de agosto de una de mis bestias más queridas sino porque precisamente Paul Harrod, director de diseño de producción de Isla de Perros fue uno de los invitados al Pixelatl el año pasado y este 2019 César Díaz Meléndez, quien animó esta película realizada en stop motion, estuvo en ese festival de animación, cómics y videojuegos, que desde hace ocho ediciones se lleva acabo en la capital del estado de Morelos. Las señales estaban puestas para asistir.

He de decir que ya me habían hecho mención de Pixelatl. Por un lado el monero Juancho Nava, un día del año pasado cuando le conté que me iba a vivir a Cuernavaca. Por el otro, el creador de BoJack Horseman, Mike Hollingsworth, le dijo a sus fanáticos —después de una charla que dio en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara en marzo de este año— su conocimiento sobre ese festival. Mike tengo entendido asistió a la edición del 2017. Finalmente, una mujer boliviana animadora ella, que conocí en la fiesta del Ariel hace algunos meses, me dijo de este evento y que estaría ahí y así fue, pero sólo hubo silencio e indiferencia de su parte, nunca me perdonó mis exabruptos sucedidos en el mes de julio en la Ciudad de México y ni modo, a veces también nos equivocamos, ¡maldito orgullo! Por cierto, Bojack Horseman, bien podría vivir en esta ruina tropical, en esta ciudad de las albercas, en la hermosa Cuernachanclas, pues su personaje es un hombre-caballo derrotado hedonista de la mala vida.

Momentos después de bajar del Pullman, ya me encontraba acreditado e inesperadamente brindando con Gilberto Iñiguez Franco, animador chilango-tapatío y cofundador del estudio de videojuegos 2DNutz, quien acaba de salir de una charla impartida por él, en la que mostró las novedades del software Toon Boom. Inmortalizamos ese reencuentro con una esplendorosa selfie, en la que nos acompañó Finn, ese personaje de la serie animada Hora de aventuras, un niño que podría haber sido amigo nuestro en la secundaria, pues desde esos tiempos Gil y yo nos conocemos. Finn sin embargo, ahora nos cuidó las cervezas en los jardines de un hotel llamado Las Mañanitas.

El animador Gilberto Íñiguez Franco, Finn (el niño que cuida las cervezas) y el autor de esta nota, José Antonio Monterrosas Figueiras.

Memorable Memorable, lo que no es memorable es que haya tan pocas funciones para exhibir todo el material que se proyectó dentro de Pixelatl, el cual se realizó del 3 al 7 de septiembre, sobre todo cuando se tilda de ser un festival importante de animación —además de cómics y videojuegos. La selección «gamberra con 50 minutos de animación muy inquietantes y extraña, curada por el mercado de animación 3D Wire», como se lee en su programa de funciones, no la vi porque sólo tuvo una exhibición el viernes, 6 se septiembre, a las 7:30 de la noche.

Gil me mostró a uno de sus personajes, un mariachi samurai estilizado —muy oriental— que baila en un video promocional de esa serie que ahora realiza y que se llama Mariachi Ronin. En esos minutos en que estoy con él y sus colegas que lo acompañan, varios jóvenes se acercan a tomarse fotos con ellos. Algunos sólo los observan de lejos, al parecer le tienen un poco de miedo —o respeto— porque lo conocen bien por su labor como docente en temas de animación allá en Guadalajara, por lo que veo es sumamente exigente, pues él es de los que en su clase o tienes cero o tienes diez de calificación y no pasas al siguiente curso, es que «el mundo de la animación es muy competitivo», me explica, «y no puedes estarles dando falsas expectativas si quieren vivir de esto».

Revisando información sobre su labor como profe me entero que hace dos años la Universidad de Artes Digitales, en Guadalajara, reprobó comentarios del animador que dijo durante una presentación de proyectos finales de octavo semestre de la UAD. Fue invitado precisamente para criticar los trabajos de los alumnos. Según lo que se lee en una nota periodística Íñiguez Franco se excedió «a una tonalidad sexista, misógina y personal» (La UAD reprueba comentarios de Gilberto Iñiguez, co-fundador de 2DNutz). En realidad parece ser que lo que le dijo a una alumna después de ver su trabajo final es: «deberías de cuestionarte si realmente quieres ser animadora, estás en octavo cuatrimestre y tu proyecto parece de segundo, no tienes lo que se requiere para ser animadora, si crees que por ser mujer alguien te va a mantener estás equivocada, tienes que valerte por ti misma», otras versiones advierten que le expresó: «¡tú no sirves para animadora, tal vez por ser mujer encuentres a alguien que te mantenga!» Será lo uno o lo otro, lo único que sé es que aquel amigo tímido que conocí hace veinticinco años en la horrible secundaria de la Universidad Autónoma de Guadalajara, donde a las mujeres la veíamos lejos pues era una secundaria varonil, no ha quedado nada. Hoy parece ser un tipo que se exige mucho en su trabajo como animador y como persona. Me dio gusto saludarlo.

Doy una vuelta por los stands de cómics que se encuentran ahí, también alcanzo a ver alguna charla de alguno de lo invitados al Pixelatl, el público está eufórico con ese hombre de rasgos orientales que trae unos lentes estrambóticos mientras mueve una pluma que pinta en el aire y se refleja una pantalla en la que va diseñando muñecos virtualmente, para luego hacer unos pasos de break dance que le solicitan los organizadores para un video. Cuando estoy apunto de irme, pues comienza oscurecer, me encuentro a otro amigo, minutos después ya estoy en la cena del país invitado, España, país donde por cierto nació él. Otra vez diciendo salud, ¡maldición!

DJ Pocoyó y la fiesta del país invitado

Ya entre mezcales y de nuevo un par de cervezas, un acto protocolario y una pirotecnia con el nombre de «España», nos enteramos de la muerte del pintor oaxaqueño Francisco Toledo, recordamos un documental bastante irregular, en el que precisamente hay partes animadas, con el nombre de Informe Toledo. La noticia se diluye cuando el DJ comienza a poner la música e inicia con Los Mikis, eso me dijo mi amigo español, la canción tiene un estribillo curiosito: «Sí, yo caí enamorado de la moda juvenil, de los chicos, de las chicas, de los maniquís, enamorado de ti…» —¿o son Radio Futura? ¡Jolines!— la fiesta se pone muy española para luego pasar a otras melodías más inglesas y oscuras.

Me acerco al DJ para pedirle que ponga unas cumbias, se lo digo en un inglés muy chabacano. Me comenta en español —pues es español— que no tiene una sola cumbia. Es Guillemo García Carsi, el creador de la serie del un bebé llamado Pocoyó —recuerdo haber visto algo en la televisión o en Netflix hace un tiempo, porque una niña llamada Cami, hija de una ex amiga, le gustaba esa caricatura. Le reclamo categórico a DJ Pocoyó que «¡Pocoyó baila cumbias!», pues que no “¡Pocoyó baila rocanrol!”. Así que no tarda en poner un rocanrol.

La noche avanza entre mezcales y cervezas, hasta que a DJ Pocoyó le avisan que las visitas ya tienen sueño en Las Mañanitas, así que debe finalizar su set musical y apenas son las dos de la madrugada. Ya sabemos que no cerrará con una cumbia, tal vez con un rocanrol, finalmente lo que suena es una rola de Joolz, la poeta Joolz Denby, se llama The Stand. Me recuerda DJ Pocoyó, que con esta melodía de chasquidos y sonidos místicos terminaban las fiestas en España en los años noventa del siglo pasado.

Memorable memorable y otras animaciones sin subtítulos en español

Ese mismo día, además de haber visto a Gil, a Finn, a mi amigo español, a la mujer boliviana —que aplicó su silencio e indiferencia hasta el final— y a Dj Pocoyó, también vi animaciones en el Cine Morelos, las cuales fueron programadas para esta edición del Pixelatl. Me tocó la función de «Lo mejor de Annecy 2019», el tradicional festival francés sobre animación. Me gustó el corto de Mémorable, de Bruno Collet, son alrededor de doce minutos sobre la vida de Louis, un pintor hecho de espuma de látex, que vive con Michelle, su esposa. Parece una vida una vida normal y convencional de un artista, pero algo pasa pues a sus amigos los ve deformes, con los rostros aplastados, como si salieran de sus cuadros impresionistas, como si la mirada del pintor los transformara en monstruos llenos de arte.

Bueno, en realidad es lo que entendí porque la película estaba en francés, y tenía subtítulos en inglés, ¿por dónde empezamos? Revisando información sobre Memorable, encuentro algunas ideas escritas por la animadora Amy Baker que me parecieron interesantes: «El mundo que los rodea [a Louis y Michelle] parece estar mutando. Poco a poco, los muebles, objetos y personas están perdiendo su realismo. La palabra Demencia nunca se usa explícitamente, sin embargo, está fuertemente implícito que Louis está perdiendo su comprensión de la realidad. Su confusión es evidente de inmediato con él olvidando dónde está la carne. Al principio, sus malentendidos se encuentran con una frustración juguetona, pero con el tiempo, su mundo se distorsiona cada vez más hasta que ya no puede reconocerse a sí mismo ni a su esposa».

El director le explica a Amy que frente a la dura realidad que experimentan muchas parejas y familias en este tema del deterioro neurológico en una persona cercana, el uso del stop-motion puede marcar una distancia con la realidad y «esta técnica permite una gran libertad creativa para imaginar el mundo en descomposición que enfrenta Louis» (Revisión memorable y entrevista con Bruno Collet, Amy Baker).

Memorable Memorable, lo que no es memorable es que haya tan pocas funciones para exhibir todo el material que se proyectó dentro de Pixelatl, el cual se realizó del 3 al 7 de septiembre, sobre todo cuando se tilda de ser un festival importante de animación —además de cómics y videojuegos. La selección «gamberra con 50 minutos de animación muy inquietantes y extraña, curada por el mercado de animación 3D Wire», como se lee en su programa de funciones, no la vi porque sólo tuvo una exhibición el viernes, 6 se septiembre, a las 7:30 de la noche.

Pixelatl: involucren más a la comunicad cultural de Cuernavaca y a la sociedad en general con funciones al aire libre, para que no vean a Pixelatl de lejitos —como un evento fifí en tiempos de la 4T. Que se rompa con la idea de que la animación es sólo para pocoyós ilustrados y que en las fiestas pongan algunas cumbias y reguetón, sin llegar a Caballo Dorado y su «Payaso de rodeo». ¡Qué pongan neoperreo animado! ¡ Qué en Cuernabalas haya más abrazos y no balazos, mi jorobado! ¡Cambio y fuera!

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Reportero Cínico y Repicante. Foto: Ingrid Concha.

José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica cultural.

@jamonterrosas