COLUMNA: A VECES ME DESPRECIO

FIC47 sin programa de mano, ni país invitado para el 2020

Destaco la calidad, la forma y fondo en materia artística en esta 47 edición del FIC, pero careció Guanajuato de la afluencia de turismo, de derrama económica y de recaudación, como en otros años. Además se terminó sin saber cuál será el país invitado, ¿neta?

Por Félix Morriña

“¿Cómo fue el primer Festival Internacional Cervantino de la Cuarta Transformación?” Fue lo primero que me cuestionaron mis seguidores en redes sociales. Respondí que no hay nada peor dentro de un Cervantino que el no tener impreso el programa de mano, bueno sí estaba impreso pero no para el trabajador informativo, crítico y analista que va a cubrirlo. ¡Eso molestó sobremanera!

La noche del pasado sábado 26 de octubre, El Ensemble Le Tendre Amor de Barcelona, España, en el Auditorio del Estado se le entregó el programa de mano del FIC sólo a la gente que compraba boleto. Se hablaba de una aplicación en la que podías descargar los programas de mano y ésta no funcionó en varios casos, lo que dejó mal parados a los organizadores. Se apreció la pésima comunicación entre el Gobierno estatal panista y el federal morenista, ambos de partidos políticos opositores, con intereses totalmente ajenos y con resultados que mostraron las malas relaciones públicas entre ambas autoridades. 

Al final, el que paga los trastos rotos son los consumidores de la cultura, sean nacionales o internacionales. ¡Entremos en materia migratoria artístico-cultural, eje temático de este año!

I. Tokio Ska Paradise Orchestra

La noche del pasado viernes 25 de octubre, la Alhóndiga de Granaditas albergó a este combo de músicos japoneses que dejaron a la raza de bronce en completo éxtasis sonoro, gracias a la euforia que provocan las mezclas del rock ska de excelente manufactura, con el rock steady, funk, reggae y derivados, en el que mostraron el nivel en el que andan, al grado de ser los estelares de la noche. Sus presentaciones dentro de la escena rockera internacional, como el Vive Latino de México, Coachella de Estados Unidos y el Festival de Jazz de Motreux, Canadá, fueron casi superadas por completo durante esta velada en Guanajuato, salvo que no tuvo el arrastre de otros grupos rockeros que se han hecho presentes en el escenario más importante al aire libre gratuito del Cervantino, en el que el espacio de piedra reventaba de jóvenes asistentes al slam. Esta vez fue muy mesurado el público, pero la presentación de los nipones estuvo de altura y nivel.

II. Theater Tol

Previo a la medianoche de ese mismo viernes, pero en el escenario llamado Los Pastitos de Guanajuato, no hubo nada más sugestivo, seductor, sensual y acorde a esa velada con brizna al aire libre, que la presentación de la compañía belga Theater Tol con la puesta “El jardín de los ángeles”, bajo la dirección de Lot Seuntjens, en la que dos de las más importantes arias de reconocidas óperas se dejaron apreciar por el respetable que llenó el lugar: “Habanera” de Georges Bizet y “Oh! Mio Babbino Caro!” de Giacomo Puccini. ¡Ambas piezas narran la historia de amor en la que una jovencita exige a su padre la boda con su amado, sino se mata!

Constato que en los últimos tres días del Cervantino hubo una baja anímica y moral en los asistentes, nativos y visitantes anuales a Guanajuato, pero lo que este interlocutor tuvo oportunidad de ver y escuchar lo deja satisfecho, cuasi extasiado, máxime si estaba en duda mi estancia en estas latitudes mexicanas por razones salubres.

Salvo el incidente del mareo por la altura del Bajío mexicano de una de las bellas bailarinas de la compañía belga y que fue atendida con rapidez por la Cruz Roja local; la historia de amor dramática sencilla y escueta, pero bella y profunda en belleza estética, en la que los fotógrafos se dieron gusto, fue un éxito. Muchos de los presentes que habían leído con anticipación el guión de la puesta en escena —vamos los que hicieron bien la tarea, sin programa de mano, sin las aplicaciones para ver a detalle la ficha técnica—, la disfrutaron desde afuera del recinto de Los Pastitos, en las jardineras de alrededor, porque gran parte del juego escénico es aéreo, y se apreció bien a distancia.

III. Lixsania Fernández y Esteban Mazer

Para el mediodía del domingo 27 de octubre, este Dandy pero Punk tuvo oportunidad de ver y escuchar a la cubana Lixsania Fernández, experta en la viola de gamba o viola de pierna, entiéndase el instrumento antecesor del violonchelo, junto con el clavecinista argentino Esteban Mazer, quien vive desde hace varios años en Barcelona, España, ciudad donde ambos concretaron trabajar juntos música barroca renacentista que presentaron en el Templo de la Valenciana. 

Con un programa titulado “Un día en seis cuerdas: música desde el Renacimiento hasta el siglo XX”, ambos maestros tocaron a los barroquistas canónicos Haendel, Telemann, Duphly y Marin Marais, quienes compusieron música barroca para viola de gamba, instrumentos que “padecieron la desgracia de desaparecer. Cada instrumento tiene sus héroes, sus compositores más entrañablemente nativos, los que comprenden su intimidad en profundidad.

 El Chopin de la viola de gamba se llama Jean de Sainte-Colombe, uno de los tres más exactos dramaturgos del sonido. Si desean conocer más de su leyenda de fantasma sonoro, favor de recurrir a la película “Todas las mañanas del mundo”, o en su caso al libro homónimo que le da origen, escrito por el francés Pascal Quignard, violagambista de palabras. La viola de Lixsania quiere apropiarse de un repertorio que no es originalmente suyo, para mostrar los recursos vivos de un instrumento que no debe quedar anclado al pasado de su repertorio original. Quiere aprender tango y rumba. Y lamentos gitanos”, acotó cual experto cirujano de la reseña Luis Jaime Cortéz en el programa de mano.

IV. Conclusiones

Destaco la calidad, la forma y fondo en materia artística en esta 47 edición del FIC, pero careció Guanajuato de la afluencia de turismo, de derrama económica y de recaudación, como en otros años debido a la situación macroeconómica que se vive en el país y en el mundo; a la terrible inseguridad que aleja a los visitantes distinguidos extranjeros que mueven la economía; a la falta de una programación mucho más atractiva que supere a los monstruos artísticos, a los de grandes ligas de los países y estados invitados.

“Son buenos todos, pero hemos visto mejores cosas de Canadá en otras ediciones del Cervantino. Que haya cerrado el estado invitado, Guerrero, en la Alhóndiga de Granaditas con Javier Camarena y la Orquesta Filarmónica de Acapulco, el domingo de clausura del Cervantino, el 27 de octubre, teniendo como invitado a Canadá, es un desperdicio. Ellos, los de Guerrero, no están nada mal, pero no son para clausurar”, argumentaban algunos colegas cercanos en una velada llena de nostalgia pura, por aquellos años en los que estar en un Cervantino lo era todo en materia cultural en México.

Todos los colegas que estuvieron desde el principio, dijeron estar satisfechos con la programación del FIC 47 de la primera semana y media, pero fue decreciendo conforme pasaron los días. Influyó mucho este año el clima, al grado de que se suspendieron algunas actividades por las trombas que azotaron al Bajío mexicano, cosa que no había pasado en otros años. Las salas de los espacios culturales del bello colonial Guanajuato, lucían sin llenos, había muchos huecos que hacían pensar al talento contratado que la cultura no se aprecia igual en esta Cuarta Transformación. Sobre ese tema, la directora general del FIC, Mariana Aymerich Ordóñez, dijo en conferencia de prensa sobre las conclusiones del Cervantino, que esos espacios fueron dejados por aquellos entes a los que se les proporcionan cortesías sin costo y no asistieron, por lo que recortarán esas cortesías, esos boletos regalados, en un gran porcentaje en los próximos años de la 4T.

Constato que en los últimos tres días del Cervantino hubo una baja anímica y moral en los asistentes, nativos y visitantes anuales a Guanajuato, pero lo que este interlocutor tuvo oportunidad de ver y escuchar lo deja satisfecho, cuasi extasiado, máxime si estaba en duda mi estancia en estas latitudes mexicanas por razones salubres.

Para el sábado 26 de octubre, tuve oportunidad de ver en el Auditorio del Estado a la compañía catalana Ensemble Le Tendre Amour con la puesta “Seasons”; luego vi al violinista húngaro Kristóf Baráti y a la pianista Klára Würtz en el maravilloso y enigmático Teatro Juárez por la noche, en la que escuché las sonatas de César Franck, pero me perdí por atender muchos eventos simultáneos las sonatas de Debussy y Brahms.

Por cierto, me tocó viajar en el mismo autobús con esta singular pareja artística de la CDMX a Guanajuato. Quedaran en el tintero varias anécdotas vividas en este viaje cultural, como las registradas la madrugada del sábado para domingo con la cantante, compositora, flautista y percusionista afrocubana, la negra consentida de la noche, La Dame Blanche, en El Trasnoche, que esta vez estuvo en la bella ex Hacienda San Gabriel de Barrera.

Finalmente, lo que desagradó al gremio periodístico es haber asistido a una conferencia de prensa matutina dominguera en la que no se dijo gran cosa, más allá de la dudosa numeralia, la manoseada logística y tantas cosas que pudieron bien obtenerse por otros medios. ¡Me sacaron de mi rehabilitación y meditación onírica, caramba!

¡No se dijo quién es el país invitado, ni la entidad invitada del 2020, como se acostumbra cada año en este tipo de conferencias! ¡Todos con la boca abierta! ¿Neta?

Ellos, los organizadores, mencionaron dar a conocer antes de terminar el año 2019, todos esos detalles que en años anteriores eran parte del protocolo establecido, parte de la buena diplomática relación entre entidad federativa y nación, esa que esta vez careció de un excelente mediador en el Bajío mexicano.

¡Ojalá el año próximo vivamos mejoras en el Cervantino!

Tokio Ska Paradise Orchestra en Cervantino 2019

©

Dandy pero punk.

Félix Morriña es periodista y promotor ex etílico-neo canábico cultural. Columnista en Impulso, Semanario Punto Revista Ágora. “Este oficio sí es para cínicos”, podría ser el título de su libro de crónicas culturales.