HOMOCINÉFILUS

Un fáustico y orgiástico festín cinematográfico en línea (Segunda parte de cuatro)

“¿Qué películas ver en línea y sin ningún costo, durante esta feroz y angustiante cuarentena que nos impone un letal y contagioso virus, el COVID-19? Aquí la segunda parte de cuatro, con diez películas más de “un fáustico y orgiástico festín cinematográfico en línea”, seleccionado por el crítico de cine Fernando Bañuelos.

Por Fernando Bañuelos

11. Mi hermosa lavandería, (My Beautiful Laundrette) de Gran Bretaña, 1985, de Stephen Frears

Omar, un joven inglés de origen paquistaní, empieza a dirigir la lavandería de su tío con la ayuda de Johnny, un antiguo compañero de clase, el típico hooligan inglés que no quiere trabajar y se dedica a amenazar a los inmigrantes. Además de dirigir la lavandería, Omar y Johnny reanudan la amistad que los unía cuando eran estudiantes. Su relación de amantes profundamente enamorados escandaliza a sus respectivas familias.

Mi Bella Lavandería es uno de los filmes más brillantes de Stephen Frears. Una historia llena de ingenio, sutileza y sentido del humor. Muy buena desde el primero hasta el último minuto.  El obsoleto concepto de lo británico, ya licuado y resbaladizo una vez finiquitadas las certidumbres del glorioso y extinto Imperio británico, queda aquí retratado en su irreparable decadencia, gracias a esta simbólica subversión del tradicional escalafón étnico supremacista.

En el filme, el hombre blanco aparecerá en el rol de empleado de rango inferior, de parásito interesado, de pura rémora dejada de la mano de Dios, y de la Dama de Hierro. En contraposición con el vetusto maremágnum de orgullo racial, disparidad religiosa, inamovibles clases sociales y sensibilidades políticas.

Link para ver la película:  https://zoowoman.website/wp/movies/mi-hermosa-lavanderia/

12. París, Texas, (Paris, Texas), de Wim Wenders, (República Federal Alemana/Francia/Gran Bretaña, 1984)

París, Texas comienza en Terlingua, un pueblo del sur de Texas en el que viven tan solo unas 58 personas. Terlingua es un espacio liminal. “Liminal”, del latín limen significa umbral y hace referencia a un espacio de entrada o principio. Terlingua es un pueblo de entrada, fronterizo, a sólo 15 minutos de México. Pero lo liminal no es sólo un espacio, es también un estado, el estado de desorientación que surge en medio de un ritual, ese lapso de tiempo durante el que el participante ya no está en lo anterior, pero tampoco en lo siguiente. Travis Henderson (Harry Dean Stanton), el protagonista de París, Texas, está precisamente en ese espacio/estado, perdido, aturdido en el umbral.

Link para ver la película: https://zoowoman.website/wp/movies/paris-texas/

13. Fitzcarraldo, de Werner Herzog, (República Federal Alemana/Perú, 1982)

“Con la descabellada furia de un perro que ha hincado los dientes en la pierna de un ciervo ya muerto y tira del animal caído hasta el extremo de que el cazador abandona todo intento de calmarlo, se apoderó de mí una visión: la imagen de un enorme barco de vapor en una montaña. El barco que, gracias al vapor y por su propia fuerza, remonta serpenteando una pendiente empinada en la jungla, y por encima de una naturaleza que aniquila a los quejumbrosos y a los fuertes con igual ferocidad, suena la voz del tenor italiano Enrique Caruso, que acalla todo dolor y todo chillido de los animales de la selva y extingue el canto de los pájaros”. Así se refiere Werner Herzog al proceso de gestación de Fitzcarraldo, en su libro Conquista de lo Inútil.

Un elogio de la desmesura.

14. Una mujer bajo la influencia, (A Woman Under the Influence), de John Cassavetes (EUA, 1974)

La interpretación de Gena Rowlands en Una mujer bajo la influencia, auténtico vademécum de la independencia fílmica y autoral, incluida una sufrida autodistribución para poder sacarla adelante, va mucho más allá del denominado método del Actor’s Studio de Lee Strasberg, en cuanto a que dicha concepción implicaba una cierta construcción mental.

Hay, en cierta manera, un trabajo sistemático y concienzudo que tiene algo de maquinal, para llegar a un naturalismo por una vía, digamos, artificial. El trabajo de Rowlands si deslumbra no parece provenir de cierto sistema compositivo, sino de entregarse hasta tal punto que se borran brutalmente todas las barreras entre personaje y persona. El resultado es mayestático, impactante y lleno de vida.

15. Todos nos llamamos Alí, La angustia corroe el alma (Angst essen Seele auf), de Rainer Werner Fassbinder, (República Federal Alemana, 1974)

Bellísima y trágica historia de amor, de un Rainer Werner Fassbinder militante en su personal actitud romántica, quedan sin embargo para el recuerdo los momentos en los que afloran de manera más sincera los sentimientos entre la pareja protagonista: Emmi abrazándose a Alí tras la primera noche en su apartamento, observando admirada la belleza del cuerpo de su amado (“eres muy hermoso, Alí”), o sosteniendo entre sollozos su mano en el hospital, en el plano final de este arrebatado y duro drama romántico.

16. Vaquero de Medianoche, (Midnight Cowboy), de John Schlesinger (EUA 1969)

La película está basada en una novela de James Leo Herlihy.  Joe Buck (Jon Voight), joven texano marcado por las experiencias sufridas con su abuela y su novia, abandona su puesto de trabajo en su cálida ciudad natal para probar fortuna como gigoló en las lejanas y frías tierras de Nueva York.

“Un vividor”, como él mismo se califica que, con su chamarra de flecos, su sombrero de cowboy, su inseparable radio y su maleta de piel de vaca, intentará vivir de sus artes amatorias con adineradas mujeres sedientas del sexo proveniente del salvaje oeste.

Los sueños que se había hecho toparán raudamente con la cruel realidad, una destemplada realidad que terminará compartiendo con un enfermizo ladronzuelo de poca monta llamado Ratso (Dustin Hoffman). John Schlesinger, amamantado por el Free Cinema Inglés, consiguió con este filme estadounidense un enorme éxito que le llevó a obtener un Oscar de Hollywood por su trabajo de dirección, galardón que también obtuvo el conjunto de esta meritoria película levemente perjudicada por un excesivo empleo de los flashbacks y ensoñaciones procedentes de los recuerdos de Joe Buck (Jon Voight) y de los soleados deseos de Ratso Rizzo (Dustin Hoffman).

Por lo demás, es un título a tener en cuenta, principalmente por esa estremecedora descripción de los ambientes más lúgubres de la gran ciudad de Nueva York, en donde conviven personajes marginales en habitaciones cochambrosas adornadas por carteles de paraísos o sectarios que histéricamente rezan a la puerta del retrete, con caracteres singulares y ambiguos que bailan en fiestas warholianas al ritmo de músicas y luces psicodélicas mientras engullen sustancias psicotrópicas.

Link para ver la película: https://zoowoman.website/wp/movies/cowboy-de-medianoche/

17. La noche de los muertos vivientes, (Night of the living dead), de George A. Romero, (EUA, 1968)

La noche de los muertos vivientes me parece una película brillante por muchos motivos. El primero, y tal vez el más importante, es que George A. Romero no tenía demasiado dinero para hacerla, nunca llegó a hacer películas de gran presupuesto, y eso obliga a hacer uso de la imaginación y recursos porque no puedes hacer todo lo que quieres. Así, salvo el principio y el final, toda la trama tiene lugar en el interior de una casa rural, con lo que se libra de tener que rodar grandes escenas de acción.

Memorable resulta el discurso de Ben, único actor afroamericano que tendrá el papel más relevante, explicando cómo ha llegado a la casa. Ver en imágenes sus aventuras hubiera resultado impresionante pero a la vez costoso, con lo que el espectador tendrá que imaginar el horror. Y en este género, la imaginación es mucho más terrible que la realidad.

18. Julieta de los espíritus, (Giulietta degli spiriti), de Federico Fellini, (Italia / Francia, 1965)

El maestro Federico Fellini elabora una barroca aproximación al universo femenino, personificado en una joven pequeñoburguesa, excepción de fealdad y honradez en una familia de mujeres bellas y corruptas. Todo ello gracias a unas imágenes en las que vive un revolucionario tratamiento del color, que alejan definitivamente a Federico Fellini de sus primeras obras, deudoras del neorrealismo. A partir de este filme, Fellini abrazaría las imágenes oníricas y fantásticas con la única excepción de Amarcord. Película para fellinianos curtidos.

19. Repulsión, (Repulsion), de Roman Polanski (Gran Bretaña, 1965)

Carol (Catherine Deneuve) trabaja de día en un salón de belleza donde se dedica pacientemente a emperifollar las cutículas de las clientas. En su camino callejero, de su casa al trabajo y viceversa, evita cualquier posible cercanía con hombres con especial cuidado. Uno de ellos, el joven que la corteja (John Fraser), la invita a almorzar y a salir por la noche, ofertas que ella evade o pospone, dando a entender un falso juego de seducción. Pero, luego de observar un día en la vida de Carol, nos queda en claro que tiene cierto grado de enajenación mental. Su hermana (Yvonne Furneaux), lejos de rehuir citas, sale con un hombre maduro y casado (Ian Hendry), que se queda a dormir por las noches. Carol escucha en silencio los gemidos de placer de su hermana y, lejos de evadirlos, comienza a alucinar que es violada por un hombre. Esto acentúa su rechazo por los varones. El conflicto surge cuando la hermana y el amante se marchan de vacaciones a Italia. Carol afronta esa pasajera soledad sin una contención que le provocará una paulatina y trágica pérdida de razón.

El ojo de Roman Polanski nos muestra este trágico drama urbano con una imparcial frialdad que bordea lo documental, logrando un tenso drama de alienación y degradación. A ello contribuyen los barrios utilizados como locaciones, la interpretación de Catherine Deneuve, las memorables escenas de alucinaciones e, indirectamente, el paupérrimo presupuesto de producción.

20. Charada, (Charade), de Stanley Donen, (EUA, 1963)

Charada es la mezcla perfecta de comedia, romance y acción que numerosos directores llevan 57 años intentando replicar sin éxito. Para comprobarlo, no hay mas que mirar la cartelera. Regina (Audrey Hepburn) se ha casado recientemente con Charles, un hombre al que conoce apenas. Repentinamente Charles muere en circunstancias extrañas y Regina es reclamada por el gobierno francés a causa de ciertas irregularidades en la identidad del mismo. De repente, se ve inmersa en una serie de desagradables situaciones, provocadas por un botín que supuestamente ha heredado de Charles, pero que ella desconoce por completo.

Devlin (Cary Grant), ciudadano americano, entra en su vida como por arte de magia para ayudarla a escapar de todos aquellos que le persiguen en busca de ese dinero que supuestamente está en sus manos.

El culpable de este milagro fue Stanley Donen, director hasta ese momento de exitosos musicales (Cantando bajo la lluvia, Una cara con ángel), que en 1962 decidió dar el salto a otro tipo de géneros, cansado de su encasillamiento. Su decisión no pudo ser más acertada, ya que en su primera tentativa construyó una de las películas más divertidas y trepidantes de los 60. Para ello, se aseguró la participación de algunas de las más importantes vacas sagradas de Hollywood, tanto en el aspecto técnico como en el artístico.

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Fernando Bañuelos Medina es critico de cine con más de 30 años de experiencia en el área del análisis cinematográfico. Ha sido pionero de la crítica de cinematográfica por la televisión nacional a fines de los ochenta y principios de los años noventa con programas como “Tiempos de cine en ECO” y posteriormente “Pantalla Grande”, ambos programas como parte del sistema informativo ECO de Televisa. Actualmente es conductor del programa Homocinéfilus en AdrNetworks, televisión por internet, y director general del sitio www.homocinefilusblog.wordpress.com.

@BanuelosMedina