CINISMO FÍLMICO

El controvertido libro de Nabokov y sus versiones cinematográficas

La relación entre el libro Lolita y sus versiones cinematográficas ha sido siempre estrecha. Tan estrecha que la fama de niña seductora que se le atribuye a la misma Lolita se debe más a la publicidad en torno a la versión de Kubrick que al personaje creado por Nabokov. Igualmente ambas versiones se confunden tanto que muchas de las críticas que ha recibido el libro en los últimos años parecen a veces más bien dirigidas a la película.

Por Carlos Herrera Novoa

Lolita es la obra más conocida de Nabokov y uno de las novelas más controvertidas del siglo XX.

Ha sido llevada dos veces al cine, la primera en una magnífica adaptación de Stanley Kubrick (1962); la segunda, en una versión bastante aceptable de Adrian Lyne (1997). La relación entre el libro y sus versiones cinematográficas ha sido siempre estrecha. Tan estrecha que la fama de niña seductora que se le atribuye a la misma Lolita se debe más a la publicidad en torno a la versión de Kubrick que al personaje creado por Nabokov. Igualmente ambas versiones se confunden tanto que muchas de las críticas que ha recibido el libro en los últimos años parecen a veces más bien dirigidas a la película.

Esto se debe en gran parte a que ambas versiones cinematográficas han intentado ser fieles a la historia original. En ambas la línea argumental de la novela se ha respetado religiosamente, los personajes (Lolita, Humbert Humbert, la madre de Lolita, Clare Quilty, etc.) y las relaciones entre ellos son las mismas que en el libro y los comienzos y los finales de las tres obras coinciden. Asimismo se ha respetado muy bien el ritmo del argumento original. Sin embargo la historia contada por las películas no es la misma que la contada en el libro.

La principal diferencia es quizás Lolita misma. En la novela estamos frente a una niña de entre once y doce años, en cambio en las películas Lolita es más bien una adolescente de catorce a dieciséis años. Otras diferencias son el peso de Clare Quilty en las películas (mucho mayor que en la novela), el tono romántico de los sentimientos de Humbert Humbert por Lolita (en contraste con el tono irónico con que estos son descritos en el libro) y quizás el protagonismo de la misma Lolita, un personaje que en la novela aparece descrito de manera indirecta, sin que se le llegue a conocer nunca en profundidad. Estas diferencias se explican tanto por las dificultades que ofrece el libro para ser representado como por las estrategias adoptadas por los directores para acercarse a él.

De ella, en la novela no sabemos casi nada, ni lo que piensa ni lo que siente. Su tragedia la suponemos por los escasos datos que nos brinda el narrador. Esta atmósfera extraña es imposible de reproducir en el cine y genera una serie de complicaciones que los directores han tenido que solucionar y que los han obligado a alterar el carácter básico del libro.

Quizás la mayor dificultad es el mismo Humbert Humbert, el narrador de la historia. Este presenta el libro como un informe exculpatorio dirigido al jurado que lo está juzgando y desde un comienzo aparece la duda de que nos pueda estar engañando. Esta primera impresión impregna toda la obra y es reforzada por la manera sinuosa y cínica como el autor va contando su historia. Se va creando así un mundo de personajes afantasmados y vacíos cuyo único rostro es el que nos muestra el narrador, un rostro creado por sus propias fantasías y obsesiones, entre las que se encuentran, por supuesto, Lolita. 

De ella, en la novela no sabemos casi nada, ni lo que piensa ni lo que siente. Su tragedia la suponemos por los escasos datos que nos brinda el narrador. Esta atmósfera extraña es imposible de reproducir en el cine y genera una serie de complicaciones que los directores han tenido que solucionar y que los han obligado a alterar el carácter básico del libro.

Sue Lyon, la Lolita de Kubrick, la cual el escritor Vladímir Nabokov, tenía claro que era la única que podía interpretar a la joven en la gran pantalla. Foto: Getty Images.

Ambos directores han optado por soluciones radicalmente distintas. Stanley Kubrick se centra en los personajes y en sus actuaciones. Construye un Humbert Humbert racional e introspectivo y hace sobreactuar a sus demás personajes intentando resaltar sus defectos. Adrian Lyne prefiere transformar la anécdota principal en una historia de amor imposible y eliminar de la historia cualquier tono irónico.

Esto los ha obligado a la vez a alterar la naturaleza profunda de los personajes. En ambos casos Humbert Humbert ya no es un pervertido pedófilo, Lolita adquiere una personalidad propia y se la sexualiza como un medio de explicar la atracción del protagonista por ella. De paso, al no ser más Humbert Humbert un pedófilo, a ella se le tiene que aumentar la edad, lo que atenúa mucho el morbo que en el libro se crea alrededor del personaje. Asimismo a Claire Quilty, (oculto en el libro hasta lo inverosímil) se le tiene que mostrar: Lyne opta por pintarlo con colores sombríos y Stanley Kubrick (siguiendo a Nabokov) lo muestra de una manera irónica y posiblemente lo convierte en una especie de alter ego del mismo director. Se elimina de paso la manera retorcida con que la historia transcurre en la novela y todos los detalles incoherentes e increíbles de esta.  Los conflictos entre Lolita y Humbert Humbert (que este nos presenta como un síntoma de la inmadurez de la niña) se explican en las películas por la dinámica de una relación extraña. 

Por último, el final de las películas queda desplazado con respecto al de la novela. Mientras que Nabokov termina su historia con una despedida melancólica, Lyne se centra en la tragedia de un amor que acaba mal y Kubrick en la absurda y enigmática muerte de Clare Quilty. Estaríamos pues frente a tres obras cuyo argumento es el mismo pero cuyo carácter es marcadamente distinto.

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Mi nombre es Carlos Herrera. Soy escritor, arqueólogo, historiador del arte y de las
religiones y un gran consumidor de cine, literatura, teatro y artes plásticas. Me encantan la política y la actualidad internacional. Desde que me gradué en la universidad en el 2014 me he dedicado a escribir. Tengo ya dos libros publicados (ficción) y varios artículos
académicos aun por publicar. Escribo textos sobre diversos temas desde la política internacional hasta arqueología, historia y literatura. Mi hobby es coleccionar libros —especialmente libros digitales. Mi obra literaria está influí da por mis estudios de arte y arqueología, así como por mi fascinación por las mitologías indoeuropeas e indígena americana. Literariamente lo está por las literaturas medievales europeas, así como por las latinoamericana y estadounidense del siglo XX. Mis autores preferidos son William Faulkner, Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Juan Rulfo y Mario Vargas Llosa. En mi trabajo se problematiza la relación entre naturaleza y los seres humanos así como los conflictos producidos por el encuentro entre diferentes visiones del mundo.