REPORTE CÍNICO

Conversación con una muy joven pianista mexicana

María Hanneman Vera, joven y talentosa pianista de 14 años de edad, recibió la notificación de haber alcanzado el primer lugar en su categoría en el certamen internacional Grand Prize Virtuoso de Austria, que reúne a participantes de más de 70 países. Aquí una entrevista con esa chica mexicana que la música es su vida y el piano es su hermano.

Por: Maribel Soto

“El piano es mi hermano”, con esta declaración la talentosa y joven pianista mexicana, María Hanneman Vera, nos abre su corazón y nos platica de sus sueños, sus planes, sus preocupaciones y miedos.

Hace apenas unos días María Hanneman, de 14 años de edad, recibió la notificación de haber alcanzado el primer lugar en su categoría en el certamen internacional Grand Prize Virtuoso de Austria, que reúne a participantes de más de 70 países.

Una risueña y juvenil voz nos contesta la llamada y a la pregunta sobre el significado de este premio no duda ni un momento, “Estoy emocionada. Significa que todo mi esfuerzo lo pude demostrar ganando este concurso”.

Definitivamente el esfuerzo es mucho, María nos comenta que a diario dedica entre cuatro y cinco horas a estudiar y practicar el piano, instrumento al que le tomó cariño desde que contaba con tan sólo cuatro años de vida. Reconoce que “sí es pesado y sí cansa, pero es lo que me gusta hacer” y que nunca ha pensado en tirar la toalla.

María cree que no se requieren talentos especiales para ser un músico reconocido, pero en definitiva se necesita arduo trabajo. “Yo pienso que todo el mundo puede ser músico, si quiere, pero sí se necesita muuuuucha disciplina, mucha velocidad en los dedos, mucho oído”. 

A su corta edad María Hanneman ha pisado diversos escenarios nacionales e internacionales, demostrando su talento en países como Estados Unidos, Italia, Suiza, Costa Rica y Perú, pero no se conforma y tiene grandes proyectos, “mis sueños más grandes son tocar en la sala grande de Bellas Artes, en la sala Nezahualcóyotl, en el Carnegie Hall, tocar en Berlín, en Viena, en Los Ángeles, en Paris, en Barcelona”.

Sueña convertirse en una concertista de talla internacional, muy seria nos confiesa “la música es mi vida y el piano es mi hermano. Soy hija única entonces hice al piano mi hermano y en general la música es mi vida, es mi familia”.

Pero su anhelo inmediato es que la pandemia de Covid-19 no se interponga entre ella y la oportunidad de viajar a Salzburgo, Austria a interpretar Preludio en Do sostenido menor, de Serguéi Rajmáninov, en la Wiener Saal, de la Mozarteum. “Estoy estudiando mucho, haciendo caso a mis maestros, tomando mis clases de piano y rezando para que pueda  ir a Europa”.

María sabe que tiene buena estrella, “sí, sí, sí. Me considero una chica muy afortunada porque no todo el mundo tiene el apoyo de sus papás, no todo el mundo recibe este tipo de oportunidades”. ¿Qué se siente ser una chica que ahora todo el mundo quiere entrevistar y te busca y quiere saber de ti?, reflexiona un momento y su voz es la de una persona feliz, “pues es muy bonito, estoy muy agradecida, es una buena oportunidad para darme a conocer y que me inviten a tocar, me siento muy apoyada y es padre que haya mucha gente detrás de ti apoyándote”.

“Yo pienso que todo el mundo puede ser músico, si quiere, pero sí se necesita muuuuucha disciplina, mucha velocidad en los dedos, mucho oído”. 

Aun cuando es una pianista de talla internacional, María Hanneman considera que es una joven como cualquier otra, que disfruta ir al cine  y salir con sus amigas, “soy una niña normal. Mis amigos dicen que soy aburrida, pero que les da gusto que me vaya bien. Algunas de mis amigas sí les gusta y sí me apoyan y van conmigo a los conciertos y se aguantan”.

Como muchas adolescentes en el mundo disfruta pasar el tiempo en “insta”, o escuchando la música de Billie Eilish, Shawn Mendes o Harry Styles. Cuando no practica el piano y ya concluyó con sus tareas escolares, María se relaja pintando o viendo series como Stranger Things, también juega con sus mascotas “tengo 2 perros, me encantan”. 

A pesar de su juventud y de saberse afortunada, María no está ajena a los problemas que sacuden al país, por eso le gustaría que su trabajo y esfuerzo sirvieran de inspiración a niñas y jovencitas, su tono de voz se modifica y adquiere un matiz triste, “porque es un México muy violento y que no da oportunidades y a las mujeres nos cuesta mucho trabajo recibir oportunidades, nos matan y no nos tratan como a los hombres, nos desaparecen, nos hacen muchas cosas que a los hombres en general no”.

Le preguntamos su sentir sobre la violencia que se vive en México, su respuesta refleja el sentimiento de todas aquellas que nacimos mujeres en un país donde los feminicidios son el pan nuestro de cada día. “Es muy feo porque no tenemos la culpa de ser mujeres y en realidad me da miedo, espero que nunca me pase. Yo la verdad quisiera cambiar este México en el tema de las mujeres”.

¿Crees que a través de tu música, a través de tu trabajo del esfuerzo que le pones a tu carrera, puedas hacer algo, puedas levantar la voz por todas las mujeres que no pueden hacerlo? “Trato de hacerlo, quiero hacerlo, quiero arreglar al mundo y hablar por todas”.

¿Qué piensas de las drogas y de los chicos que caen en esa trampa? “Yo creo que esos niños y niñas necesitan mucha ayuda, apoyo, que alguien los escuche, que escuche sus problemas, lamentablemente no siempre hay quien los escuche y los apoye”.

Esta es María Hanneman Vera, joven y talentosa pianista que además de la música clásica también disfruta del jazz y el blues, que en cada presentación busca ofrecer lo mejor de sí misma, “me concentro mucho, pienso que todo va a salir muy bien, cuando estoy tocando siento que estoy yo sola y me meto en mi burbuja para concentrarme muy bien, pero también me gusta sentir que hay público y que les gusta lo que hago, que puedo inspirar”.

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Maribel Soto es periodista. Ha sido reportera de espectáculos en la agencia Lemus; de información general en el sistema de Radio y TV MEXIQUENSE; también coordinadora en el área de edición de Excélsior TV. Ahora incursiona en el cinismo.