CINISMO DINÁMICO

El prólogo retrasado para un cuento absurdo

Es hermosa la manera en la que usa el nombre de “Vargas Yosa” para nombrar a un “discapacitado malnacido” (Válgame el pleonasmo), el que trata de sacar ventaja de la circunstancia. El mundo girando alrededor de él; las traiciones y las mafias disfrazadas y el lucro y los emporios construidos en este cuento disfrazado de ficción; y digo disfrazado porque para personas como yo, que tengo parálisis cerebral, resulta aparatosamente real.

Por Enrique Vázquez

Al principio, cuando Julio me pidió que escribiera unas líneas para prologuear el texto que estás a punto de leer, lo hizo dándome una advertencia contundente, aunque su petición fue muy respetuosa y amable, eso sí: “Por favor, ¿podrías escribir el prólogo, pero en tono de comedia? Ya verás el texto, me encantaría que pudieras decir algo de mi texto y que pudieras regalar un poco de risas”.

Y la verdad es que el cuento de Julio puso la vara muy alta y me va a costar saltarla, un tanto por la manera en que en su cuento nos propone una realidad impactante y otro poco porque mi parálisis cerebral me impide saltar casi cualquier cosa (si lo piensan bien, quizá la vara de este relato no sea tan alta después de todo).

Muchos estudiosos de la comedia han dicho que el humor tiene como semilla germinal la irreverencia y creo que este texto tiene mucho de eso, lo cual hizo que me pareciera fascinante. En aras de la irreverencia, podría recomendar incluso que no leyeras este cuento porque, de hacerlo, tendrás un encuentro con ideas tan extrañas y seductoras que será difícil deshacerte de ellas.

En este prólogo también quisiera recordar el momento en el que Julio y yo nos conocimos. Estábamos en un mercado público en la Ciudad de México buscando qué comer. Julio observaba el ambiente, lleno de gritos, sonidos, bullicio y colores que evitaban que sus ojos pudieran concentrarse en un sólo aspecto de todo de lo que sucedía (la conversación entre nosotros incluida entre esas cosas). Unas palabras y unas risas después llegamos a una idea que nos pareció muy interesante: “¿Para qué ponemos atención en crear ficciones si sólo hay que ser observadores para poder ‘atraparlas’?”

Esta idea me revoloteaba en la cabeza cuando leía las aventuras (y desventuras) de “Vargas Yosa”. No voy a caer en los lugares obvios en los que Julio hace gala del conocimiento de las obras clásicas y de lo divertida que me parece la postura irreverente que toma frente a escritores, ideas, obras clásicas de literatura, estereotipos comunes de novelas y libros; porque estas son las pequeñas migas que nos va dejando para engancharnos en una historia digna de la “dimensión desconocida”.

Las palabras que aquí nos regala Julio me hizo pensar en el absurdo en el que nos encontramos continuamente las personas que vivimos en un cuerpo que se enfrenta con entorno discapacitante. Nos muestra los prejuicios y las consecuencias que tiene que enfrentar una sociedad que no fue pensada para nosotros, como si nos hubiéramos colado en una fiesta en un barrio el que no es nuestro y no conocemos a nadie, pero que no deja de ser una fiesta de la cual tratamos de apañarnos el tonayán con la misma urgencia que los otros.

En este texto también resalta el cinismo mayúsculo. La verdad, está tan exageradamente retratado que la palabra ficción es la que nos sirve de consuelo para entender este texto que busca provocar, hacernos reír y, sobre todo, pensar. Y pensar de una de las maneras más peligrosas en que se puede hacer: a través de hacernos preguntas.

¿Qué pasaría si en algún momento alguien despierta en un cuerpo que no es el suyo? ¿Qué consecuencias tendría? ¿Qué sería lo primero que intentaría hacer? ¿Qué posibilidades se abren? Son preguntas que parecen incitadoras, pero que también son preguntas “políticamente correctas”. Este texto también nos da permiso de hacernos preguntas más sinceras y, por tanto, más disparatadas: ¿Qué se sentirá masturbarse con un cuerpo que no es el mío? ¿Qué problemas me gustaría causar con un cuerpo que no es el mío? Y estas invitaciones son solo las iniciales.

Cuando leí este relato pensé en las veces que tuve ganas de matar a mis jefes, a mis maestros, recordé aquellas veces en que inventaba ficciones viendo a personas en la calle, creándoles diálogos ridículos; como aquella vez que pensé al ver una pareja:

−“Oye, te ves mejor desnuda que vestida”.

−Ay, Ramiro que cosas dices, pero tu también te ves mejor desnudo que vestido

−¿En serio, te parece?

−Sí, flaco, porque ya desnudo se cumplieron todas las decepciones; la buena noticia es que ya no habrá más…

Este tipo de pensamientos e ideas son los que me recordó esa historia. Sólo que Julio tuvo el atino de describirlas explícitamente, corriendo los riesgos que muy pocas personas corremos al pensar en voz alta. Y es que en este texto hay seriedad, risa, confusión, shock, sonrisas cómplices, ficciones; todo en un pequeño cuento construido a partir del “señor-tabique” que recupera los miembros de su cuerpo.

Me parece ridículamente difícil hacer este prólogo sin hacer referencia a las imágenes que nos propone, y sobre todo a la burla que hace dentro de sus líneas a todas estas imágenes y paisajes a los que se puede meter a una persona que nació con la condición “de tener brazos y piernas”.

Es hermosa la manera en la que usa el nombre de “Vargas Yosa” para nombrar a un “discapacitado malnacido” (Válgame el pleonasmo), el que trata de sacar ventaja de la circunstancia. El mundo girando alrededor de él; las traiciones y las mafias disfrazadas y el lucro y los emporios construidos en este cuento disfrazado de ficción; y digo disfrazado porque para personas como yo, que tengo parálisis cerebral, resulta aparatosamente real.

Habla de confusiones que todos tenemos:

−Los cuidadores que confunden su labor con amor, como los “mejores amigos” que confunden los intereses en común con ganas de coger.

−Confundir estabilidad matrimonial con estabilidad financiera (si no es que son lo mismo)

−¿Será que las ardillas son enviadas del diablo disfrazadas de ternura para despistar?

−Si tuviera un séquito de sirvientes o sirvientas, ¿qué sería lo más excéntrico que les pediría?

−¿En qué puedo parecerme a una mosca además del hecho de que vivo poco y, casi siempre, aceptando mierda de gente.

Estas y más preguntas vinieron a mi cabeza, tal vez vengan más cuando leas el texto, pero lo que más disfruté de este cuento es ver caer pedazo a pedazo el mito de “la persona con una discapacidad” como un héroe, como una aspiración, como un ejemplo a seguir… Vemos a nuestro ¿héroe? hacer cosas que nadie pensaría hacer, nos metemos en su cabeza para atestiguar cada uno de sus pensamientos, desde los más inofensivos, hasta los más escandalosos y a pocos de ellos seremos incapaces de permanecer indiferentes, tanto por lo escandalosos que son como por lo cercanos que nos parecen. Vargas Yosa resulta ser un “héroe” porque tiene un valor distinto al de todos nosotros: pone en frente de nuestros ojos las ideas que nos parecen insostenibles.

Me parece ridículamente difícil hacer este prólogo sin hacer referencia a las imágenes que nos propone, y sobre todo a la burla que hace dentro de sus líneas a todas estas imágenes y paisajes a los que se puede meter a una persona que nació con la condición “de tener brazos y piernas”. No vayan a pensar que este texto critica las relaciones de poder que las personas funcionales ejercen en las personas con diversidad funcional, ni vayan a pensar que deja ver los mecanismos de abuso económico y de explotación de los que las personas con funcionalidad hegemónica se hacen para enriquecerse a costa de los que funcionan diferente, ni vayan a pensar que es una exhibición de los ridículos pretextos que hacen admisible la “mierda de los demás”, ni vayan a pensar que señala que “las personas-silla de ruedas” existen y que condicionan su apoyo, amor y cariño sólo si las personas hacen lo que “yo quiero”; porque eso haría que Vargas Yosa se convirtiera en “uno de nosotros” y… DIOS BENDITO “no queremos eso… ¿O sí?”.

¿Qué tal que Vargas Yosa se despertó de ese sueño agitado pareciéndose más a un horrible monstruo de lo que era antes?

IMPOSIBLE, porque los monstruos no se ven así… ¿Verdad?

Julio del Perú.

Pero no me crean a mí, que soy sólo un comediante queriendo jugarle al prologuista serio con unas líneas. Créanle a Julio y la historia de Vargas Yosa, que con su historia provocadora nos invita a ver no solamente quién es, sino a qué otras posibilidades se tienen en este distópico y futurístico cuento llamado VIDA.

Espero que este cuento les cause risa, escándalo, reflexión y la incomodidad suficientes como para levantarse y crear nuevas ficciones, nuevas realidades, nuevas prácticas y nuevas vidas. Yo acabo de descubrir el onanismo mientras se hacen lagartijas, por ejemplo.

Espero que este texto les traiga preguntas, muchas, de todo tipo que se pregunten con cada línea, con cada frase que viene en este texto, con cada paisaje y que cada pregunta sea cada vez más retorcida porque nos daremos cuenta que detrás de todo lo monstruoso, lo retorcido, lo hilarante, lo shockeante tenemos más en común de lo que pensamos…

Gracias Julio por dejarme formar parte de tu novela con estas líneas, que espero te sean tan estimulantes como esas otras líneas que tú me diste (las de tu novela).

Descargar la novela corta o cuento largo de Vargas Yosa aquí.

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Enrique Vázquez es psicólogo clínico, desde 2010 hizo diferentes estudios en psicolgía para que la gente no dude de que sabe de lo que habla; es comediante de Stand up desde 2014 y ha participado en muchos proyectos del canal Comedy Central Latinoamérica y les ha disparado las chelas a standuperos mexicanos más famosos que él; es maestro en terapia familiar desde el 2018 y escritor desde que agarró una pluma para apuntar tonterías (empezando por sus diarios y poemas malitos). Es una persona con discapacidad desde que nació prematuro y le dijeron que tenía parálisis cerebral. Ha colaborado en la escritura de obras de teatro, activista por los derechos de las personas con discapacidad desde 2012, tratando de cambiar el imaginario social de la discapacidad en los diferentes espacios en los que trabaja, tales como universidades públicas y privadas, empresas, congresos, etc. Ha realizado investigaciones académicas y críticas para diferentes asociaciones civiles para que vean que los discapacitados son algo así como personas que tal vez tienen los mismos derechos que los demás. Presidente de la asociación civil Entropía Social, que busca el reconocimiento de la personalidad jurídica de las personas con discapacidad. Ahora en pleno 2020 con pandemia y todo, se estrena como prologista del cuento Vargas Yosa, que, personalmente, menciona que le gustó mucho y que se siente muy extraño de escribir acerca de sí mismo en tercera persona.
Contacto si le quieren escribir para cosas de las risas: enriquestandepie@gmail.com Si les interesa el tema de la psicología o a su familia si es que tiene una crisis de personalidad (no se crean, no creo que su identidad le cause crisis…) escribir a: psic.evazquez@gmail.com
También está su facebook aquí.