CINISMO EN VIVO
Y las feministas contra el Estado mexicano todos los días
Una vez más un grupo de cínicos se reunió, la noche de miércoles, para conversar sobre temas de actualidad en política, cultura y lo que se sume. Aquí toda la información.
Por José Antonio Monterrosas Figueiras
Del Mesías Tropical y su cumple en viernes 13 (¡ay, qué susto!); del Ogro Anaranjado cada vez más mexicano (¡Me canso ganso!); del decente, conciliador —y también presunto acosador de niñas y mujeres— Biden; de la mujer, negra y de ascendencia asiática, que será la primera vicepresidente de ese país, Kamala Harris; de la Mexican Divine, quien el cineasta David Dávila anda realizando una película.
De esto y más en el Cinismo en Vivo de miércoles, 11 de noviembre, con un grupo de cínicos (José Antonio Monterrosas Figueiras, Jorge V. Barrera Olaguez y David Dávila Herrera). Pásenle por aquí para mirar y oír la perorata de este trío:

Happy birthday Mr. Prejident!
Para celebrar el cumpleaños número 67 del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, retomamos un fragmento del ensayo de su gran amigo Enrique Krauze, «El mesías Tropical», publicado en junio de 2006, en la «ultraconservadora» revista Letras Libres.
«Era obvio que el mundo lo tenía sin cuidado. Su mundo era México. Y el mundo de su mundo era Tabasco. Nacido el 13 de noviembre de 1953 en el pequeño pueblo de Tepetitán, en el seno de una esforzada familia de clase media dedicada a diversos ramos del comercio, nieto de campesinos veracruzanos y tabasqueños, y de un inmigrante santanderino que había llegado a “hacer las Américas”, López Obrador vivió una niñez tropical, libre y feliz. Sus biografías oficiosas contendrían datos interesantes sobre su carácter temprano. “Fue un niño muy vivaracho –recordaba su padre– pero tenía una enfermedad: no se le podía decir nada ni regañarlo, porque se trababa.” Según parece, le decían “piedra”, porque pegaba duro: “Se peleaba con alguien, le ganaba, y salía con esa sonrisita burlona de ‘te gané’.” Era malo para las matemáticas y muy bueno para el beisbol, aunque “cuando perdía su equipo, terminaba enfurecido”. Tepetitán tenía unas cuantas calles, pero los López Obrador vivían a sus anchas: “No teníamos barreras –recuerda uno de sus hermanos–, teníamos el pueblo entero, era nuestro.” Si la familia salía, era para viajar en automóvil a las playas de Veracruz y Tampico. En los años sesenta se mudaron a Villahermosa, capital del estado; en los setenta, Andrés Manuel estudió ciencias políticas en la UNAM y se hospedó en la Casa del Estudiante Tabasqueño. A partir de 1977, hasta 1996, pasaría la mayor parte del tiempo en su patria chica».
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