DILEMMAS DOMINICALES

«La ridícula idea de no volver a verte»

No soy partidaria de la exaltación de los muertos, me gusta pensar a mi padre en una versión lo más ajustada a mis recuerdos, a mi historia, a mis afectos y afectaciones.

Por Emma González

Mi más grande reproche para ese señor de gafas chuecas fue haberse muerto antes de tiempo, (si hubiera sido después, también habría sido «antes de tiempo»).

No soy partidaria de la exaltación de los muertos, me gusta pensar a mi padre en una versión lo más ajustada a mis recuerdos, a mi historia, a mis afectos y afectaciones.

Mi más grande reproche para ese señor de gafas chuecas fue haberse muerto antes de tiempo, (si hubiera sido después, también habría sido «antes de tiempo»).

Tampoco me gusta hablar de él como «el más» o «el mejor en». Fue el que pudo y el que no pudo, también. Su presencia fue irremplazable y su ausencia determinante.

Por fortuna hubieron otros hombres igual de imperfectos que él, quienes tras su muerte me quisieron y contribuyeron a mi educación y cuidado sin pretender usurpar ningún lugar: mi padrino Nacho, mis tíos Pablo y David.

O «Peña», la pareja de mi madre, en ese entonces, quien a mis siete años me consoló en el panteón de la manera más tiernamente posible tras recibir una de las noticias más desconcertantes de mi vida. Para ellos mi amor y agradecimiento.


Emma González
 es feminista y psicoanalista, ha colaborado en diversas organizaciones de la sociedad civil con temas relacionados a derechos humanos, factores discapacitantes debido a la violencia, incluyendo violencia de género, acceso a la justicia y acompañamiento terapéutico y psicosocial a sobrevivientes de violaciones graves de derechos humanos. Colabora en 17, Instituto de estudios críticos, en la Clínica Jurídica del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM, Foro Psicoanalítico Mexicano, entre otros.