DANDYS Y CÍNICOS
La podrida alfombra roja que nos llevará al cielo
En eso un hombre con capa entra al escenario y canta a capella una de Elvis Presley, anuncia la proyección de la película «Elvis», de Baz Luhrmann, quien aparece en la pantalla mandando saludos a Guadalajara y expresando que la película que se llama «Elvis», no es sobre Elvis, sino que es sobre toda una época en Estados Unidos. En realidad sí es una película de Elvis in extenso, de 2 horas con 39 minutos, undelirio brutal del Rey del Rock and Roll.
Por José Antonio Monterrosas Figueiras

La tarde de ayer comenzó la edición 37 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), con el acostumbrado homenaje a la intrascendencia humana como son las alfombras rojas, qué horrible son, claro, a menos que en ella caminara la inalcanzable Scarlett Johanson, otra cosa sería. En realidad por acá hay muchas tapatías que se parecen a ella y que cruzaron el enorme tapete rojo que, después de tomarse fotos a lado de una enorme botella, entran al auditorio, que es una a hoguera de vanidades. Las miro de reojo.
Ya estaban entregando el Mayahuel de Plata a la directora polaca Małgorzata Szumowska, cuando la prensa apenas nos acomodábamos en las butacas más lejanas del escenario. «Me encanta la cultura de México y su historia fílmica, es un honor estar aquí”, dijo la realizadora de películas como «Twarz» (Polonia, 2018) la historia de alguien llamado Jacek que ama el heavy metal, a su novia y su perro y que vive en una población donde según está la estatua de Jesús más alta del mundo (vava que su fe es muy grande, que vayan a Tepotzotlán, Estado de México, y vean el Cristo de 15 metros, tirado en el suelo). Jacek sufre un grave accidente que le desfigura el rostro por completo, así que todas las miradas se vuelven hacia él mientras se somete al primer trasplante facial del país, suponemos que es Polonia. Al menos eso se lee en las hermosas sinopsis de la películas del FICG, habrá que ver qué tal la obra fílmica de esta mujer de casi cincuenta años, con nombre impronunciable y que en algún momento de su discurso alcanzó a articular la palabra: tequila (ignoro si estaba ebria).

En eso un hombre con capa entra al escenario y canta a capella una de Elvis Presley, anuncia la proyección de la película «Elvis», de Baz Luhrmann, quien aparece en la pantalla mandando saludos a Guadalajara y expresando que la película que se llama «Elvis», no es sobre Elvis, sino que es sobre toda una época en Estados Unidos. En realidad sí es una película de Elvis in extenso, de 2 horas con 39 minutos, un delirio brutal del Rey del Rock and roll.
«Elvis» de Luhrmann es un gran retrato de ese icono musical, vemos, como lo expresa el mismo cineasta australiano: «lo bueno, lo malo y lo feo» del hombre de copete, sin pelo en pecho —creo– y de capa blanca. Al iniciar la película hay caos en la pantalla de cine y en el mismo auditorio, pues mientras en frente vemos un especie de zapping televisivo, que va de un muy joven Elvis, cantando y luego, un grupo de negros muy melodiosos, y una ráfaga de imágenes que van presentándose una tras otra mostrando, tal vez, la confusión que vivía en la cabeza del cantante que volvía loco a las mujeres con sus movimientos pelvísticos (ya saben Elvis de pelvis, no falla ese especie de chiste mundial sobre el nombre del astro musical estadounidense). El cielo, el purgatorio y el infierno están aquí presentes, pero Elvis, Elvis está ebrio de triunfo.
La película va avanzando, el ruido en pantalla y en la sala sigue, pues una bocina suena atrás, «Elvis» es un portentoso delirio que conforme va avanzando va tomando forma ese rompecabezas. «No importa que hagas muchas tontería, lo importante es que hagas una bien», advierte una voz en la película, parece ser la del Coronel Parker, el monstruoso mánager de Elvis Presley, interpretado por Tom Hanks que conforme avanza la historia logro ir viendo menos a Tom Hanks y más a Tom Parker.
JOSÉ ANTONIO MONTERROSAS FIGUEIRAS
Al mismo tiempo, en el auditorio entran y salen gente muy elegante, con vasos de cerveza y comida rápida, papas y churritos, mientras un grupo de personas con cubrebocas exigen a varios que están grabando parte de la película con su cámara, o simplemente iluminando el cuaderno, como un servidor, que es donde voy tomando notas del filme que a ratos me vence con su intensidad, que apaguemos los aparatos porque sus jefes así se los ordenaron. Con franqueza, está sobrevalorado todo esto, en tiempos del metaverso y cuevanas dejen ver el filme.
La película va avanzando, el ruido en pantalla y en la sala sigue, pues una bocina suena atrás, «Elvis» es un portentoso delirio que conforme va corriendo va tomando forma ese rompecabezas. «No importa que hagas muchas tonterías, lo importante es que hagas una bien», advierte una voz en la película, parece ser la del Coronel Parker, el monstruoso mánager de Elvis Presley, interpretado por Tom Hanks que conforme avanza la historia logro ir viendo menos a Tom Hanks y más a Tom Parker.

En algún momento Elvis, en su etapa más destructiva, le dice a su esposa, en un auto, que nunca ha actuado bien en una película, pues parece que en ésta sí, ¿será una broma del director? Veo «Elvis» de Lurhmann y pienso que es un filme que cuanto más brilla más se destruye. La vida de Elvis tuvo tanto éxito, que fue imposible sostenerla sin las pastillas a lado, y su hermosura de vampiro, encarnada por el actor, cantante y modelo Austin Robert Butler, es la de un dios, ese que baila para las mujeres más hermosas y que lo rodean en el escenario, una a una van cayendo a sus pies. Pero tenía miedo de que a sus 40 años muriera sin que nadie lo recordara, y murió. Nada nos conforma, ninguna alfombra roja nos gusta aunque nos lleve al cielo. Siempre queremos más.
Así ha iniciado esta edición del festival, luego le siguió una fiesta a lado de Cineteca Jalisco (que los organizadores se resisten a no invitar a la prensa acreditada), pero ya no nos gruñimos con la mirada, pues ya casi nadie trae tapabocas. Así nos contamos con mayor soltura nuestras historias covidianas, así también reímos mientras la viruela del mono, se va acercando desde Puerto Vallarta a México, donde se dio el segundo caso en el país. «¿Y qué te pareció «Elvis»?», le pregunto a un crítico de cine, «Me dejó muy confundido», se va a bailar a la pista con una mujer que le sonríe. Hasta parece película de Elvis, crítico de cine, en Guadalajara.
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José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica y periodismo cultural. Conduce el programa Cinismo en vivo.