DANDYS Y CÍNICOS
«Quizá fue más mi formación viendo la tele y cine que con los libros o la alta literatura»: Laura Baeza
El pasado 16 de febrero conversé con la escritora Laura Baeza en algún café de la colonia Americana, en Guadalajara. Ella estuvo en esta ciudad del Bajío mexicano invitada por Guadalajara Capital Mundial del Libro. Ahí platicamos de su literatura, de su gusto por Los Simpson, de Lucia Berlin y del #8M.
Por José Antonio Monterrosas Figueiras

-Primero preguntarte si sigues viendo Los Simpson…
-Por supuesto, pero solo las primeras temporadas de la uno a la nueve.
-Revisando tu literatura, me llamó mucho la atención este libro de los cerezos, porque me parece como una idea muy interesante de los cerezos, hay varias películas que recuerdo, hay varios cuadros sobre la flor de los cerezos, me gustaría que me platicaras sobre esta imagen que me parece que es muy poética y por otro lado, muy cinematográfica…
-Me gusta mucho esa pregunta porque todo el libro en sí es una explosión, es la definición más pura y más concisa de cómo me imaginaba ese libro con una decena de cuentos que tienen que ver con una explosión nuclear fallida, entonces todo tendría que ser caos como es el principio de cada cosa lleno de caos, incertidumbre y destrucción, sin embargo, a mí lo que me interesaba era darle la vuelta y tener que hacerlo a través de una imagen muy poética y extremadamente visual y no es spoiler, porque aparece también ahí desde el principio uno de los personajes del cuento que le da título al libro, en el último, que es Época de cerezos, tiene las manos casi petrificadas por una condición de nacimiento, pero se pinta las uñas de distintos colores, en algún momento las tiene pintadas de rosa y el narrador las ve y dice que le recuerda a los cerezos, aunque él nunca los haya visto pero es eso, o sea, cómo algunas imágenes son tan fuertes para nosotros que las asociamos inmediatamente con algo que, en cierto momento, va a detonar una situación y aquí es todo lo contrario a la explosión, es como un momento de calma, para mí la literatura funciona también así: está lo evidente, lo que se ha dicho y lo verdaderamente interesante, lo que le da sentido es lo que se interpreta a través de lo que tenemos y lo que tenemos siempre son referencias.
– Tú eres también violinista…
-Sí, durante mucho tiempo toqué violín ahora ya no, me dedico totalmente a la creación de contenidos; ya sea literarios o también publicidad y cosas que es lo que más se mueve, pero muchas veces toqué violín, di clases a niños, fue mi medio de creación artística pero también mi medio de subsistencia.

-Entiendo que tu familia eran músicos…
-Mi abuelo era trompetista y muchos años se dedicó a la música popular, pero también a la música clásica porque fue director de una orquesta sinfónica en la época en la que se instalaron y crecieron orquestas sinfónicas para niños en todo el país.
-La música la intentas pasar a la literatura…
-Todo el tiempo. Soy una violinista frustrada, creo que si hubiera tenido mucho más talento, siendo mucho más joven, me hubiera dedicado a la música que es un arte de la perfección. Se interpreta pero se aproxima mucho más a la perfección que la literatura, la literatura es tan libre, malamente también tan libre que no requiere un método tan preciso, como la música o incluso la escultura, la danza clásica.
«Yo escucho música todo el tiempo, escucho lo que sucede a mi alrededor y eso lo pongo en la literatura porque también ese es mi medio de comunicación, lo que yo puedo hacer, un lenguaje que domino que es el de las letras, para algo que aspiro que es el de la música.
-¿Cómo pasas eso que tocas en el violín a la literatura?
-Nunca va a ser igual ni perfecto, ni se va a aproximar a lo que a mí me interesaría, pero yo creo que la herramienta que tengo es intentar darle ritmo a lo que quiero contar y aspiro a producir esas sensaciones que la música, que nos mueve cosas y nos produce una sinfonía, desde el primer acorde, ya nos dice algo.
“A mí en la literatura me interesa que desde la primera línea yo ya anticipe algo, que esa primera línea haga que el lector permanezca o que diga esto no es para mí y deje esa opción y consiga una que sí sea para él. Entonces yo creo que sería lo más próximo a la música, la música es un arte extremadamente contundente y perecedero, a pesar de su brevedad que terminamos de escuchar una pieza y si es una pieza que nos dijo algo significativo, esa pieza va a permanecer en nosotros, aunque técnicamente ya se haya terminado.
«Yo creo que con la literatura que nos gusta puede suceder eso. A mí me encantan los cuentos que me dejan perturbada en todos los sentidos y vuelvo a ellos, me encantan las novelas que también me hacen tener que explorar mucho más, qué dijo el autor pero también qué no dice y en eso que no está diciendo hay más conocimiento todavía.
Vivimos en una sociedad que tiene verdades a medias o mentiras un poco más factibles que las verdades y así fue como empecé a desarrollar esa historia, que hace un par de años se publicó aquí en México y tuve a la fortuna también en todo el continente, en España y demás por medio de Alfaguara.
LAURA BAEZA
-En la Época de los cerezos inicias con este tema de la explosión, de la planta nuclear, que es la de Laguna Verde…
-Sí, en ese libro también vienen cosas de mi infancia, yo viví un tiempo en un pueblo en Veracruz, pero mi familia es campechana. En el éxodo constante de ir de Veracruz a Campeche, en alguna ocasión pasamos por Alto Lucero y decía Planta Nuclear de Laguna Verde Y yo dije: “¡Ah, cómo en Los Simpson”, que son mis referencias y nunca voy a escapar de mis referencias de la cultura pop. Y eso se me quedó en la mente hasta que con el paso del tiempo fui más consciente de los procesos de la energía nuclear y también de los procesos que vivimos todo el tiempo como la urbanización y esto que mientras más crecemos más nos persigue y una cosa se fue emparentando con la otra, hasta que decidí escribir acerca de cómo funciona o cómo deja de funcionar una sociedad, después de un acontecimiento caótico.
“Está bastante inspirado en Laguna Verde, sin embargo yo quise ponerlo casi como escenario en Tapachula, Chiapas, porque es un ciudad de la frontera sur, que también lamentablemente es un frontera que es como si a nadie le importara, pero sí es una frontera importante como cualquier otra y así se fueron llenando estos espacios que al final construyeron un pequeño universo en el que todas estas historias tienen sentido.
-Al estar lejos de Tapachula, en la Ciudad de México, donde vives actualmente, ¿cómo ves esa frontera?
-Bueno, yo soy de Campeche y siempre se habla de la narrativa del país en el centro y algunos narradores en el norte, ahora ya cada vez más y no sé, creo que de Cuernavaca hacia abajo, hacia la Península o hacia el sur es poesía, lo cual no está tan alejado de la realidad, porque siento que, no sé si sea una realidad geográfica o social, pero sí hay muchos y muy buenos poetas en el sur de México, pero siempre se piensa en la literatura, en la narrativa, en el ensayo, como un ejercicio para el centro y el norte y yo también abono a eso porque nací en Campeche, pero escribo narrativa que tiene que ver con urbes del centro del país, así que mi posición no es tan genuina, porque yo no defiendo una narrativa del sur, a pesar de haber nacido ahí y no es que no la defienda porque no me interese, simplemente que las cosas para mí se dieron pasa escribir sobre otros temas y es casi como un conflicto, bueno no es un conflicto, pero constantemente no es del centro, más bien como en casas me recriminan escribir de mi lugar de origen pero solamente es que no ha sucedido.
-¿Tu familia te recrimina el no retratar ese lugar de origen?
-Mi familia no, mi familia jamás me ha recriminado nada, siento que algunos conocidos me preguntan por qué no he escrito sobre mi lugar de origen y simplemente no lo he hecho, probablemente no lo haga, porque creo que también una declaración de principios, es que uno escriba de lo que uno quiera, ahora estoy escribiendo acerca de otros lugares que me interesan y más bien mi origen y mi pasado, bueno no mi pasado, mi origen y el lugar donde tengo mis recuerdos y mi familia, los mantengo como lo que de verdad me importa que es mi espacio y es algo íntimo.

-Hablas de pronto de escritoras como Lucia Berlin que de alguna manera es como una extranjera, en este libro por ejemplo de Manual para mujeres de la limpieza, ¿cómo vas asimilando de pronto este tipo de escritoras en un momento en el que hay también una lucha feminista, de ocupar una habitación propia aquí y en el mundo de la literatura?
-Me gusta mucho Lucia Berlin y me gusta la importancia que se merece a su escritura, porque ella habla de lo íntimo y lo doméstico, que mucho tiempo se desdeñó y mucho tiempo pensábamos que la gran literatura o que la literatura que valieran los grandes temas épicos del hombre que sale a enfrentarse al universo, cuando también la literatura que vale la pena es la que se escribe en los diarios o la que habla de la cotidianidad y de sentirse ajena a estos lugares a los que uno llega y habita, también en eso me siento un poco parte porque no tengo un arraigo permanente, más bien yo baso mi experiencia en lo que vivo al momento en esos lugares que exploro y me encantaría explorar mucho más, o sea, yo no siento que ni el lugar de origen ni el lugar al que uno quiere pertenecer son determinantes en la escritura, porque precisamente cortan una libertad, que es también una libertad de la exploración de distintos lugares.
– ¿De alguna manera intentas tú huir de ese origen?
-No de ninguna manera, nunca podría huir de ese origen que lo que conservo más para mí. Mí exploración literaria es diferente, mi exploración literaria va a otros lugares, que conozco y que trato de desentrañar, pero el origen es totalmente lo que soy y es lo que va a permanecer en mí siempre y es lo que voy a heredar probablemente.
-¿En Barcelona que encuentras tú allá, como escritora?
-Bueno, yo hice una estancia de estudios allá, estaba en mis veintitantos años y fue fascinante, porque era la primera vez que salía a ver qué sucedía alrededor del mundo y conocí gente que me dejó y al día de hoy me siguen dando muchas enseñanzas y de ahí vino la idea de escribir mi novela Niebla ardiente y otras cosas y acercarme a otras lecturas, no nada más europeas sino el resto de Latinoamérica que al final todos confluíamos en ese lugar, en ese momento y así como pudo haber sido Barcelona, es la Ciudad de México o es Guadalajara o es el lugar, donde uno está mucho más abierto a escuchar otras voces que no son las de siempre.
-¿Cuándo entras tú a la poesía, a la narrativa, en el cuento, como aparecen esta distintas maneras de expresar tu pensamiento?
-Bueno, lo mío siempre ha sido la narrativa, creo sólo tuve un lapsus en que quería escribir poemas y tuve un golpe de suerte con uno que también me permitió pagar unas deudas adquiridas, estudiando lo que me interesa que es la narrativa, sin embargo no me veo escribiendo otra cosa que no sea ficción, ahora cada vez me cuesta más trabajo escribir no ficción, por ejemplo el ensayo me cuesta mucho porque siempre siento que tengo que mentir todo el tiempo y yo miento a mí misma muy bien, a través de la ficción, entonces por eso no quiero soltar ese camino de la imaginación que me brinda la novela y el cuento, pero siempre lo he tenido en mente que a mí lo que me interesa es contar historias y no tengo las herramientas para contarlas, en un registro que sea distinto a los que trato de cultivar y de asombrar todo el tiempo, asombrarme a mí misma con el cuento o la novela.
-Tengo la impresión que son muy cinematográficas las cosas que cuentas, por ejemplo esta idea de la niebla… ¿Cómo participa en tu literatura esta parte visual?
-Es importante porque creo que yo me aproximé a la imaginación, a partir de las imágenes de la televisión, del cine, creo que eso a mí en la infancia fue lo que me abrió los ojos de que existía algo diferente, además de mi contexto real, no nada más era mi familia y el lugar donde vivíamos sino que había muchas otras posibilidades que yo no más podía ver a través de la pantalla, entonces comencé a mi imaginarme las cosas siempre de forma visual y poco a poco ya entrando ya entrando en la literatura, cuando yo empecé a escribir empecé a escribir también de forma visual y también eso me llevó a poner en palabras imágenes, me gusta más aproximarme a los conceptos siempre de las descripciones que para mí remiten a imágenes que son fuertes, fuertes en el sentido de que me producen algo, quizá por eso se nota mi ficción visual y ahora es más a conciencia, porque es el estilo en el que me siento más cómoda.
-¿Encontraste mucho más posibilidad de contar cosas con mayor profundidad?
-Sí, sentirme mejor contando lo visual a través de las palabras, que es lo que normalmente hace la poesía, sin embargo yo no tengo las herramientas de un poeta, yo tengo las herramientas de una narradora que creció viendo televisión y quizá fue más mi formación viendo la tele y cine que con los libros o la alta literatura.

-Lo último tuyo es Una grieta en la noche y antes Niebla ardiente… ¿Cómo encuentras estos libros en tu necesidad de expresarte literariamente?
– Niebla se trata sobre la desaparición de una mujer y años después su hermana quiere saber qué fue lo que sucedió con ella en realidad y tiene la ayuda de un periodista en México, todo esto sucede en el año 2013 y previo que fue cuando desapareció y son los temas que me interesan, la violencia hacia las mujeres en distintos sentidos, la condición mental porque uno de los personajes tiene esquizofrenia desde muy temprano y la situación de los periodistas en México, creo que esas eran las tres líneas, principalmente era la situación de los periodistas en México y la violencia generalizada y luego la violencia de género, pero conforme iba escribiendo apareció el concepto de familia y los procesos que se llevan dentro de la familia, entonces estos tres temas se fueron trenzando poco a poco y esa novela acerca de una búsqueda siempre, de una búsqueda de cada uno de los personajes, de un lugar de origen a una posibilidad de vida un poco mejor, del rescate de la memoria de algunas mujeres también, de la posibilidad de sanar por medio de conocer la verdad, que siempre vivimos en una sociedad que tiene verdades a medias o mentiras un poco más factibles que las verdades y así fue como empecé a desarrollar esa historia, que hace un par de años se publicó aquí en México y tuve a la fortuna también en todo el continente, en España y demás por medio de Alfaguara.
“Una grieta en la noche son cuentos que también tienen ejes conductores que a mí me interesan, que me han interesado desde que escribí y publiqué mi primer cuento y son la violencia en las urbes, yo escribo literatura urbana es lo que me gusta y con lo que me siento feliz. Aquí todo sucede en la Ciudad de México y tiene que ver también con la familia y cómo las familias no son espacios seguros simplemente son las estructuras a las que uno llega, que no hay familias ideales y ya no hay familias hegemónicas simplemente son las familias a las que sobrevivimos o que disfrutamos plenamente y también el libro ahora se está leyendo en distintos lugares y eso me gusta mucho, porque poco a poco iré encontrando más lectores e iré encontrando su lugar entre otra literatura contemporánea.
-¿Qué pasa con el tema del feminismo, en todo este proceso de los años, cómo vas descubriendo el tema del feminismo en tu literatura?
-Lo fui descubriendo en mi literatura, como lo fui descubriendo en mí, a través de otras personas, porque también yo tuve una vida plagada de un patriarcado tan fuerte, que yo misma replicaba desvalorizando mi trabajo, desvalorizando trabajos que yo consideraba que no estaban a la altura patriarcal, cuando en realidad ahora eso no me interesa y no me interesa lo que dicte el patriarcado porque eso es lo peor que yo podría hacer. Entonces, llegué a esto con el acompañamiento de amigas, de lecturas, de darme cuenta de que en lugar de tener una posición ante ese patriarcado, yo no tenía nada, yo simplemente era usada como muchas otras, o sea en muchos sentidos. Entonces ese descubrimiento de que yo estaba en el lado incorrecto validando muchas prácticas, me llevó a ponerme del lado correcto siendo consciente de mis fallas y procurando hacer otras cosas también, por ser más auténtica y estar más en contacto con lo que soy, porque primeramente soy una mujer que no tiene que validar absolutamente nada que venga de una imposición estructural y en la literatura se fue dando también de esta manera.
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José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica y periodismo cultural. Conduce el programa Cinismo en vivo.