DAVINATOR THE UNRULY

Había una vez un país que se retorcía como una serpiente

En esta ocasión, Davinator trae la historia de cuando el Maestro Oído se enfrentó a Don Ignorante, en un encuentro que se asemejaba a un duelo de titanes. El anciano le advirtió a Don Ignorante que solo escuchando a su pueblo podría evitar la caída al averno que acechaba a su país, pero Don Ignorante, encerrado en la fortaleza de su ego, lo despidió con una carcajada que resonó como el canto de un pájaro de mal agüero.

Por Davinator

Ilustrador Davinator.

Había una vez un país que se retorcía como una serpiente, buscando la verdad en los laberintos de lo desconocido. Los habitantes, de miradas inquietas y sonrisas recelosas, vivían bajo el yugo de un presidente cuya existencia parecía dibujada con trazos de alfiler sobre un mapa en blanco. El presidente, Don Ignorante, habitaba un palacio que desafiaba las leyes de la geometría, con paredes de cristal que parecían ocultar más de lo que mostraban.

Las calles del país se enredaban como enredaderas, extendiéndose hasta los confines del olvido. Y en medio de esa maraña, los ciudadanos buscaban desesperadamente la voz que no lograban encontrar. La voz que les permitiese llegar hasta su líder, quien parecía haberse sumergido en un abismo de indiferencia y desdén.

Un día, como si el destino hubiese soplado sobre las páginas de un libro antiguo, apareció en el país un anciano sabio de nombre Maestro Oído. Llevaba consigo un maletín lleno de espejismos y sombras, que a su paso se convertían en el eco de las voces olvidadas. Maestro Oído comenzó a recorrer las calles del país, escuchando las historias y lamentos de los ciudadanos.

Las calles del país se enredaban como enredaderas, extendiéndose hasta los confines del olvido. Y en medio de esa maraña, los ciudadanos buscaban desesperadamente la voz que no lograban encontrar. La voz que les permitiese llegar hasta su líder, quien parecía haberse sumergido en un abismo de indiferencia y desdén.

DAVINATOR

Al llegar al palacio de cristal, Maestro Oído se enfrentó a Don Ignorante, en un encuentro que se asemejaba a un duelo de titanes. El anciano le advirtió al presidente que solo escuchando a su pueblo podría evitar la caída al averno que acechaba a su país. Pero Don Ignorante, encerrado en la fortaleza de su ego, lo despidió con una carcajada que resonó como el canto de un pájaro de mal agüero.

Maestro Oído, sin desfallecer, regresó a las calles enmarañadas y enseñó a los ciudadanos a hacerse escuchar, a transformar sus susurros en un coro atronador que atravesara los muros del palacio. Y así, el país dejó de retorcerse como una serpiente y comenzó a desplegarse como un ave fénix, emergiendo de las cenizas de la desesperanza.

En las siguientes elecciones, un líder dispuesto a escuchar fue elegido, y Don Ignorante, condenado al exilio, desapareció como un fantasma entre las brumas de la historia.

C

Davinator The Unruly: Órale, güey! ¿Quieres conocer al artista más irreverente, inteligente, preciso y chistoso de la escena actual? Pues chido que estás aquí, porque te voy a presentar a un vato que es como un peda bien rifada, pero sin la cruda del día siguiente. Con su lengua bien afilada y su ingenio bien perrón, este artista te va a dejar con el hocico abierto, sorprendido y cagándote de la risa. Este carnal no sigue las reglas, no le tiene miedo a ser auténtico y auténticamente cagado. Así que si quieres escuchar algo bien chido y emocionante, algo que te haga sentir vivo, entonces no dudes en darle una oportunidad a este cabrón. ¡Te juro que no te vas a arrepentir, compa!