REPORE CÍNICO

«Repudiamos a los farsantes que se autonombran críticos literarios»

Letra bastarda es la compilación de artículos de opinión publicados en la sección de arte de El Diario NTR de Guadalajara, entre 2015 y 2019, escritos por el corrector y editor Felipe Ponce, quien fundó y codirige las editoriales Arlequín y Página Seis, de hecho es ahí mismo donde se publica este libro de portada verde «Pegajoso».

Por Redacción Cínica

Letra bastarda es la compilación de artículos de opinión publicados en la sección de arte de El Diario NTR de Guadalajara, entre 2015 y 2019, escritos por el corrector y editor Felipe Ponce, quien fundó y codirige las editoriales Arlequín y Página Seis, de hecho es ahí mismo donde se publica este libro de portada verde «Pegajoso».

En este libro el profesor de asignaturas de corrección y diseño editorial en el Departamento de Letras de la Universidad de Guadalajara y en la Escuela de Edición de Lima, Perú, comparte las experiencias personales y profesionales, desde sus primeros encuentros con la literatura, los hallazgos y las desventuras en su formación y el establecimiento de Arlequín, una de las editoriales independientes tapatías, fundada en 1994.

«En esta colección», advierten los de la editorial, «las reflexiones tienen matices críticos, pesimistas o nostálgicos, a veces traslucen ironía o sarcasmo, pero siempre resultan perspicaces y entretenidas. En conjunto, conforman una visión no complaciente sobre el campo editorial contemporáneo de Guadalajara, la ciudad que alberga la feria del libro más relevante en lengua española, nombrada en 2022 como capital mundial del libro».

De hecho lo que presentamos aquí son dos entregas que se encuentran en Letra bastarda, en las que el también colaborador, desde 2020, en el área editorial del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco, muestra su punto crítico respecto al mal-trato que reciben las editoriales independientes frente a las trasnacionales, en las librerías como el Fondo de Cultura Económica.

Letra bastarda se presenta el próximo 1 de junio, en Guadalajara, a las 18:00 horas, en la enorme Librería Carlos Fuentes, en la que participan la estudiante de literatura, Sheila S. Ramos, y el periodista Jonathan Lomelí, Jefe de Información del mismo NTR Guadalajara.

Del mismo modo en que repudiamos a los farsantes que se autonombran «críticos literarios», enquistados en medios públicos y obsesos por repartir halagos a los productos editoriales de las trasnacionales (cuyas oficinas de prensa atiborran con cientos de novedades a esos inefables sepulcros blanqueados que nunca leen ni por error y al cabo emiten sus comentarios como estentóreos eructos), despreciamos a aquellos libreros de doble moral que, en apariencia, abren las puertas a los independientes en aras de una supuesta diversidad, pero en realidad están comprometidos solo con los intereses de la edición trasnacional, que nos trae a todos renovadas cuentas de vidrio y bisutería diversa.

FELIPE PONCE

La silla es mía y no puedo sentarme (1)

Solemos estar satisfechos con aquellas entidades que, en apariencia, hacen su trabajo bien y que, además, gozan de prestigio y reconocimiento. Nos acostumbramos a ellas, poco les cuestionamos o regateamos. Pasan los años y siguen allí, sus formas no cambian nada, y esas instituciones (¡cómo se ha vuelto peyorativa esa palabra!) continúan con procesos inamovibles, formatos inaccesibles, métodos
infalibles… Y todo es costumbre: una anomalía en el paisaje, porque es lo que hay.

Hace poco leí un texto de Jorge Fondebrider que me abrió los ojos acerca de un elefante blanco que tiene librerías. Es de mucha reputación y vive en casa. El elefante no tiene un dueño, es de todos, pero está amaestrado para jugar solo con sus propios juguetes y con los de los vecinos ricos, que imponen a gran precio. Y los editores mexicanos en pequeño, que también tienen juguetes y que, además, son en parte dueños del elefante, están excluidos, y cuando se les da un pequeño permiso para mostrar sus juguetes, es por poco tiempo y a regañadientes. El elefante caprichoso se llama Fondo de Cultura Económica (fce).

¡Qué batalla para que los libros de las editoriales independientes estén en sus librerías! En Guadalajara es necesario organizar una presentación que obliga a generar un pedido y poder, así, vender al momento. De otro modo, los encargados siempre están en inventario o haciendo devoluciones y no pueden atender previas solicitudes…. Los libros que una vez entraron podrían permanecer meses sin
encontrar su sitio o quedarse en almacén, y se acabó. En contraste, trasnacionales como Penguin Random House y Planeta son omnipresentes, con mesas y en novedades.

Las estanterías nos muestran con claridad la situación desventajosa donde dominan las reservaciones y los guetos. El primer orden es la reservación del propio fce, que, a mi parecer, debería estar exhibido donde corresponda según sus temáticas, con los demás libros de todas las editoriales. El segundo orden es el de los guetos de las trasnacionales, que en parcelas de sus propios sellos editoriales ocupan mesas de tiempo indefinido. Y los editores nacionales independientes, con más de cien sellos y miles de títulos, no están allí ni en su mínima representación.

Para el fce el emprendedor nacional vale menos que cualquier subproducto trasnacional.

9 de abril de 2018

La silla es mía y no puedo sentarme (2)

En la columna anterior me referí a algunas prácticas anómalas de las librerías de Fondo de Cultura Económica, la empresa editorial estatal de mayor prestigio —que, paradójicamente, se autonombra Grupo Fondo, como la trasnacionales—, cuya naturaleza parece no representar un problema para nadie, porque todos parecieran encantados con la larga y, sin duda excepcional, existencia, el gran catálogo y la red de librerías, por lo cual exigir es como desagradecer… Pero no perdamos de vista que, en principio, el fce se debe a los ciudadanos y debe hacer alianza con los profesionales del libro mexicanos, aun los pequeños y los que comienzan, y no darles la espalda, como es notorio al entrar a cualquiera de sus librerías y ver las mesas y los estantes colmados de obras de los grupos trasnacionales.

Es cierto que durante siete ocasiones el fce atendió a los editores independientes prestando las instalaciones de la Rosario Castellanos, sus almacenes, sus sistemas de cobro y facturación, su vigilancia, durante un mes cada año, para la celebración de la Feria del Libro Independiente,
organizada por la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes (aemi). Vista a la distancia, esa colaboración no significó conocimiento ni compresión de los catálogos de un centenar de editores que, al cabo de los treinta días, recogían las devoluciones como una versión cultureta del affaire Fox-Castro: exhibes y te vas. Por eso subrayé la palabra prestando, porque había un cobro por porcentaje de venta, es decir, un pago, y después una falta de compromiso de nuestra gran empresa cultural y paraestatal.

Esta semana en la Joseluisa estaban impresos en un cartelón algunos porcentajes de descuento: los del propio fce no rebasaban el 30 por ciento, y los de otras editoriales mexicanas llegaban al 50 por ciento. Al preguntar al dependiente si los descuentos del fce alguna vez llegaban al 50 por ciento como los otros, lo negó. Imaginen el porcentaje que el fce solicita al editor que quiere distribuir con él: ¿60 por ciento, 65 por ciento?… ¿Serán justas estas prácticas siendo que el fce está subsidiado? ¿Por qué debe el fce tener políticas comerciales agresivas como las de un particular?

El fce debería aliarse con los editores pequeños, distribuyéndolos en los mismos términos que a los trasnacionales que, en realidad, son los que no deberían estar.

16 de abril de 2018

Arequipa-GDL, líneas y puntos

Está en Guadalajara el editor arequipeño José Córdova, director de los sellos Cascahuesos y Surnumérica. La razón central de su viaje a México es la recepción del Premio Lipp 2018 por la novela El día en que me faltes del ecuatoriano Ernesto Carrión, el próximo jueves 16 de agosto en el excepcional restaurante Lipp La Brasserie de la colonia Polanco. Desde que Córdova confirmó el viaje a nuestro
país, expresó el deseo de tomarse unos días para visitarnos en Guadalajara, porque, además de la correspondencia de nuestro oficio como editores independientes, gozábamos de una coincidencia mayor: en 2017 habíamos publicado casi a la par Nadie nos mira, la mítica novela del poeta y narrador portugués José Luís Peixoto, y ese hecho establecía, naturalmente, líneas de complicidad.

Las líneas empezaron a ser más nítidas cuando comenzamos a hablar de nuestro devenir como editores y, sobre todo, desde el punto en que veíamos las cosas, un punto móvil y marginal respecto al centro —digamos Lima o la Ciudad de México—, que tamiza y reconduce la mayoría de nuestras decisiones, con la certeza de que ser editores excéntricos es más una ventaja que una calamidad para
cualquiera que vea con suspicacia los modos en que opera el imperceptible condicionamiento cultural.

Del mismo modo en que repudiamos a los farsantes que se autonombran «críticos literarios», enquistados en medios públicos y obsesos por repartir halagos a los productos editoriales de las trasnacionales (cuyas oficinas de prensa atiborran con cientos de novedades a esos inefables sepulcros blanqueados que nunca leen ni por error y al cabo emiten sus comentarios como estentóreos eructos), despreciamos a aquellos libreros de doble moral que, en apariencia, abren las puertas a los independientes en aras de una supuesta diversidad, pero en realidad están comprometidos solo con los intereses de la edición trasnacional, que nos trae a todos renovadas cuentas de vidrio y bisutería diversa.

Al final, la andadura editorial es el montaje de un banquete, como el del Lipp al que asistirá José Córdova en esta semana, donde no se trata de recoger las migas que caen de las mesas puestas en las capitales o por los otros actores del libro, sino de hacer el convite a nuestro modo, con nuestros manjares, con mucha dignidad y orgullo.

13 de agosto de 2018

C

*Con información de editorial Arlequín