CINISMO
Aventuras del genocidio cultural de ayer y hoy
«Se necesita ser muy torpe para hacer una película de espectáculo y entretenimiento sin espectáculo ni entretenimiento. Pero Zach Snyder lo logra con creces», afirma el autor de esta crítica sobre el filme Batman vs Superman: El origen de la justicia.
Por Jorge Grajales

Llegué a la sala de cine donde se proyectaba Batman vs Superman: El origen de la justicia y las luces ya estaban apagadas. La pantalla presentaba el ya clásico desfile de anuncios interminables. Tras casi 20 minutos de espera por fin aparecen los créditos iniciales, la algarabía del público de repente se torna en completo silencio. La expectante emoción se nota palpable.
Al cabo de un rato de haber comenzado la película, me doy cuenta de la posibilidad de haberme equivocado de sala. ¿Era Dioses de Egipto, Un hombre irracional o La Resurrección de Cristo lo que estaba viendo? La constante alusión a dioses en medio de un aluvión de parcas y penosas imágenes por computadora —en donde hay cabida hasta para lluvia digital ¡lluvia digital!—, me hizo pensar en la primera película.
Lo irracional del comportamiento de todos los personajes me hizo pensar que veía no Un hombre irracional sino Un superhombre irracional, más la constante, machacante y exasperante referencia religiosa —hecha con toda la sutileza de un toro loco suelto en cristalería fina— prácticamente me confirmaba que esto era La Resurrección de Cristo o una película de Paco del Toro, sobre todo por la torpeza narrativa. Una torpeza supina que confunde el simbolismo y el subtexto con la cansina exposición exhibicionista una y otra vez a manera de trama.
Se necesita ser muy torpe para hacer una película de espectáculo y entretenimiento sin espectáculo ni entretenimiento. Pero Zach Snyder lo logra con creces. Si algo se salva para mí de este triste taquillazo mal manufacturado es sin duda la actuación de Ben Affleck como el Batman y Bruce Wayne definitivo. Salvado de los raspones sale también Jeremy Irons como Alfred.
Emocionante sería el momento donde aparece La Mujer Maravilla, de no haber sido arruinado en los avances. De hecho toda la película prácticamente ya había sido contada en ellos. El mayor pecado de esta ruidosa alegoría religiosa es quererla vender como un bote de rico, sabroso y delicioso helado, cuando lo que tiene adentro son frijoles (acedos además).
Lo que hace Marvel en sus películas en las escenas post-créditos, Warner lo convierte en un lastimero espectáculo de dos horas y media. Un ejercicio fílmico que refleja de manera perfecta la impaciencia de los tiempos que vivimos
Al terminar la película, en la sala imperó el silencio. Ese silencio de pasmosa desilusión. Fue entonces que me di cuenta que no había visto ninguna película y que en realidad los anuncios comerciales no habían terminado. Este es un gigantesco, descarado y desalmado comercial, un aburrido avance extendido, para la liga de la justicia.
Lo que hace Marvel en sus películas, en las escenas post-créditos, Warner lo convierte en un lastimero espectáculo de dos horas y media. Un ejercicio fílmico que refleja de manera perfecta la impaciencia de los tiempos que vivimos: Los eventos en la trama no ocurren de manera progresiva, lógica ni orgánica, suceden para avanzar la historia como un videojuego, para llegar al jefe final. Pero un videojuego de los malos.
¿Para qué tomarse el tiempo de contar una historia? ¿Para qué pasar tantos años en presentar a estos personajes de manera que el público se vaya interesando por ellos, que invierta emocionalmente, si podemos meterlos todos de jalón sin ton ni son?
Sony hizo algo muy similar con la secuela de El asombroso Hombre Araña y ya vimos en qué terminó todo. Y en esta impaciencia por ser la siguiente gran franquicia, el siguiente gran universo interconectado en cine se olvidan las tres grandes reglas de la industria del cine comercial: Entretenimiento, entretenimiento, entretenimiento.
¡Perdónenlos, no saben lo que hacen! ©
Nota bene: ¿Batman vs Superman: el amanecer de la justicia? ¡Bah, pamplinas! ¡Mejor El Ratón Crispín vs Batman vs Supermán: El (Luis de) Alba de la justicia!
O mejor vean, la parodia porno de este bodrio fílmico irracional…
Jorge Grajales, investigador de cine, experto en cultura popular asiática y programador del Maratón de Cine Nocturno en el Centro Cultural José Martí, en la Ciudad de México.

¿Quieres conocer más sobre Jorge Grajales? Mira el siguiente cortometraje realizado por Gabriela Ivette Sandoval.