Carta a Madame Pasture en un martes brillante

El investigador, guionista y director de cine Adrián González Camargo, encontró este intercambio epistolar entre el maestro Jerome Williams y su amada Madame Pasture. Aquí la traducción realizada, del francés al español, por ese artista de la luz y las tinieblas pictográficas. Los Cínicos agradecemos la exclusiva de este hallazgo.

Por Jerome Williams

Apreciable Madame Pasture:

Un emisario de ojos saltones y escaso cabello ha depositado en mi mano un mensaje escrito de su puño y letra. En éste, Usted se disculpa por no haber podido atender mi invitación a salir a cabalgar juntos la mañana del martes. En mi invitación, yo había sugerido que cabalgáramos a las orillas del río Exe, tal vez pudiéramos desmontar cerca de un abedul. Podríamos ver las libélulas recostados en el pasto y escuchar la aproximación de la lluvia como marinos en un barco que nos llevara a otros océanos de alegría y añoranza de una vida que está por iniciar.

Yo creía, Madame Pasture, que sus ojos eran los de una dama que esconde su belleza tras las velas de su habitación, confundidos con la madera y seguramente bajo la luz de la luna serían tan hermosos como uno de los cuadros que pintó Phillip Worsnop en su momento más álgido.

Ese martes, después de nuestra cabalgata, sería la más hermosa de nuestras tardes, acariciando nuestros paladares con uvas importadas de Cognac, partiendo el queso que ha traído mi madre de Parma, recordando las hazañas de la última carrera de regatas. Riéndonos de cómo Oxford venció a los jóvenes de York. Empero, esta memorable cita que cambiaría nuestras vidas, fue empañada por el mensaje enviado por su emisario de ojos saltones y escaso cabello.

La carta decía:

Estimado Jerome:

Un imprevisto me impide acompañarlo a nuestra cita. Espero que disfrute de la campiña.

Sinceramente, Anne Pasture.

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No puedo describir en cuántos pedazos minúsculos se convirtió su carta. Sí puedo describir que el olor a papel incinerado me hizo soñar, por un momento, cómo olería su hermoso cabello rubio al acercarse al fuego. ¿Cómo puedo narrar, Madame Pasture, las imágenes que vinieron a mi mente, cuando recibí su carta?

Los cuadros de Goya habrían palidecido. El detalle de su carne desprendiéndose, la oscuridad de su cabello vuelto cenizas, el mar Negro que cubriría la mitad de su pálida cara. ¿Cómo puedo resumir, Madame Pasture, la alegría de verla -en mi imaginación- caer del caballo, gritar por ayuda y yo seguir cabalgando, esperando a que la lluvia la cubriera y su pecho se llenara de pulmonía; no dar aviso en casa de vuestra familia para que al fin, cielo y tierra terminaran con la vida de una arpía como Usted? ¿Qué puedo decir de mi regocijo, sentir los vellos de mis brazos erguirse y una sonrisa dibujarse en mi cara cuando las lágrimas llenaran sus resplandecientes ojos como se llena un vaso de agua por la mañana?

Es inútil. Quisiera escribirle deseándole un martes brillante, que su imprevisto sea acompañado de una resolución favorable y que encontremos un mejor día para admirar los cielos de Devon. Sin embargo, lo que más le deseo Madame Pasture, es todo lo contrario. Deseo que el dolor de todos los hombres y mujeres del mundo la acompañen por el resto de sus días, mientras yo cabalgo a las orillas del río Exe, respirando el aire fresco y puro sin Usted, que nunca lo fue.

Sinceramente,

Jerome Williams 

©

N. B.  La carta se ilustró con obra pictórica de Gustave Caillebotte, que a Jerome gustaba tanto, advierte el traductor  Adrián González Camargo.

Adrián G. Camargo
Maestro G. Camargo.

Adrián González Camargo, realizador cinematográfico, escritor, traductor y locutor de radio (además de ser el primo lejano, pero muy lejano —y genial—, de Alejandro G. Iñárritu).

@wordsandreams