EL REPORTERO INCREÍBLE
Crónica de una noche con Frank en el FICUNAM
A Frank Zappa no le importaba ser recordado, pero a pesar de eso seguimos recordando a este genio de la música, que de igual forma tocaba la guitarra, que la batería —de una forma realmente extraordinaria— que la bicicleta, tal como logramos apreciar en su aparición en el programa de The Steve Allen Show, en 1963, la cual forma parte del documental Eat That Question: Frank Zappa in His Own Words (Alemania, 2016), proyectado el pasado jueves, 23 de febrero, en el FICUNAM. Aquí una crónica.
Por Maicol

Eran alrededor de las siete de la noche en las conocidas islas de Ciudad Universitaria (CU), al sur de la Ciudad de México, en donde se proyectaría en momentos el documental Eat That Question: Frank Zappa in His Own Words (Alemania, 2016), dirigido por Thorsten Schütte, acerca de la vida de ese extraordinario músico estadounidense. Había un magnífico escenario, en los jardines de CU, frente a la torre II de Rectoría, el ambiente era totalmente juvenil.
No faltó el olor a hierva quemada por algunos de los presentes. Antes de dar inicio repartieron unos antifaces con el rostro del mismísimo Frank. Su imagen nos unía a todos porque ahora todos somos Zappa. Una chica a mi lado se sorprendió cuando los fotógrafos, que cubrían la proyección al aire libre, comenzaron a tomarle fotos con el póster de Zappa. A ella le dio risa y con gusto posó aunque se sintió incómoda, me comentó al final. Confieso que yo también terminé tomándole una foto con la cara de Zappa.
Recuerdo mi primer acercamiento a sus melodías. Fue a través de mi hermano mayor y su melomanía. En esa ocasión me sorprendió la voz en español diciendo: “¡Tu carnal ese!”, en la canción «White port lemon juice (WPLJ)». Yo tenia diez años, suficiente edad para sacarme de onda con su estilo, pero la persistencia de mi hermano para disfrutarla sirvió para hacerme un fan, aunque eso me haya costado que mi disco del grupo AC/DC se fuera a la basura —larga historia que algún día contaré.
No falto el olor a hierva quemada por algunos de los presentes. Antes de dar inicio repartieron unos antifaces con el rostro del mismísimo Frank. Su imagen nos unía a todos porque ahora todos somos Zappa.
Frank Zappa en sus propias palabras, es documental de una hora y media, presenta imágenes de archivo —principalmente para televisión— de entrevistas o noticias que construye una retrospectiva que nos remonta a aquellos años. Imágenes bien construidas, sin tener una secuencia específica. Vemos su última entrevista antes de su muerte sucedida en 1993, y una en la que le indican el guión y le piden que lo repita (se nota que no le parece mucho). Es interesante ver la reacción de Zappa ante el presentador.
Aparecen fragmentos de conciertos en los que él y sus músicos en el escenario tocan canciones como «Bobby Brown», «Titties and beer», entre otras que se acercan más al trabajo que realizaba, que según sus propias palabras: “escribir no es trabajar”, ya que los compositores no se ganan la vida con este oficio. Incluso le llegan a preguntar: cuánto va a recibir por uno de sus álbumes y contesta que ninguna ganancia. “La gente no sabe lo que hago, soy muy famoso pero no saben de mi música, la gente no está acostumbrada a la excelencia”, responde a la pregunta sobre su éxito comercial y su gran audiencia. Más adelante expresa que él hace la música por la música.
A Zappa no le importaba ser recordado, a pesar de eso lo seguimos recordando a este genio de la música, que de igual forma tocaba la guitarra, que la batería —de una forma realmente genial— que la bicicleta, como logramos apreciar en su aparición en el programa de The Steve Allen Show, en 1963. ©

Maicol es un curioso millonario amante de la cultura, que por años ha viajado en su auto increíble a distintos escenarios para contarnos lo que ve y con quién conversa. Maicol, el Reportero Increíble, es un seductor con las actrices e implacable con los directores de cine. Suele dar sus reportes en Los Cínicos de Uni Radio del 99.7 FM.