CONVERSATORIO
Una charla entre los editores de la revista Revés y Los Cínicos
¿Ha cambiado mucho la realidad del cine mexicano en los últimos años? ¿Sigue cruzazuleando nuestro cine con su público en su día? Aquí un conversatorio —como ahora le llaman a una charla entre amigos periodistas— sobre el cine mexicano en el Día Nacional del Cine Mexicano entre dos editores cínicos.
Por José Antonio Monterrosas Figueiras y Francisco Valenzuela
¿El cine y las telenovelas que nos merecemos?


El 8 de marzo de 2015, el día en que se entregó el Anuario del Cine Mexicano a la prensa reunida en Guadalajara por su festival de cine, también se celebró una de las fiestas televisivas del México aspiracional en el que vivimos y que nos puede dar una pista de en dónde se encuentra la verdadera industria de los audiovisuales: el Premio TVyNovelas, una ceremonia que intenta ser glamorosa como el Óscar. Ahí se premian las mejores telenovelas del Canal de las Estrellas de la televisión abierta. El comediante Adrián Uribe hizo sus malos chistes de siempre y en algún momento avisó: “Por cierto, Iñárritu, ya estoy libre, ya me soltó Juan Osorio”.
Juan Osorio fue el ganador en la categoría de Mejor Telenovela con una donde actúa Silvia Navarro, quien interpretó a una mujer a la que le secuestran a sus hijos en «La dictadura perfecta», aunque no fue nominada a Mejor Actriz. «Te doy mi corazón» fue la ganadora en esta premiación. Al comentarlo con un periodista en los pasillos de la Expo éste se indigna porque veo “eso”. Si de algo adolece el cine mexicano, contesto, es de que no tiene espacios donde pueda verse, y por lo mismo no tiene espectadores; la telenovela sí y gran parte de los mexicanos se sienten identificados y se entretienen con esas producciones; nos gusten o no, éstas muestran parte del México priista, guadalupano y pambolero que somos.

Un amigo cineasta tapatío me confió hace unos años que le gustaría que Adrián Uribe actuara en una de sus películas con un papel serio. Me sorprendió lo que me dijo entonces, pero años después, cuando nos enteramos de que la película más taquillera de toda la historia del cine mexicano es «No se aceptan devoluciones», actuada y dirigida por otro cómico mundialista y televisivo, Eugenio Derbez, y que la película más vista en televisión durante 2014 es, como ya se dijo, «La misma luna» —donde actúa ese mismo cómico al lado de «La reina de sur», Kate del Castillo, quien con esa telenovela estadounidense ganó Mejor Actriz en el premio TVyNovelas hace un par de años— podemos inferir que alcanzar el éxito taquillero no tiene que ver necesariamente con el talento de sus oficios, sino con el nivel de exposición televisiva y el aparato mercadológico con que se cuente; caso concreto el de «Nosotros los Nobles», de Gary Alazraki, otro filme muy exitoso.
Un día después de la premiación del TVyNovelas y de la entrega del Anuario Estadístico del Cine Mexicano leí en la nota del reportero de El Universal César Huerta. Dice ese prócer del periodismo de cine en México (pónganse serios): “El cine mexicano está para reír” que “La risa vende. De las 30 cintas mexicanas más taquilleras en la última década, 20 son comedias o de humor negro, sumando más de 60 millones de boletos vendidos, arriba del 50% de asistencia total en ese periodo”. Los datos que cita de los reportes de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma muestran, según Huerta, que cinco de cada diez personas que ven filmes nacionales optan por comedias mexicanas y del extranjero eligen las de acción.
A propósito, el comediante Jorge Ortiz de Pinedo desde entonces amenazaba con que su productora entraría al mundo del cine para el 2016. Tal como lo expresó el actor Jorge Salinas en la ceremonia del TVyNovelas: “México tiene la televisión que merece, el gobierno que merece, la educación y los maestros que merecemos”. También los actores y actrices que merecemos, le faltó decir.
Una pista de en dónde se encuentra la verdadera industria de los audiovisuales: el Premio TVyNovelas, una ceremonia que intenta ser glamorosa como el Óscar. Ahí se premian las mejores telenovelas del Canal de las Estrellas de la televisión abierta. El comediante Adrián Uribe hizo sus malos chistes de siempre y en algún momento avisó: “Por cierto, Iñárritu, ya estoy libre, ya me soltó Juan Osorio”.
A Víctor Ugalde le preocupa que no exista una política para que “en toda la república podamos hacer cine y que este cine se vea”. Dice que Eugenio Derbez “siempre fue un luchón por el cine […] Derbez tiene ángel, es un tipo profesional, tiene trayectoria de nivel, la gente sabe quién es. Entonces cuando lo incluyes en una película, de entrada ya tienes foco de atención. En «La misma luna» era una participación chiquita, en «No eres tú soy yo» una parte más grande, por fin en «No se aceptan devoluciones» le salió todo, pero es un trabajo de veinte años”.

Esta vez Ugalde no fue invitado a la presentación del Anuario —como hace dos años—, del que dice: “Tienes que leerlo, tienes que comparar. Yo ya me quejaba que del 2013 y 2014 eliminaron algo que es fundamental para los cineastas: el informe de la inversión pública en el cine. En el 2012, último año de Marina [Stavenhagen] salió una gráfica que decía: Fondos, tanto. Dinero a la coproducción, tanto. Dinero a la producción de largometrajes, tanto. Gasto burocrático, tanto. Eso es transparencia. Eso es que el ciudadano sabe cuánto dinero había que ir para solicitar y ya en el primer año de la nueva administración no apareció, y fue cuando dije: Oigan, esto es fundamental. Es un informe de los recursos públicos. No tiene por qué ocultarse”.
Le pregunto a Ugalde sobre el caso «Birdman»: “Yo lo único que digo es que más por más da más. El país expulsó a nuestros grandes cineastas conocidos en el mundo y lo que pareció un castigo fue un premio. Su talento hizo que estuvieran en los cuernos de la luna y su compromiso con la industria cinematográfica nacional, a pesar de que trabajan en el cine del mundo, es fuertísima. Si cada vez que haya algún lío en México en materia de industria cinematográfica nacional nosotros les hablamos para pedir apoyo y nunca se han rajado. Entonces que sigan triunfando en la vida, hay mucha gente en diferentes industrias que dicen qué bueno que los mexicanos hacen muy buen cine, lo cual es cierto; él es mexicano, los tres son mexicanos y hacen muy buen cine y cuando se necesita luchar por el cine mexicano siempre han venido. Qué bueno que le va bien a Alejandro, porque es parte de su talento, y del Chivo; los planos secuencia son muy buenos. Es una película norteamericana pero el talento fue formado en México, y nosotros los expulsamos ante la falta de oportunidades”. [1]
Feliz día, amado y odiado cine mexicano


El cine mexicano de estos días es, por decir lo menos, sui géneris. Hay quienes dicen que no se le apoya como es debido, y otros creen que el gobierno gasta demasiado en películas que no pasan de ser exhibidas en unos cuantos festivales.
Algunas denuncian censura, pero el mismo Felipe Calderón no tuvo problemas para que se produjera y distribuyera con dinero del Estado El Infierno, la cinta de Luis Estrada que denuncia el nuevo México bárbaro. El mismo director le restregó a EPN la mucho menos afortunada La dictadura perfecta, en la que se insinúa que una poderosa televisión está por encima de todos los poderes gubernamentales.
En este país de socavones, el premio más importante para el cine tiene nombre de detergente y a nadie le importa, ni siquiera a un jurado que en la última edición condecoró a una cinta que hasta la fecha nadie ha visto.
En el México del siglo XXI, las películas nacionales laureadas en Cannes y otros prestigiados festivales fracasan en la taquilla (pregunten a Michel Franco, a Amat Escalante, a Carlos Reygadas o a Fernando Eimbcke) y las cintas que detestan los críticos recuperan lo invertido y hasta ganan mucho dinero (Derbez, Bárbara Mori, Higareda, Alazraki).
En este país de socavones, el premio más importante para el cine tiene nombre de detergente y a nadie le importa, ni siquiera a un jurado que en la última edición condecoró a una cinta que hasta la fecha nadie ha visto.

Sin embargo, y pese a todas las adversidades, aquí estamos viendo películas mexicanas. Algunas mal producidas pero bien interesantes como la punketa Te prometo anarquía; y en el extremo, las mamonas pero con buena manufactura como Nosotros los Nobles.
Aquí seguimos recomendando joyas como La Jaula de Oro y pese a los críticos más afilados confiamos en la chilanga Güeros, en la caótica Tenemos la carne o en cualquier pretensión firmada y filmada por Reygadas. Queremos más documentales como Tempestad, Bellas de Noche o La libertad del diablo, y aunque a veces los odiamos seguiremos yendo a festivales como Morelia, Guadalajara, Guanajuato o Los Cabos.
Dicen que hoy, 15 de agosto, es el Día del Cine Mexicano. Ese que mucha gente odia porque “solo habla de narcos y de violencia”, ese que tantos aman porque es vanguardista y arriesgado. Es lo que hay, y es tan bueno o tan malo como el gusto de cada quién.
©
[1] Fragmento de un texto originalmente publicado en la revista Replicante, el 15 de marzo de 2015, durante la cobertura de la trigésima edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara: http://revistareplicante.com/el-cine-y-las-telenovelas-que-nos-merecemos/
[2] Artículo originalmente publicado en la revista Revés, hace unas horas. http://revesonline.com/2017/08/15/feliz-dia-amado-y-odiado-cine-mexicano/
