A VECES ME DESPRECIO
Los bandoleros gitanos que cerrarán Quimera 2017
El cronista asistirá al cierre del Quimera 2017, este 15 de octubre, en Metepec, no sólo para embriagarse con la música de la banda rumana Taraf de Haïdouks, sino para darle sus últimos trazos al documental, sobre su carrera de periodista de la cultura «Silencios Estereofónicos». ¡Acompáñenlo!
Por Félix Morriña
Conocí la música de Taraf de Haïdouks hace más de tres lustros en las larguísimas parrandas de fin de semana de la clase media ilustrada de la hoy Ciudad de México, en las que durante las madrugadas —con excesos de todo tipo— bailabas a placer canciones de aquella banda del chingonérrimo cantautor Manu Chao, los catalano-franceses de Mano Negra, para luego pasar de facto a las rolas de Emir Kusturica, después las de Goran Bregovic, para finalizar con los bandoleros de Taraf de Haïdouks, porque su música era más ad hoc para terminar el reventón.
Por cierto, han de saber que el nombre del grupo significa “Banda fuera de la ley” o “Bandoleros”, pero musicalmente hablando son lo mejor y más granado de la música gitana de la tradición rumana. Es más, cito al colega periodista Miguel Amorós: “Taraf de Haïdouks son las tradicionales canciones de amor rumanas, las baladas gitanas, las conmovedoras melodías de baile de la vieja escuela, junto con instrumentales con sabor turco; en otras palabras: las clásicas canciones de bodas y funerales de los balcanes”.
Clejani es la comuna de origen de los Taraf de Haïdouks, por lo que la canción de amor en ese lugar es emblemática del grupo y de su terruño. Me refiero a “Clejani Love Song”, cuyo recomendable video de 11 minutos, una bella chica balcánica va al bosque, con una máquina de escribir en brazos, para plasmar una historia de amor con las descripciones propias de un final inesperado, con altas dosis de dramaturgia, poesía para guión de cine, o la historia fatídica de una mujer víctima de la “igualdad”, la imaginación y el poder femenino de la escritura. ¡Así de hermoso!
“Taraf de Haïdouks son las tradicionales canciones de amor rumanas, las baladas gitanas, las conmovedoras melodías de baile de la vieja escuela, junto con instrumentales con sabor turco; en otras palabras: las clásicas canciones de bodas y funerales de los balcanes”.
Ese video me recordó de inmediato la imagen en la que estoy tecleando en la mítica Smith Corona de la casa, una hermosa máquina de escribir negra con letras color oro —que en breve cumplirá 85 años de haber sido construida— y la cual es algo parecida a la que trae la mujer en el video de la mística “Clejani Love Song”. De inmediato volví hacer conexión como si estuviera viviendo de nuevo las imágenes del documental “Silencios Estereofónicos”, de Juan Carlos Quintero, en el que se describe mi trayectoria como periodista cultural, rodado casi en su totalidad en Metepec. De hecho estaremos filmando parte de la presentación de la banda para este documento fílmico que está próximo a terminarse.
Por este grupo han pasado infinidad de músicos, incluso ha habido momentos en los que se han juntado sobre el escenario cerca de 30 músicos. A la clausura del Festival Internacional de Arte y Cultura Quimera 2017, el domingo 15 de octubre a las 8 de la noche, en la Plaza Juárez de Metepec, estado de México, vienen Ilie Giuclea (violín y voz), Paul Giuclea (violín y voz), Constantin Boieru Lautaru (violín y voz), Gheorghe Anghel (violín), Gheorghe Falcaru (flauta y contrabajo), Marin Manole (acordeón) y Ionitsa Manole (acordeón). Tocarán canciones de los materiales Honourable Brigands, Magic Horses and Evil Eye (1994), Gypsy Music from Romania (1994), Dumbala Dumba (1998), Musiques des Tziganes de Roumanie (1998), Band of Gypsies (2001) y del Of Lovers, Gamblers and Parachute Skirts (2014).
No pueden perderse a esta banda formada en 1989 en Rumania, porque además de ser excelsos en la música, son un grupo con personas de 80 años o más, que conviven con jóvenes treintañeros. A parte, los de Taraf de Haïdouks ya hacían música desde la última época del dictador rumano Nicolae Ceausescu, quien presidió la República Socialista de Rumania de 1967 hasta su ejecución en 1989, ya que le hicieron juicio militar a él y a su mujer Elena Ceausescu por genocidio, subversión del Estado mediante acción armada contra el pueblo, o séase matazón, masacre; también los acusaron de destrucción de la economía y del patrimonio nacional y desfalco, en pocas palabras ¡unas fichitas! ¿Qué quiere decir esto? Que esta banda de la vieja guardia comunista rumana merece todos nuestros respetos. Nos vemos el domingo 15 de octubre, en la Plaza Juárez de Metepec, con Taraf de Haïdouks. ©
*Versión cínica de la columna Silencios Estereofónicos de Félix Morriña, publicada en el diario Impulso.

Félix Morriña es periodista y promotor cultural. Columnista en Impulso, Semanario Punto y Revista Ágora. “Este oficio sí es para cínicos”, podría ser el título de su libro de crónicas culturales.