DANDYS Y CÍNICOS

¿Y tú por qué no fuiste al Ariel?

El no asistir a la ceremonia del Ariel número 60, en Bellas Artes, sucedida la noche del martes, 5 de junio me llevó a la inauguración del encuentro Mercado Industria Cine y Audiovisuales (MICA) 2018.

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

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«Ana y Bruno», de Carlos Carrera.

El no asistir a la ceremonia del Ariel número 60, en Bellas Artes, sucedida la noche del martes, 5 de junio —ya saben, no asisto para evitar trámites burocráticos engorrosos para poder cubrirlo, las clases de periodismo por parte de la encargada de prensa de la AMACC y además el que te diga «no puedes pasar porque no traes pulsera y Bellas Artes está saturado»—, me llevó a la inauguración del encuentro Mercado Industria Cine y Audiovisuales (MICA).

Decidí entonces no asistir al Ariel y me largué, como ya dije, a Cineteca para el MICA, que es organizado por el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), el cual duró hasta el sábado, 9 de junio, con una serie de actividades las cuales ya profundizaré en otro texto. Lo importante es que ahí estuvo también Carlos Carrera, el director de cine y animador mexicano, quien fuera, durante el periodo 2010-2012, presidente de la AMACC y galardonado en varias ocasiones con este premio ya mencionado en el párrafo anterior.

«¿Asistirás a la celebración de «lo mejor del cine» en Bellas Artes?», le pregunté y después de un gesto un tanto fome, me dijo que no, que fue invitado como miembro de la Academia, pero que mejor alguien más ocupara su lugar «porque están muy peleados los lugares». Sobran tal vez los motivos para no ir al Ariel, supongo, para Carlos Carrera. La primera es que no compitió en ninguna de las categorías —la de animación de plano ni hubo, salvo para cortometraje pero para largo, no— y la segunda, es que su película de animación «Ana y Bruno», se estaba presentando ese mismo día en Cineteca Nacional, dentro de las actividades del MICA, ¡qué mejor pretexto! 

Esta es la segunda vez que la película de «Ana y Bruno» se exhibió en México, la primera fue en la edición número 15 del Festival Internacional de Cine de Morelia, sucedida el años pasado, esto me lo comenta Carrera un tanto sorprendido, como respuesta a mi pregunta de: ¿cuántas veces se ha proyectado en México «Ana y Bruno?

«Ana y Bruno» se va para agosto

Pero el MICA no sólo comenzó prácticamente con Carlos Carrera, sino con la presencia previa de la plana mayor de los burócratas culturales y el cine en México: Alejandro Pelayo, director de Cineteca; María Cristina García Cepeda, Secretaria de Cultura Federal, el mismo director del IMCINE, Jorge Sánchez, y Yissel Ibarra, Directora de MICA, así como representantes del país invitado Canadá.

Algunos retrasos y micrófonos que no se escuchaban bien fueron parte del primer día de actividades del MICA. También hubo risas y aplausos a Carrera por su película. Pablo Baksht, su productor, quien conoció al director en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) hace muchos años, explicó por qué tardaron diez años en filmar esta animación sobre una niña llamada Ana que va de viaje con sus papás y luego nos damos cuenta que prácticamente la historia es sobre una niña aprendiz de fantasma.

Fueron desde el desarrollo de la historia, el financiamiento, la promoción y la caída de algunos inversionistas grandes que los llevaron a tener que parar para por fin, a escasos dos meses, la animación que se llamaría  «Ana» y ya luego por cuestiones de mercado le agregaron el nombre de un monstruito involucrado en esa historia, llamado Bruno, el cual, aclara Pablo, fue el único personaje que no diseñó Carlos Carrera,  pero que curiosamente tiene un parecido al director de cine, con ojos saltones y sonrisa traviesa.

Así que después de ver perder a la Selección Mexicana en el Mundial de Rusia y al priista José Antonio Meade, «Ana y Bruno» estará en los cine mexicanos.

Nuestro país pues, no se acabará el 2 de julio, pues hay película de niños muertos que ven gente viva para agosto 2018.

Todo es culpa de «Coco»

Coco

Al terminar la charla de Pablo y Carlos sobre «Ana y Bruno», quienes exhortaron —más Pablo que Carlos— a que salgan a ver su película, ya que para recuperar la inversión requieren, por lo menos, diez millones de espectadores, hubo una serie de preguntas y comentarios de un nutrido público entusiasmado por el filme.

Fueron desde las palabras del primer director de animación en México, Fernando Ruiz, con «Los tres reyes magos», de 1976, —quien se aderezó que también fue el primero de América Latina y que no era el padre de la animación en México, como muchos lo llaman, sino el abuelo—, hasta las del joven animador que les dijo que esta película se parece mucho a lo que hace Pixar, asunto en el que Pablo Baksht no estuvo muy de acuerdo, aunque sí reconoció que los dibujos de Carrera no son las más accesibles para los niños y que en ésta ocasión, sí los ajustaron un poco para que no fueran tan radicales como el mismo director de «El Héroe», corto con el que ganó en Cannes en 1994, asumió, luego de subrayar que para el chico que les preguntaba sobre «Ana y Bruno», este filme es igualito a lo que hace Pixar.

Casi al final, una chica preguntó algo lógico y hasta cierto punto redundante: «¿por qué fomentar la creación de animación en México?» Carlos Carrera respondió en un tono más contundente que: «para que México decida que vemos, …Estamos en un lugar muy complicado en donde se hacen muchos remakes, de repente el IMCINE le está coproduciendo una película a Sony Pictures de hace 40 años.»

Al escucharlo, no pude dejar de pensar en un episodio sucedido en noviembre del año pasado, precisamente en Cineteca Nacional, cuando se estrenó «Coco» en ese recinto a la par que en los cientos de salas comerciales del país, recordé que Carrera por esos días me dijo, afuera del Museo Tamayo, que no se había estrenado su película porque estaba frente al estreno de «Coco». Pensé, ni proyectarse en Cineteca.

Lo curioso es que Cineteca abrió una galería para mostrar «El arte de Coco», paradójicamente,  «Ana y Bruno», que se presenta al público, como ya dije, el próximo mes de agosto, este espacio dedicado al «cine de calidad» no tiene un sólo espacio para exhibir «El arte de Ana y Bruno”, que es la película de animación en México más ambiciosa de este país hasta el momento y que tendrá un espacio en la plaza comercial Reforma 222.

El Ariel en la Cineteca Nacional después de «Ana y Bruno»

Ariel
Amat Escalante, mejor dirección en el Ariel 60.

Al final de la entrevista con Carlos Carrera, después de la proyección de su filme, le pregunto si irá al Ariel —son alrededor de las seis de la tarde— y con un gesto me dice todo.

Pero bueno, Carlos Carrera seguro volverá triunfal a la ceremonia del Ariel para el 2019, ya que él tiene un par de años que no va y qué mejor pretexto que el MICA para ni pararse por Bellas Artes en esta ocasión en la que sí estuvo invitado.

Además, Cineteca Nacional puso una sala para poder ver —con palomitas y refresco de cortesía—la 60 edición de Ariel, bueno, desconozco si el creador  de esta película que tiene a patrocinadores como Liverpool y Banco Santander, decidió quedarse a ver la entrega de estos premios a “lo mejor de cine mexicano” o si se fue, pero dicho sea de paso, un servidor que el año anterior fue rechazado de la puerta del Palacio de Bellas Artes por la encargada de la prensa por no cumplir con los trámites  (Ver nota: Crónica tormentosa del Ariel).

Debo agregar que había prometido ir este año y ser el primero en registrarme pero fracasé, mejor opté por verlos desde una cómoda butaca con palomitas y refresco incluido y a lado del veterano periodista cultural, amigo desde más de quince años, Leopoldo Soto, quien quedó muy contengo de que la película de Ernesto Contreras —director de la AMACC— ganara a mejor película y otras categorías.

Mica

Sólo puedo agregar, como lo dije en Facebook, que bien por Amat Escalante y su «Región salvaje», que para mí no sólo debería de haber ganado la mejor dirección sino la mejor película, no así la de «Sueño en otro idioma» de Ernesto Contreras, que mientras la primera es un videohome exquisito y un homenaje a la telenovela Rosa Salvaje, la otra es una versión muy cuidada con influencias de la otra rosa pero de Guadalupe o algo así como Sueño en idioma chilaquil de lo rural en México.

Me quedo con las palabras del irónico Escalante de que en México estamos enfermos y ojalá pronto nos curemos y del chiste del comandante Gael García antes de entregar el premio a mejor documental —ya muy anunciado a Everardo González por su «Libertad de Diablo», que más bien lo merecía Francisco Urrusti con su documental sobre el exilio español en México— de que ahora no venía a cantar «Recuérdame» de la película que hizo llorar a chicos y grandes.

Oscar
Recordando el Oscar 90.

Bueno, me consuela saber que al maestro Guillermo Sheridan tampoco le gustó la historia de la Tía Rosa en Cocolandia, México, en la que yo la verdad me quedé dormido, que ya no supe si era una pesadilla fosforescente o la historia de la dura realidad mexicana

Y como me comentó una experta en cine respecto a Tony Khun, que ganó un Ariel de Oro «Fue el único que ganó por mérito propio, todo los demás sí huele a la mafia del poder».  Estoy de acuerdo con ella. ©